viernes, 31 de mayo de 2013

Desvelando el tabú del sexo

¿Alguna vez has estado en el baño de una escuela? ¿No te has preguntado por qué las paredes están llenas de dibujos sexuales y frases obscenas? ¿Te has preguntado alguna vez porqué en nuestra sociedad hay tantas personas promiscuas y adictas a la pornografía? El principal responsable de todas estas perversiones sexuales es la religión. Desde que inventaron el “pecado original”, nos han hecho creer que todo el que ha nacido producto de la unión sexual entre un hombre y una mujer es un pecador por naturaleza. Jesús, es considerado el Hijo de Dios porque supuestamente nació sin necesidad alguna de sexo, eso lo diferencia del resto de la humanidad --según la iglesia-- nacida del pecado.

El "pecado original".
¿Por qué la religión aborrece al sexo? Detrás de esto hay un odio y un rechazo a nuestro propio cuerpo, considerando “la carne” como un objeto de pecado. El odio hacía nuestro propio cuerpo se proyecta luego en odio a los demás, sumando los millones de personas reprimidas que hay en el mundo, podemos entender el origen de muchas de las guerras y conflictos violentos que ha habido en la historia.

La razón por la cual digo que la religión es la causante de las perversiones sexuales, es porque el niño que es azotado por tocarse sus genitales o regañado por ver a su hermanita pequeña mientras le cambian los pañales, crecerá con un sentido de culpabilidad hacía la sexualidad. Esa culpa, esa prohibición a mirar y a tocar, reprimirán su deseo sexual en el inconsciente para más tarde despertar como una adicción a la pornografía, al voyerismo o a cualquier otra parafilia.

La religión es la causante de los problemas relacionados con el sexo –incluyendo la frigidez y la impotencia- porque con la catequesis del pecado frente a nuestro propio cuerpo nos enseñan a rechazarnos a nosotros mismos. Los grupos indígenas donde los misioneros no han podido llegar, tienen una actitud natural hacía el sexo y nunca se escucha hablar de violaciones o abuso sexual. Pero en la medida en que la religión ha permeado a los indígenas americanos, los ha pervertido al relacionar el sexo con pecado y fastidio.
Algunos moralistas pueden pensar que estoy promoviendo la promiscuidad y el libertinaje sexual. Todo lo contrario, la promiscuidad y el libertinaje son el resultado de la represión, ya que –como si se tratara de una olla a presión con la válvula obstruida—la energía sexual reprimida busca salida de la forma más violenta y caótica.

Un niño que crezca en  una familia donde tocarse los órganos sexuales no sea motivo de escándalo por parte de sus padres y donde no haya pecado en ver la vagina de la hermana pequeña, será una persona sana, que no necesitará de la pornografía y no será presa de las perversiones sexuales que se observan en el reprimido.  Un niño al cual sus padres le respondan con naturalidad a una pregunta sobre el sexo, será más sano que un niño que vea a sus padres sonrojarse o hablar en voz baja de sexo como si se tratara de un gran crimen. Es el misterio y el secreto lo que hace al sexo más atractivo y lo que genera muchos de los comportamientos compulsivos frente a este.

Las estadísticas dicen que en Colombia, después de que la educación sexual se enseñó en los colegios, el número de embarazos en adolescentes pasó del 14% al 17%. El problema no está en la educación sexual como tal, lo que nunca pudo preverse es la forma en que reaccionarían estos jóvenes que habían crecido en hogares donde los padres evitaban hablar de sexo y donde la religión los había “educado” para reprimir sus deseos. Estos jóvenes eran una olla a presión que aprovechó la educación sexual como una válvula de escape para darse permiso de experimentar con sus deseos reprimidos. Pero eso no pasaría si nuestros niños recibieran una educación adecuada por parte de sus padres.

Los ritmos musicales sensuales que vemos hoy en día como el reggaetón y otros similares, son una forma mediante la cual los jóvenes expresan sus deseos sexuales inconscientes. Si no hubiera represión, los bailes de sexo explícito no serían necesarios. Esto lo evidenciamos porque en las culturas precolombinas donde la sexualidad es vista como algo natural, no se han encontrado este tipo de bailes que incluyen roce de genitales y expresión sexual directa.

La mayoría de las personas espirituales odian el sexo porque fueron reprimidos en su infancia. Muchos adoran a grandes maestros que fueron capaces de controlar su sexualidad. ¿Pero es que acaso el sexo entre un hombre y una mujeres que se aman sinceramente puede contener pecado? El pecado está en nuestra mente, no en el sexo. Conozco a muchos buscadores espirituales frustrados y neuróticos porque tienen el ideal del celibato, pero de cuando en cuando son presas de sus instintos sexuales y “caen”. La cantidad de culpa y desdicha que esto genera en ellos es enorme. Muchos creen que la lujuria o el deseo sexual desenfrenado es producto de los demonios o espíritus inmundos que los atormentan. Lo que no saben es que es su actitud de culpa, prohibición y pecado frente al sexo, lo que potencia el deseo sexual el cual emerge con la misma fuerza con la que ha sido reprimida.

Uno de los errores es considerar el sexo como algo más sagrado que otras actividades. Al considerarlo sagrado, estamos aumentando el tabú, el misterio y el mito alrededor de este, lo cual genera mayor curiosidad y culpa. Es más sano considerar al sexo como algo natural. Ahora, si consideramos al sexo sagrado, al igual que es sagrado comer, bañarse, caminar o respirar, entonces sí estoy de acuerdo con ello. Porque desde ese punto de vista Dios es todo y todo es sagrado. El problema está en considerar que ciertas actividades son más sagradas que otras, en ese momento se genera en la mente el tabú de lo prohibido y lo oculto.

Por otro lado, muchas de las personas que son adictas al sexo o promiscuas, sin saberlo, lo son como una forma inconsciente de rebelarse contra la educación moralista y llena de prohibiciones que recibieron desde niños. Ambos extremos: el odio al sexo y el libertinaje sexual, son formas diferentes de reaccionar a la represión. Ambos sufren porque no pueden encontrar en el sexo la plenitud y felicidad natural.  La persona promiscua, que tiene sexo sin amor, vive en la búsqueda de algo que llene su vacío interior, que no es otra cosa que la sensación de sentirse vacío, incompleto, separado de Dios. Por ello al Despertar y saber que la sensación de vacío y separación es una mentira, el sexo sin amor va perdiendo su “magia” y empezamos a buscar relaciones más íntimas y profundas donde el sexo no es el eje de la relación sino una parte tan importante como conversar con la pareja, cocinar o salir a caminar juntos.

El sexo no debería ser tan importante para las personas como lo es. Pero es la religión la que, al mostrarlo como algo oculto, pecaminoso y sucio, ha sembrado en el hombre y en la mujer una curiosidad innecesaria. Esto, sumado al sentimiento de culpa por experimentar con la sexualidad, hace que esta se convierta en la cosa más importante en la vida de muchas personas.

Para aquellos que han desarrollado adicción compulsiva por el sexo, la mejor forma de superarla es empezando por reconocer que este es algo natural, quitando así los tabúes y el morbo obsceno que se teje alrededor de este. Otro aspecto importante es tomar consciencia de esos deseos desenfrenados cuando aparezcan. Aquí no me refiero al deseo sexual normal, sino a las parafilias o perversiones que han sido creadas como producto de la represión. Cuando estas aparezcan podemos observarlas sin juzgarlas, sentir en qué parte del cuerpo se manifiestan, tomar consciencia de ellas como algo que está ahí, sin calificarlo como malo o bueno, simplemente está ahí. Al hacer esto, sabiendo que somos el Observador externo de aquella película, veremos cómo el deseo distorsionado desaparece, pierde su poder y su control sobre nuestra vida.

Mujer trobilandes.
El famoso antropólogo Bronisław Malinowski cuenta que no existía homosexualismo entre los trobilandeses hasta que los misioneros moralistas, escandalizados, separaron a los niños y a las niñas en dormitorios diferentes. También se observó que en ese grupo étnico no se presentaban casos de violaciones o delitos sexuales, esto ocurría al no haber represión alguna[1]. Pero en nuestra sociedad actual donde el sexo es asociado con culpa y pecado, los delitos sexuales son el pan de cada día. No podemos cambiar a la sociedad, pero si podemos cambiar nosotros y salvar a nuestro hijos de la neurosis adulta.

Como puede ver el lector, responsabilizo a la religión de todos los problemas relacionados con la sexualidad. Repruebo la religión más no la espiritualidad. En mi concepto la espiritualidad es una relación natural con la vida como la que enseñaron Jesús, Buda, krishna y muchos otros. En cambio la religión es un sistema de creencias creado por la mente para controlar la mente de los demás. Muchos asocian la palabra religión con re-ligare (unir de nuevo), pero en realidad no hay nada que la religión necesite unir porque ningún hombre y ninguna mujer han estado nunca separados de Dios. La separación es sólo un pensamiento creado por la mente.

Para cerrar este tema quiero compartirles una reflexión del sacerdote católico Anthony de Mello sobre el efecto de la religión sobre los pueblos:

A pesar de lo que les puedan decir los sabios, los sacerdotes y los teólogos, en el mundo hay personas que no tienen peleas, ni celos, ni conflictos, ni guerras, ni enemistades. ¡Ninguna de esas cosas! En mi país (India) existen, o, me da tristeza decirlo, existieron hasta hace poco. Yo tenía amigos jesuitas que vivían y trabajaban con personas que según me decían eran incapaces de robar o mentir. Una hermana me dijo que cuando ella fue al noreste de la india a trabajar con algunas tribus, la gente no cerraba, o guardaba nada con llave. Nunca se robaban nada y nunca decían mentiras - hasta que llegaron el gobierno y los misioneros.

En la India, conozco a un misionero muy conservador, un jesuita, quien asistió a uno de mis talleres. Mientras yo desarrollaba este tema durante dos días, él sufría. La segunda noche vino a buscarme y me dijo:
- Tony, no puedo explicarte cuanto sufro cuando te escucho.
-¿Por qué, Stan? - le pregunté
Me contestó:
- Tú estás reviviendo una pregunta que he reprimido durante veinticinco años, una horrible pregunta. Una y otra vez me he preguntado: ¿Habré corrompido a mi gente convirtiéndola al cristianismo? Este jesuita no era uno de esos progresistas, era ortodoxo. Devoto, piadoso, conservador. Pero sentía que corrompía a una gente feliz, amable, sencilla, sin malicia, convirtiéndola al cristianismo.[2]



[1] Alexander Sutherland Neill, Summerhill.
[2] Anthony de Mello, “¡Despierta! Charlas sobre la espiritualidad”.




[1] Alexander Sutherland Neill, Summerhill.
[2] Anthony de Mello, “¡Despierta! Charlas sobre la espiritualidad”.

miércoles, 29 de mayo de 2013

El ego siempre necesita tener la razón

Una característica intrínseca del ego es su necesidad de tener siempre la razón. Esta característica la he podido ver en mí mismo desde hace mucho tiempo. Últimamente la he podido observar más claramente, ya que los miembros del grupo religioso al que pertenecí, han dedicado una buena parte de su tiempo a comentar en el Blog y en Facebook para demostrar que estoy equivocado. Identificado con el ego, les he seguido su juego buscando demostrarles que soy  “yo” quien tiene la razón.

Reflexionado sobre este punto más detenidamente, he llegado a varias conclusiones:

1)      Que por más que ellos me escriban y argumenten no me podrán convencer de que estoy equivocado.
2)      Que por más que yo responda o argumente no podré convencerlos de que “yo”[1] tengo la razón.
3)     Que el que discute no busca la verdad, sino defender sus argumentos y demostrar que el otro está equivocado. Por lo tanto, toda discusión es inútil desde un principio.

Basado en estas conclusiones, siento que es inútil seguir contestando cada argumento contrario, ya que es el ego el que quiere contestar para demostrar su supuesta superioridad sobre el otro. Además, en los últimos días el número de comentarios a aumentado, lo cual está tomando una cantidad de tiempo considerable, tiempo al cual puedo darle un uso más efectivo dedicándolo a mi familia, a mi empleo y a la universidad, o simplemente a sentándome en un banco del parque a contemplar el atardecer. Pero definitivamente es absurdo e inútil dedicar mi tiempo a discusiones de ego contra ego que no llevan a ninguna parte.

Yo no creé mi Blog para convencer a nadie o reclutar miembros para una nueva secta. El objetivo de este es el Despertar de la Consciencia, y existe para que quien quiera lo lea, y quien no esté de acuerdo con él, pues simplemente no lo lea. Y si alguien no está de acuerdo con él, y a pesar de ello lo lee, que lo haga, de eso se trata la libertad de expresión. Pero yo también tengo derecho a ser libre y emplear mi tiempo en actividades que considero constructivas para mi vida y mi Despertar, y definitivamente enfrascarme en discusiones religiosas en pleno siglo XXI, no es una de esas actividades.

Sin embargo, tengo que ser franco y reconocer que hay una voz que me dice que al dejar de responder van a decir que soy un cobarde y que escondo mi cabeza en la arena. Esa voz se llama orgullo, y proviene del ego. Pero al mismo tiempo la voz del Ser que YO SOY me dice que es el ego el que teme ser juzgado por mi silencio, y que debo aprovechar esta oportunidad para hacer que el ego se reduzca.

El ego tiene una imagen de sí mismo muy bien definida, y no quiere que nadie dañe esa imagen. En mi caso, este se resiente cuando escriben cosas sobre mí y sobre mi vida que sé que no son verdad. Al respecto Eckhart Tolle, a quien considero un verdadero maestro espiritual, dice lo siguiente:

No reaccionar al ego de los demás es una de las formas más eficaces no solamente de trascender el ego propio sino también de disolver el ego colectivo de los seres humanos. Pero solamente podemos estar en un estado donde no hay reacción si podemos reconocer que el comportamiento del otro viene del ego, que es una expresión de la disfunción colectiva de la humanidad. Cuando reconocemos que no es personal, se pierde la compulsión de reaccionar como si lo fuera. Al no reaccionar frente al ego logramos hacer aflorar la cordura en los demás, es decir, oponer la conciencia incondicionada a la condicionada. En ocasiones quizás sea necesario tomar medidas prácticas para protegernos contra personas profundamente inconscientes. Y podemos hacerlo sin crear enemistad. Sin embargo, la mayor protección es permanecer en la conciencia. Una persona se convierte en enemiga cuando personalizamos la inconciencia de su ego. No reaccionar no es señal de debilidad sino de fuerza. Otra forma de expresar la ausencia de reacción es el perdón. Perdonar es pasar por alto o no reparar. No reparamos en el ego sino que miramos la cordura alojada en la esencia de todos los seres humanos.[2]

Esto va muy en línea con Jesús, quien dijo:

Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. [3]

Lo que enseña Jesús es a no reaccionar y poner la otra mejilla. Eso es justamente lo contrario a lo que he estado haciendo, por miedo a sentir que mi ego se empequeñezca al dejar de defenderlo cuando otros lo critican. Entendiendo esto, veo que aquí hay una gran oportunidad para consumir el ego, al permitir la crítica y no reaccionar. Esto se puede ilustrar con una historia zen muy popular:

Hakuin, un maestro Zen, vivía en una aldea del Japón. Era tenido en alta estima y la gente acudía a él en busca de enseñanzas espirituales. Un día, la hija adolescente de su vecino quedó embarazada. Cuando los padres, furiosos, exigieron conocer el nombre del padre, ella finalmente dijo que se trataba de Hakuin, el maestro Zen. Llenos de ira, los padres buscaron a Hakuin, lo llenaron de improperios y le dijeron que su hija había confesado que él era el padre. Pero el maestro se limitó a decir, "¿De veras?"

La noticia del escándalo se difundió por toda la aldea y más allá de sus confines. El maestro perdió su reputación, pero no le importó. Nadie acudió nunca más a visitarlo, pero él permaneció inmutable. Cuando nació el bebé, los padres se lo llevaron a Hakuin. "Usted es el padre, de manera que tendrá que hacerse cargo". El maestro le proporcionó todo su cariño al bebé. Un año más tarde, la madre, arrepentida, confesó que el verdadero padre era un joven que trabajaba en la carnicería. Desolados, los padres acudieron a presentar sus disculpas a Hakuin y a solicitar su perdón. "Realmente lo sentimos mucho, hemos venido a llevarnos el bebé. Nuestra hija confesó que usted no era el padre". "¿De veras?" fue todo lo que dijo cuando les devolvió al bebé.

El maestro reacciona exactamente de la misma manera ante la falsedad o la verdad, las buenas o las malas noticias. Permite que la forma del momento, buena o mala, sea como es, de manera que no se involucra en el drama humano. Para él, lo único que existe es el momento presente, y ese momento es como es. No personaliza los sucesos. No es víctima de nadie. Está tan íntimamente unido con lo que sucede, que el suceso no puede ya ejercer poder sobre él. Es solamente cuando oponemos resistencia a lo que sucede que quedamos a merced de los sucesos y entonces es el mundo el que determina si hemos de ser felices o infelices.

El bebé recibe cariño y cuidados. Lo malo se vuelve bueno gracias al poder de la no resistencia. Respondiendo siempre a lo que exige el momento presente; se separa del bebé cuando llega la hora de hacerlo.[4]

Para pelear se necesitan dos. Pero ahora, los contradictores de es Blog no van a encontrar con quién luchar. Tienen permiso para hacer una lista de mis “pecados” y para contradecir todo aquello que quieran. Mi tiempo es muy valioso y no pienso gastarlo respondiendo al ego herido de algunos que no pueden aceptar que alguien se ha salido de la prisión mental de sus creencias y es libre. Para el gorrión que ha crecido desde pequeño en una jaula, volar es una enfermedad, por eso odian al que vuela.

Ahora, lo he dicho reiteradas veces, no pretendo decir que este Blog es la verdad. Porque la verdad es algo que sólo se puede experimentar personalmente. Este Blog te brinda las herramientas para que experimentes por ti mismo el Despertar, eso es todo. Tampoco me propongo como un nuevo maestro perfecto. Desde que practico la autoobservación, se han consumido la mayoría de mis miedos y hábitos perniciosos –cosa que no había sucedido en todos los años de estar en enseñanzas espirituales- pero eso no quiere decir que sea perfecto. El Ser es perfecto y puro, la mente es imperfecta, y mientras me permita identificarme con la mente en ciertos espacios de mi vida, puedo caer en sus juegos. La diferencia es que ahora puedo verlo claramente y consumir cualquier patrón con la luz de la Consciencia, pero no busco ni espero convertirme en un ser humano perfecto, una especie de robot programado que jamás se equivoca.

Una cosa que me prometí cuando dejé el camino que seguía anteriormente, fue nunca enseñar nada que no haya vivido y experimentado. Y eso es lo que he hecho, todo lo que publico en este Blog es fruto de la experiencia, y lo mejor de todo, es que cualquiera puede replicarlo en su vida y demostrar que funciona. Desde ese punto de vista este Blog tiene un tinte científico, es decir, permite que cualquiera pueda replicar y comprobar los experimentos que yo mismo he hecho. Así que no esperen grandes teorías, porque de lo único que hablaré es de la vida misma, vivida desde la sencillez y la espontaneidad del Ser.

Así que decido poner la otra mejilla y no responder a menos que sienta que se trata de alguien que sinceramente quiere aprender. Puedo incluso responder a aquellos que no estén de acuerdo con algo que escriba, siempre y cuando quieran crecer para aprender o enseñarme algo nuevo que yo no había podido ver hasta ese momento. Desde que empecé  a escribir este artículo mi hija de 11 meses ha venido cuatro veces a mí buscando que la cargue, que le prepare su biberón o simplemente que le dedique un poco de tiempo. Considero un crimen dejar de dedicar tiempo a mi hija por responder a discusiones inútiles y eternas.

Lo que le digo a los contradictores de este Blog es lo siguiente: tienen permiso para seguir escribiendo todo cuando quieran (críticas, argumentos, chismes, etc.), lo cual me servirá a mí para tomar consciencia de mis reacciones, aunque les confieso que no leeré sus escritos, especialmente cuando sean demasiado largos.  Sinceramente les digo desde mi corazón: gracias por ayudarme en mi Despertar, sin ustedes no hubiera podido reconocer lo que he expuesto en estas palabras.







[1] El “yo” entre comillas se refiere al ego.
[2] Eckhart Tolle, Una Nueva Tierra.
[3] Mateo, capítulo 5
[4] Eckhart Tolle, Una Nueva Tierra.

martes, 28 de mayo de 2013

Entonces, el hombre creó al diablo...

Vivimos en un mundo hipócrita donde la sociedad y la religión nos enseñan a reprimir nuestras emociones. Desde niños, por ejemplo, nos enseñan que el sexo es algo sucio y es justamente esta actitud negativa frente al sexo la que genera las perversiones así como las disfunciones sexuales. Si nos enseñaran a verlo como algo natural, la gente no tendría necesidad de recurrir a la pornografía y otros medios para experimentar su sexualidad. Todo lo que es oscuro y misterioso produce curiosidad y deseo de tenerlo, lo mismo sucede con el sexo; es justamente el misterio creado por la religión lo que lo hace tan atractivo y a la vez genera tanta culpa en la mente humana.

Adán y Eva estaban desnudos en el paraíso, y eso no representaba ningún problema para ellos. Pero cuando entró en ellos la consciencia de pecado, que les fue enseñada por la serpiente (la mente) entonces sintieron vergüenza por estar desnudos y fueron a cubrirse con pieles. Las indígenas de Sudamérica llevaban el pecho desnudo, pero cuando llegaron los misioneros se escandalizaron por ello y les enseñaron a cubrirse. Para ellas era natural estar desnudas, pero los misioneros les enseñaron a sentir vergüenza y así crearon en ellas y en los hombres, un sentido antinatural de pecado frente al sexo.

La represión ha engendrado una sociedad neurótica donde cada uno lleva su máscara con tal de esconder aquello que no quieren ver. Pero como la energía no se destruye, sino que únicamente se trasforma, todas esas emociones reprimidas van a parar a ese lugar misterioso llamado el inconsciente.

En el inconsciente está todo aquello que rechazamos, todo lo que no queremos ver porque la religión nos dijo que era pecado. Entonces el hombre creó al diablo como un símbolo que representa su lado oscuro, sus instintos más bajos. El macho cabrío (símbolo del diablo) se caracteriza por su gran apetito sexual, es decir, encarna los deseos que el hombre no quiere o no puede permitirse a sí mismo. Siempre es más cómodo ver a un diablo externo que encarna todo aquello que es repulsivo para la mente religiosa. Culpar al diablo es fácil porque eso nos quita de encima la necesidad de buscar dentro de nosotros el origen de la maldad humana.

El Ser que somos es Puro y perfecto, pero al identificarnos con la mente y negar aquello que somos, creamos un mundo ilusorio lleno de sufrimiento y miseria. Los predicadores viven del diablo, por medio del miedo que proyectan sobre sus seguidores los pueden controlar. Algunos dicen que la mayor victoria del diablo es hacer que no creamos en él, pero yo digo que la gran victoria de los líderes sectarios y los predicadores está en hacer que creamos en el diablo. Esto les da poder sobre la gente y además les genera grandes dividendos económicos.

Carl Jung hablaba de la “Sombra”, ese lado oscuro inconsciente que simplemente no queremos ver y afrontar. Pero, hasta que no asumamos la sombra y estemos dispuestos a mirarla de frente no podremos liberarnos de ella. La autoobservación es la ciencia de observar sin juzgar todos los pensamientos y emociones que emergen de la mente. Cuando hacemos esto podemos ver claramente las motivaciones inconscientes, la programación, la mentira que lleva al hombre y a la mujer a sufrir innecesariamente. Jung decía: “Lo que miras desaparece, lo que resistes persiste”, esto significa que solamente al observar de forma ecuánime a nuestra sombra, sin rechazarla pero al mismo tiempo sin identificarnos con ella, podremos consumirla. Porque cuando lo inconsciente se hace consciente a través de la autoobservación, ya no puede controlarnos, entonces pierde todo su poder y energía.

Esto no es solamente una teoría, esto es algo científico que puedes experimentar. Al hacerlo verás cómo los viejos hábitos que te jalonan hacía el sufrimiento desaparecen y como la depresión y el miedo pierden poder sobre ti. Observa tu miedo, toma consciencia de él, siente en qué parte de tu cuerpo se localiza y profundiza en él hasta llegar a la raíz misma del miedo y entonces, ver cómo desaparece.

Este ejercicio puede ser muy molesto para la mayoría, porque implica encarar a la sombra, todo aquello que hemos rechazado desde niños. Es más agradable creer que el diablo está afuera y tratar de espantarlo por medio de algún ritual u oración. Pero eso no funciona. Conozco a una persona que sentía que cada noche llegaba un demonio a su cama y la violaba. Esta persona vivía atormentada por esto y hacía toda clase de rituales para espantar su demonio. Pero quizás, su demonio es la representación de sus propios deseos reprimidos, aquellos que nunca había querido encarar, porque la religión le había dicho que eran sucios y pecaminosos. Observar el deseo no significa entregarse a él, porque cuando observas de manera adecuada, entras en una nueva dimensión de la Conciencia donde eres el observador imparcial y por medio de esa observación consumes todo aquello que te atormenta.

El diablo es el mejor amigo de los predicadores y líderes sectarios. Pero no es el diablo –como ellos dicen- lo que tiene al mundo de cabeza. Es justamente la incapacidad de los hombres para reconocer su sombra lo que le da poder a esta y hace que los controle llevándolos a cometer los más terribles crímenes. La Consciencia, la autoobservación nos libera de la sombra.

El ego, si lo quieres llamar así, pierde su poder cuando es expuesto, y es expuesto cuando empiezas a observarlo sin juzgar como bueno o malo lo que emerge a la consciencia. Porque al juzgar un pensamiento o emoción como “malo”, inmediatamente este se reprime al inconsciente y entonces pierdes la oportunidad de verlo plenamente. Y cuando está en el inconsciente, te puede controlar sin que siquiera te des cuenta.

¿Prefieres seguir prisionero de tus emociones inconscientes? Entonces culpa al diablo y has tus oraciones para exorcizarlo. ¿Quieres ser libre? Entonces conviértete en la Consciencia que observa, que investiga, que sin miedo va a la causa misma de toda la miseria humana por medio del proceso valiente de observar sin calificar, de ver lo que es y al mismo tiempo saber que no eres eso. Esta es la verdadera libertad. Lo demás, son “pañitos de agua tibia” que te harán sentir bien por un tiempo, pero nunca te permitirán ser libre de la ilusión de la sombra. Lo único real es el Ser, todo lo que hay en el inconsciente es una ilusión que sólo puede ser consumida cuando tomas Consciencia plena de ella. 

viernes, 24 de mayo de 2013

La entrega total


El Ser que somos no nace ni muere. Entonces ¿por qué tememos a la muerte? El miedo a la muerte proviene del ego, ya que esta significa desprenderse de todo aquello que le representa satisfacción y apego. Si de sólo pensar en la muerte te estremeces, es un síntoma de que tu ego todavía está muy vivo. Él tiene toda clase de excusas para no morir: los hijos, la familia, los planes, etc. Pero antes de que existieras como una personalidad individual, el Universo ya existía, y seguirá existiendo a pesar de lo que tu ego haga o deje de hacer. Estar listo para morir es entregar el ego, por ello Jesús lo venció en la cruz cuando entregó su vida.

Jesús fue humillado y vituperado por el mismo pueblo al cual ayudó, sin embargo, él no reaccionó a los improperios. Estando en ya en la cruz exclamó: “Padre, ¿por qué me has abandonado?”, dando a entender con esto que todavía había una parte suya que se sentía separada de Dios. Cuando finalmente dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, entregó lo que quedaba de ego y aceptó su Ser en Dios.

Todos debemos pasar por esta muerte –la muerte del ego—para poder Ser plenamente lo que somos. Por ello, cuando hablen mal de ti, cuando inventen calumnias, en vez de salir a defender a tu ego, calla y permite que este muera. Cada chisme al que dejas de reaccionar, es una muerte para el ego. Aprovecha esa oportunidad. Esa es la clave máxima que Jesús conocía, por ello nos enseñó tan sabiamente a poner la otra mejilla en vez de entablar una discusión para defender la imagen de nosotros mismos que hemos creado.

El Ser que somos no puede dañar ni ser dañado. Por ello las críticas no lo tocan, es el ego quien se hiere cuando dicen cosas que no le gustan sobre sí. Jesús también sabía esto y por ello dijo “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Los humanos sólo actúan basados en su programación y en sus múltiples heridas psicológicas. Por ello podemos tener compasión, que es la compresión profunda de las programaciones que motivan a la gente, en vez de perder el tiempo odiando y guardando rencor.

La muerte es la entrega final, por ello debemos darle la bienvenida en paz, sin miedo. El Universo se encargará de nuestros seres querido cuando no estemos, y toda experiencia que ellos vivan –amarga o dolorosa- será necesaria para su despertar.

Una clave que enseñan los budistas zen para dar muerte al ego es hacer una meditación en la cual imaginemos el momento de nuestra muerte; la gente llorando, nuestros seres queridos haciendo vida sin nosotros, y observar la vida seguir su curso, ya que no éramos el centro del Universo. Luego podemos imaginar cómo nuestro cuerpo se descompone hasta quedar huesos y polvo. Cuando no quede nada de nuestro cuerpo, entonces quedará lo que realmente somos. Este ejercicio puede ser muy terrorífico para el ego, pero es sumamente efectivo para empequeñecerlo.

Pregúntate si estás listo para morir ahora mismo. Si no te sientes listo, enfócate en qué es aquello a lo que tu ego teme, qué es lo que no quiere soltar, por altruista que ese apego pueda parecer. La muerte no existe, sólo el ego muere. Cuando nos creemos demasiado importantes, pensamos que el mundo dejará de girar si no seguimos con vida. Yo antes me creía muy importante, ahora estoy listo para morir ya que el Ser que soy ha existido y seguirá existiendo con o sin esta manifestación individual llamada Walter Velásquez, la cual no tiene absolutamente ninguna importancia para la vida.

Un maestro zen de China caminaba siempre con una calavera en su mano, muchos no entendieron el significado, pero él estaba celebrando la muerte como el principio del pleno despertar. En la India, la diosa Kali está adornada por un collar de calaveras, representando la muerte de las múltiples máscaras del ego humano. En muchas culturas la muerte se celebra como el principio de un nuevo nacimiento a la luz de la Consciencia. Sin embargo, muchos mueren tan identificados con el ego, que necesitan un nuevo cuerpo para lograr su despertar. Entonces es el ego quien reencarna, el Ser no nace ni muere, simplemente es.

Enfoca tu atención en la muerte y define lo que sientes. Si hay miedo o dolor, enfócate en ese sentimiento. Localiza la emoción en tu cuerpo, enfoca tu atención en esa parte de tu cuerpo donde sientes el miedo o el dolor. Quédate allí, sintiendo y observando en silencio, sin juzgar ni etiquetar esa emoción y observa como poco a poco desaparece. Has esto una y otra vez hasta que el miedo a la muerte haya desaparecido por completo, eso significará que tu ego ya no podrá controlar tu vida.

La enseñanza de las prostitutas


Anoche pasé caminando cerca de un bar y vi algunas prostitutas en la calle. En ese momento experimenté una compresión profunda sobre la vida. Me di cuenta de que no existe tal cosa como “prostitutas”, eso es tan solo una ilusión que ellas han aceptado en sus mentes, una ilusión que es el resultado de una crianza y de unas experiencias vividas en su infancia. Es decir, la etiqueta “prostitutas” es un pensamiento.

En un sentido más profundo lo único real es el Ser, todo lo demás es pasajero, por lo tanto no es real. El sufrimiento que hay en el mundo y las guerras son una ilusión creada por la mente, es fruto de la ignorancia humana, del desconocimiento de su verdadero Ser en Dios. No quiero decir que seamos insensibles frente al sufrimiento. La compasión es parte del Ser y esta surge de la compresión de que una parte de Dios no ha reconocido su Ser verdadero.

YO SOY
Nunca hubo un “yo” separado de Dios, eso es una ilusión. Antes de que la mente creara –basada en la memoria- una identidad humana (Pedro, Clara, Juan) únicamente existía YO SOY. YO SOY es la forma como se autodefine el Ser, YO SOY  es Consciencia pura. Cuando nos identificamos con la mente creamos el ego (el “yo”), ahí olvidamos nuestra verdadera identidad como YO SOY y creamos la ilusión del sufrimiento.

El “yo” es egoísta, él quiere todo para sí y le encanta sentir que es superior a los demás. Por medio de esa creencia de separación con su Fuente y con el resto de la humanidad, el “yo” creó el conflicto. Este es reforzado por la religión, la política y el nacionalismo: “Mi religión es verdadera y la tuya es falsa”, “Los liberales somos mejores que los conservadores”, “Mi país es mejor que el tuyo”.

El YO SOY es lo único real, el despertar es regresar a nuestra identificación con la Fuente. Por ello no existen prostitutas, es una ilusión temporal que ellas aceparon al identificarse con algo diferente al Ser. Pero “ellas” son únicamente YO SOY puro y perfecto.

Karma
El karma es algo que se experimenta mientras estamos identificados con la mente. La mente toma decisiones desacertadas y luego debe experimentar las consecuencias de esas decisiones. La mente infringe dolor a otros y luego experimenta ese dolor ella misma, eso es karma. Pero el Ser no daña ni es dañado, el Ser está más allá de karma y muerte. Mientras vivimos identificados con la mente, el karma es nuestro maestro. Cuando comprendemos que somos Dios, el maestro se retira.

La respiración consciente
¿Es difícil regresar a la compresión de que somos YO SOY? Absolutamente no. No puede ser difícil pues nunca hemos dejado de ser YO SOY y nunca dejaremos de serlo. Se trata solamente de un pensamiento. Para trascender ese pensamiento podemos empezar tomando consciencia de nuestra respiración. Al inspirar, tomar consciencia de que estamos inspirando. Al expirar, tomar consciencia de que estamos expirando. Tomar consciencia de cómo el aire entra y llena los pulmones, tomar consciencia de cómo sale y los pulmones se vacían. Al hacer esto, entras en el ahora que es el único momento en el que existe el Ser, ya que el pasado y el futuro son sólo un pensamiento.

El ahora
El YO SOY existe únicamente en el momento presente. Por ello, cuando le habló a Moisés dijo: “YO SOY EL QUE YO SOY”, en vez de decir: “YO SERÉ LO QUE SERÉ” O “YO FUI EL QUE FUI”.

Ya eres YO SOY, siempre los ha sido. Nunca ha habido un instante en el que no estés despierto. Lo único que necesitas es saberlo, tomar consciencia de lo que eres. Y eso se logra entrando en el Ahora.

jueves, 23 de mayo de 2013

Ángeles y la no-dualidad


Pregunta: Yo vengo de una tradición donde se invoca a los ángeles y a otros seres celestiales. La pregunta es: ¿existen realmente los ángeles, o son una creación de las religiones?

Respuesta: Te respondo con otra pregunta: ¿Existimos realmente “tú” y “yo”? La pregunta parece fácil de responder, al nivel de la mente es claro que existimos “tú” y “yo” como dos personas separadas. Pero si vamos a un nivel superior, que trascienda a la mente, veremos que “tú” y “yo” es sólo una ilusión porque lo único real es YO SOY. “tú” y “yo” es una percepción mental, pero detrás de los millones de formas o seres hay un solo Ser, una sola Consciencia.

Ahora, yendo al tema de los ángeles. La cuestión es la siguiente: ¿Existo “yo” como un ente diferente de un ser como, por ejemplo, el Arcángel Miguel? Desde la mente, la respuesta es sí. Pero desde el nivel del Ser –que es el nivel del cual surge este Blog- no hay un “yo” que está separado del Arcángel Miguel. Solamente existe YO SOY. Así que todos los ángeles, todas las personas, todo lo que existe es una manifestación de ese Gran YO SOY.  Solamente cuando vemos el universo desde el lente limitado de la mente es que percibimos todos estos seres como separados los unos de los otros. Desde la perspectiva del Ser tú mismo eres Dios, eres el Arcángel Miguel, eres Todo.

Al sentirte separado de Dios, entonces necesitas invocar a los ángeles como si fueran algo diferente de ti. Esto es absolutamente necesario para muchas personas, pero no es el final del camino. El despertar espiritual es darte cuenta de que eres YO SOY y que ese YO SOY es lo único Real en el Universo. Todo lo demás (nombres, formas, identidades) es tan solo pasajero.

Ahora quiero darte un ejemplo de esto. Para ello es necesario que vayamos al Antiguo Testamento, un libro que fue escrito dentro de la tradición judía, la cual es dualista, es decir, percibe al hombre como separado de Dios.

Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. (…) ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. (Éxodo Capítulo 3)

Como puedes notar en esta cita de las escrituras, primero se “se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego” y luego el ser que había en la zarza empieza a hablar como si fuera Dios mismo. ¿En qué momento dejó de ser el ángel y se convirtió en Dios? La respuesta es que Dios y el ángel son el mismo Ser. Todo depende cómo lo miro. Si uso los ojos de la mente veo al ángel –o muchos ángeles- si veo desde el Ser solamente veo a Dios cuya esencia es YO SOY.

Así que ante la pregunta: ¿existen los ángeles? Yo diría que sí existen, mientras estamos identificados con la mente. Cuando despertamos lo único que se percibe es YO SOY. Si te sientes separado de Dios, es válido invocar a los ángeles --yo también lo hacía mucho antes. En el momento en que descubrí que yo no estaba separado de Dios porque mi Ser es Dios, no volvía a sentir la necesidad de invocar al alguien por fuera de mí, ya que no concibo la posibilidad de que haya “alguien” externo a mí Ser, que es YO SOY. En ese YO SOY está todo lo que necesitamos, todo lo que somos, todo lo que es.

jueves, 16 de mayo de 2013

Una aproximación al Vedanta Advaita

INTRODUCCIÓN

El Vedanta Advaita es la variante no dualista del Vedanta, una de las seis corrientes principales del pensamiento tradicional de la India. Sus bases se encuentran recogidas en antiguos textos hinduistas (los Upanishads, el Bhagavad Gita...) pero fue Sankara (siglo VIII) quien le dio forma. Se dice de ella que es la vía más directa hacia la Auto-realización (Iluminación, Despertar...) ya que se centra en la pregunta primordial: ¿Qué o quién soy yo? ¿Cuál es mi verdadera naturaleza?, evitando estériles divagaciones metafísicas. Aquí solo está el individuo buscando dentro de sí mismo su propia Esencia.

El Advaita no es una religión, por lo que no tiene mandamientos, ni sacerdotes, ni templos, ni creencias (aunque existe una orden desuamis seguidores de Sankara en la línea hindú tradicional). Negando la existencia real de cualquier cosa diferente del Ser (lo Absoluto inefable, lo sin-atributos), su punto central se resume en la frase sánscrita "Tat tvam asi" (tú eres Aquello), afirmando que la esencia del hombre y del universo no es otra que el Ser. Todo el contenido del mundo fenoménico, desde las galaxias a la mente humana, no es más que un espejismo ontológico (no son permanentes, tuvieron un comienzo y por tanto tendrán un final), por lo que no se le puede atribuir la cualidad de ''ser'': su existencia es solo aparente. Ramana Maharshi utilizaba para ilustrar esa idea un símil muy gráfico. Lo que llamamos "realidad" es análogo a una proyección de cine. La pantalla es el Ser y la película el mundo fenoménico. Mientras dura la proyección, la pantalla no se ve, pero ella es el soporte sobre el que aparecen las imágenes y sin ella no sería posible ver nada. Del mismo modo, nada de lo que sucede en la película afecta al soporte; las escenas con agua no pueden mojarla y las llamas no pueden quemarla... Tal es la relación del Ser y el no-ser.

Así las cosas no es de extrañar que los Maestros advaitas no hayan prestado atención a la dualidad Bien/Mal tan importante en otros sistemas soteriológicos, ni hayan predicado un tipo especial de moral, estando sus orientaciones básicamente encaminadas a ayudarnos a descubrir nuestro Centro.

El pasado siglo XX fue escenario de las vidas de tres grandes Maestros advaitas y a ellos les dedicamos las siguientes líneas. Ninguno de los tres escribió libros (solo pequeños escritos sueltos), por lo que el grueso del material que se conserva sobre sus enseñanzas son transcripciones de diálogos en los que responden a preguntas formuladas por aquellos que se les acercaban en busca de consejo. También es preciso recalcar que ninguno de ellos hablaba del Vedanta Advaita como tal, ni se sentía encuadrado dentro de una corriente de pensamiento. Hablaban de su propia experiencia interior e imaginamos que les sería indiferente que los demás los encasillaran de tal o cual forma.

BHAGAVAN SRI RAMANA MAHARSHI (1879-1950)
Ha sido calificado como el Maestro perfecto ("Ramana Maharshi. El Maestro perfecto". Ramiro Calle y Simon Mundy. Ed. CEDEL, 1983) a pesar de que siempre rechazó ser Gurú de alguien. Ante las innumerables peticiones de personas que solicitaban mantener una relación formal Maestro-discípulo, afirmaba: "El verdadero Gurú está dentro de cada uno".

A los 17 años abandonó la casa de sus tíos con los que vivía para ir a morar como ermitaño a los pies de la colina sagrada Arunachala. Su ascetismo, sin embargo, no estaba encaminado a alcanzar un estado especial de consciencia. Al contrario, era reflejo de ese estado ya logrado. La plenitud de su auto-realización era tal que los objetos mundanos no atraían su atención. Era lo que se conoce en sánscrito como un Jivan-mukta (Liberado en vida). En cualquier caso, él nunca recomendó la vía ascética, afirmando que si él vivía así era simplemente porque era su inclinación natural (prarabda). No había esfuerzo en ello."A lo único que hay que renunciar es al propio ego" respondía a aquellos que le preguntaban, instándoles a no abandonar la vida que llevaban.

El punto central de su enseñanza es la autoindagación, la resolución de la pregunta "¿quién soy?", buscando la fuente de la que surge la sensación "yo-soy". Era su recomendación habitual cuando alguien lo tomaba por filósofo o teólogo y le hacía cuestiones implanteables desde la no-existencia de lo que conocemos como "realidad". "Trate de averiguar quién es usted verdaderamente y todas las demás dudas se disiparán", aconsejaba.

Ramana Maharshi es uno de los más grandes Maestros del Advaita. Murió a causa de un cáncer de cuya curación no se preocupó. Existen varios libros traducidos al español con transcripciones de diálogos mantenidos con todo tipo de personas que se le acercaban buscando orientación. El sitio web más completo sobre él (en inglés) eshttp://www.arunachala-ramana.org.

La permanencia en el único Yo libera a uno de toda atadura.
La discriminación entre lo real y lo ilusorio conduce al desapego.

SRI H.W.L. POONJA (1910-1997)
Llamado cariñosamente Papaji (recordad que la J se debe pronunciar como Y) por sus "discípulos", fue iniciado en la indagación del Yo por Ramana Maharshi y siguiendo sus consejos llevó una vida normal como padre de familia, trabajando para una compañía minera. Desde el momento de su jubilación recibió diariamente en su casa gente de toda condición y nacionalidad e incluso realizó viajes por todo el mundo cuando se le solicitaba.

A pesar de que él afirmaba que no enseñaba nada, que no tenía enseñanza, siempre hacía hincapié en el hecho de que ya somos lo Absoluto. No es necesario buscar nada. Nuestra Esencia nunca cambió ni cambiará. Siempre fuimos y seremos lo Infinito. La Iluminación, por tanto, es posible Aquí y Ahora, "en un chasquear de dedos" que decía él (en uno de los fragmentos de conversación que puedes descargar trata este tema). El principal obstáculo para la auto-realización es nuestra creencia de que no estamos realizados, nuestra identificación con la dualidad ego-cuerpo. Si el Despertar fuera algo que se pudiera conseguir no sería permanente, Eterno.

El título de uno de los libros con transcripciones de sus diálogos,"Wake up and roar" (Despierta y ruge), hace referencia a una narración que él contaba para ilustrar esa idea: Una leona muere al parir un cachorro y este es criado por una rebaño de ovejas que pasaba por el lugar. Creció toda su vida viviendo como una oveja, comiendo hierba, temiendo a los leones... Hasta que un día fue sorprendido por otro león. Estaba tan aterrorizado que no pudo escapar. El otro, desconcertado, le explicó que no era una oveja sino un león y le instó a que mirara su imagen reflejada en el arroyo. El león-oveja tomó entonces consciencia de su verdadera naturaleza. Era un león que creía ser oveja. El relato del rey que sueña que es un mendigo tiene el mismo trasfondo.

Papaji exponía, a veces, la enseñanza advaita en toda su crudeza:"No hay Iluminación. Nadie se iluminó nunca" (En otro de los fragmentos sonoros descargables puedes oír esto de su propia voz). Todo, incluso el Despertar, es una ilusión, un espejismo. Solo el Ser existe. Siempre fuimos y seremos ese Ser Iluminado.

Que sepamos, no hay libros sobre él traducidos al español pero podéis encontrar abundante material en inglés en el sitiohttp://www.avadhuta.com.

SRI NISARGADATTA MAHARAJ (1897-1981)
Fue un humilde vendedor (y fumador) de los tradicionales cigarrillos indios (bidis) de los suburbios de Bombay, padre de familia como Papaji, que a su jubilación también se centró en sus encuentros con buscadores cuyas preguntas respondía.

Así como el estilo de Ramana Maharshi era suave y dulce, el de Nisargadatta era enérgico y hasta duro. No le gustaba hablar sobre su vida; "nunca nací" decía. Recibió la iniciación de su gurú Sri Siddharameshwar Maharaj. No hablaba inglés, se expresaba en marathi, uno de los idiomas de la India, de modo que a su lado había intérpretes que le trasmitían las preguntas de sus visitantes y a su vez traducían sus respuestas.

El punto central de su enseñanza era tener siempre la conciencia fija en el pensamiento "Yo soy" entendiendo como tal no el "yo" que surge del ego, sino la sensación de existencia transpersonal que subyace al egotismo. Desde su propia experiencia de realización, y al igual que los demás Maestros advaitas, sostenía: "No tiene sentido el intento por hacer algo [encaminado a alcanzar el Despertar]. No puedes tratar de ser tu Ser porque tú ya eres el Ser".

El libro más difundido con transcripciones de sus conversaciones se titula precisamente "I am That" (Yo soy Eso) y junto a varios más está disponible en español. Un buen sitio sobre él (en inglés) eshttp://www.nisargadatta.net.

Este artículo fue tomado de: http://www.tjmm.com/advaita/paginadvaita.htm

viernes, 10 de mayo de 2013

Enfrentar la muerte

Eckhart Tolle nos muestra en este vídeo cómo enfrentar la muerte de un ser querido y cómo entender nuestra propia muerte desde la perspectiva de la no-dualidad.

domingo, 5 de mayo de 2013

Derribando los mitos


Esta charla fue dada el 5 de mayo de 2013 en la ciudad de Cartago (Colombia). En ella se tocan temas relacionados con los diversos mitos y símbolos inventados por la mente para poder llenar el vacío creado por su propia mentira de la separación entre el hombre y Dios. Veremos qué es el Alma y cómo esta ha sido interpretada en las diferentes culturas y religiones.


Ir al audio:

jueves, 2 de mayo de 2013

Despertar, un plan de 25 semanas


El objetivo de este Blog es enseñarte a vivir la vida manera consciente. Sin embargo, a cada momento nos perdemos en las fantasías de la mente, las cuales nos desconectan del aquí y ahora, que es la única realidad que existe. Por ello quiero compartir este excelente documento del maestro zen Thich Nhat Hanh, en el cual nos enseña cómo estar conscientes en cada una de las actividades cotidianas. Este maestro propone un plan de 25 semanas, donde en cada una vamos tomando consciencia de ciertos aspectos de nuestra vida diaria, con el fin de estar despiertos en cada momento. He aquí el documento:

Por el maestro Zen Thich Nhat Hanh



¿Estamos nosotros disponibles para la vida?
Comprendemos que para nosotros esto tan aparentemente sencillo nos resulta de extremada dificultad ya que nuestra caprichosa mente nos mantiene aferrados al pasado (“si hubiera hecho esto… o lo otro… si hubiera dicho esto o aquello”… etc.) o bien fantasea con un futuro inexistente creyendo ilusoriamente que somos dueños de los millones de variables que influirán en las manifestaciones de nuestro futuro.

«Las memorias del pasado no son reales, son imágenes como las proyectadas en un cine (pero producen sentimientos reales, lloras… sufres una y otra vez recordando…). Algo que no es real puede crear sufrimiento real. Podemos estudiar el pasado pero desde el presente, podemos planificar el futuro pero sin perdernos en él, sin miedos, ansiedades, es solo un fantasma, no son la realidad.»

«Cuando nos establecemos en la Plena Consciencia en el momento Presente somos libres.»
La Plena Consciencia es siempre Plena Consciencia de algo. Para aprender a practicar la plena consciencia en nuestra vida diaria elegiremos cosas sencillas sobre las cuales poder aplicarla. Puesto que conocemos la dificultad de trabajar directamente con nuestra mente, a través de este manual se sugieren una serie de prácticas siguiendo las enseñanzas del Sutra de la Respiración Consciente, comenzando por lo más sencillo: entrar en contacto con nuestro propio cuerpo.

Así pues, cada semana practicaremos la Plena Consciencia sobre algo concreto y la semana siguiente la práctica de compartir el Dharma se centrará en lo que hemos descubierto referido a nuestra práctica semanal.

Cuando pasemos a la práctica de los pensamientos y emociones, con el fin de podernos expresar más libremente los escribiremos en un papel sin poner el nombre y al entrar en la sala de meditación los depositaremos a lado de la campana, se elegirá uno o varios de ellos, se leerá y sobre él se centrará el compartir del Dharma.

 En cada práctica semanal trabajaremos los cuatro puntos siguientes:

1) Ser conscientes de la respiración. Identificar la inspiración como una inspiración, la espiración como una espiración: Inspiro, sé que estoy inspirando.    Expiro, sé que estoy espirando.
2) Seguir la respiración. Inspiro, sé si mi inspiración es larga/corta, superficial/profunda.
Expiro, sé si mi expiración es larga/corta, superficial/profunda.
3) Ser consciente de todo tu cuerpo. Identificar, reconocer tu cuerpo. Inspiro, siento todo mi cuerpo. Expiro, sonrío a todas las células de mi cuerpo.
4) Relajar la tensión en el cuerpo. Inspiro, soy consciente de esta tensión en mi cuerpo. Expiro, suelto, relajo esta tensión en mi cuerpo. Con cada respiración enviaré amor y gratitud a todas las células de mi cuerpo, agradeciéndoles su solidario y armonioso funcionamiento.

PRIMERA SEMANA
Al levantarme «gatha del despertar» y diez respiraciones.
Inspiro, sé que estoy inspirando.
Espiro, sonrío a la vida, a este nuevo día y a mí mismo y a todas las células de mi cuerpo.

SEGUNDA SEMANA
Ampliaré la práctica de la primera semana y sonreiré a las primeras diez personas que encuentre en mi camino.

TERCERA SEMANA
Iré al cuarto de baño y con cada paso al poner el pie izquierdo sobre la tierra diré: «Paz», al poner el pie derecho diré: «Amor», entregando a la tierra mi deseo profundo de paz y amor para el planeta.

CUARTA SEMANA
Me lavaré los dientes con la mano izquierda, para contrarrestar la ansiedad, el impulso de correr y correr.

QUINTA SEMANA
Sentiré el agua en contacto con mi cuerpo. Al ducharme sentiré el agua fluyendo hacia abajo de mi cuerpo y me permitiré soltar las preocupaciones de mi mente y las tensiones de mi cuerpo entregándolas al fluir del agua.

SEXTA SEMANA
Entraré en contacto con los alimentos de mi desayuno, sintiendo su olor, sabor, colores, y masticándolos con las dos partes de mi boca hasta que se transformen en líquido, ofreciéndole este regalo a mi estómago para que no tenga que trabajar tan duramente (segregando una gran cantidad de ácidos para deshacer y digerir trozos enteros de materia).

SÉPTIMA SEMANA
Elegiré un pequeño recorrido de mi mañana (por ejemplo de la casa al trabajo; o dentro del trabajo, de un lugar a otro; o el camino hacia la compra, etc.…) y seré consciente del desplazamiento de mi cuerpo en el espacio (está relajado, suelto, rígido, tensionado, flexible, duro…) ¿Qué parte de mi cuerpo está con más tensión? Descubriré tensiones que por haberse convertido en habituales pasan desapercibidas para mí. Soltaré las tensiones descubiertas, centrando mi atención en esa parte de mi cuerpo. Inspiro, sé que esta tensión está en mí.
Expiro, suelto, relajo la tensión en esta parte de mi cuerpo. Intentaré que mi desplazamiento en el espacio se asemeje a una danza cósmica.

OCTAVA SEMANA
Pondré mi atención en mi forma de estar de pie:
¿Mi cuerpo está relajado?, ¿el peso de mi cuerpo está repartido sobre los dos pies y sobre toda la superficie plantar por igual?, ¿mi columna está recta?, ¿mis hombros abiertos?, ¿mi cabeza es la continuación de mi columna?, ¿está mi cuerpo verdaderamente en equilibrio y relajado cada vez que estoy parado sobre mis dos pies?
El equilibrio y la relajación de mi cuerpo me llevará al equilibrio y la paz de mi mente.
Mis pies en contacto equilibrado con la tierra, mi cabeza con mi mente serena en contacto con el cielo.

NOVENA SEMANA
Subiré conscientemente todas las escaleras que encuentre en mi camino.
Inspiro, un escalón, un pie: «He llegado».
Expiro, otro escalón, otro pie: «Estoy en casa».
Llegar, ¿adónde? Llegar a mí mismo, a mi momento presente.

DÉCIMA SEMANA
Todos los semáforos en rojo y los pasos de cebra serán mis campanas de atención.
Haré tres respiraciones profundas y conscientes.
Inspiro, siento la totalidad de mi cuerpo, incluso el gesto de mi cara.
Expiro, sonrío, relajo, suelto todo mi cuerpo.
Inspiro, siento mis emociones.
Expiro, sonrío y relajo mis emociones.
Inspiro, siento mi mente.
Expiro, sonrío y relajo mi mente.
Me instalo con ello en el “momento presente, momento maravilloso”. (Estoy vivo y camino por la tierra, ¡qué gran oportunidad!).

DECIMO PRIMERA SEMANA
Todos los sonidos de teléfonos, puertas, relojes, etc. serán mis campanas de atención (observaré el impulso que me lleva a coger mi teléfono automáticamente y con ansiedad a veces) y haré una respiración profunda y consciente antes de cogerlo.
Inspiro, sonrío a mi ansiedad.
Espiro, relajo todo mi ser.
Y después al colgar haré tres respiraciones profundas y conscientes (como en la semana 10ª).

DECIMO SEGUNDA SEMANA
Seré consciente de que los alimentos que ingiero forman mi propio cuerpo: mi sangre, mis tejidos, mis órganos, mi piel.
Haré consciencia de su calidad: ¿Llevan mucha química?, ¿son transgénicos?, ¿destruyen mi sistema inmunológico y como consecuencia me debilitan y me exponen a las enfermedades?
¿O Son ecológicos, frescos y llevan en ellos la energía directa del sol y me fortalecen, aportándome salud? Quizás, lo que creo que ahorro en una alimentación de baja calidad sea una ilusión y más tarde tenga que gastar mucho más en medicinas.
Voy a aprender a amarme a mí mismo ofreciéndome una alimentación de calidad y saludable, y voy a aprender a amar a los demás seres tratando de reducir el sufrimiento de otros seres con mi alimentación.
La práctica consiste en hacer tres respiraciones profundas para relajar nuestro estómago antes de comer cualquier alimento. Con ello le aportaré un extra de oxígeno tanto para facilitar la combustión de la digestión, como para cortar la energía de mis preocupaciones, relajando así mi mente y evitando “comer” las preocupaciones junto con los alimentos que ingiero. Seré consciente de su color, sabor, olor, forma, masticaré hasta convertirlos en líquido, soltaré la cuchara, tenedor, de vez en cuando sobre la mesa para practicar el no aferramiento a las cosas. Disfrutaré de este maravilloso regalo del universo sin prisas, sin automatismo.
Inspiro, llevo un extra de oxígeno a mi cuerpo.
Expiro, sonrío, relajo mi estómago, mi cuerpo, mi mente.

DECIMO TERCERA SEMANA
Intentaré tener muchos momentos de consciencia durante el día, y en cada momento sonreiré a todas las células de mi cuerpo, las llenaré de amor y gratitud, agradeciéndoles su armónico y solidario funcionamiento.
Inspiro, soy consciente de los millones de células de mi cuerpo.
Espiro, les sonrío a cada una de ellas y las lleno de amor y gratitud.

DECIMO CUARTA SEMANA
Todo lo que el universo nos proporciona para vivir: aire, alimentos sólidos y líquidos, impresiones sensoriales… son transformados en mi cuerpo y devueltos por mí al universo en forma de diferentes manifestaciones: materia de desecho sólida y líquida por una parte y una triple acción en forma de pensamientos, palabras y actos por otra. Estas tres últimas manifestaciones están sujetas a la ley del karma; la ley de causa y efecto.
A la primera persona a la que afectan y sobre la cual actúan de forma inmediata es a la persona que las originó, que las creó. A ella pertenecen y llevan su marca. Tú creas tu propia atmósfera.
De la mente procede todo lo que se puede conocer. La mente es la raíz de todos los fenómenos. Debemos cuidar nuestra mente como si fuera el rey. Si actuamos con la mente corrompida el sufrimiento es el resultado, así como la rueda del carro sigue la pezuña del buey. Si nuestra mente está clara la felicidad es el resultado, tan es así como que nuestra sombra nos sigue a dondequiera que vayamos.
Un pensamiento correcto puede cambiar el mundo, una palabra es un pensamiento oculto manifestado, una acción. Son fuerzas, son energías, el mundo sale de aquí.

DECIMO QUINTA SEMANA
La palabra es un pensamiento oculto manifestado.
La palabra correcta te procura bienestar a ti y a los otros, en el cuerpo y en la mente. Tiene el poder de curar, de sanar.
Esta semana trabajaremos con las palabras. ¿Qué creo con mis palabras? Paz, amor, armonía, bienestar… o bien desarmonía, miedo, odio, malestar. ¿Son útiles mis palabras? ¿Salen del corazón? O solamente suponen un bla, bla, bla…, un desgaste automático de energía. ¿Cómo es mi tono, agradable o parezco un perro furioso?
Cada noche anotaré lo que he creado con la mayor parte de mis palabras.

DECIMO SEXTA SEMANA
Esta semana pararemos al menos tres veces al día el impulso automático de hablar.
Cuando estemos con otras personas, cerraremos conscientemente nuestra boca y en lugar de hablar, respiraremos y sonreiremos, nos daremos cuenta de que no es tan importante dar siempre nuestra opinión sobre todas las cosas.

DECIMO SÉPTIMA SEMANA
Aprenderemos a escuchar cuando alguien nos hable, pararemos lo que estamos haciendo, miraremos a esa persona y en silencio le diremos: «Estoy aquí presente para ti, para escucharte».
Centraremos nuestra atención en nuestra respiración, intentaremos reflejar nuestra mente, sin juzgar lo que estamos oyendo. Estaremos totalmente presentes para percibir a esa persona más allá de las palabras, en su totalidad. Dejaremos que se exprese totalmente, no la interrumpiremos. Quizás al final digamos o no alguna palabra que salga de nuestro corazón, no de nuestro intelecto.

DECIMO OCTAVA SEMANA
Haré consciencia de lo que escucho: ¿Me produce bienestar? ¿Me produce malestar? No me permitiré estar en conversaciones venenosas, o en aquellas en que hablan mal de otras personas. Tendré el valor de decir a los otros:
“¡No sigamos generando este veneno!” Intentaré que la compasión surja de ellos hacia ese ser.

DECIMO NOVENA SEMANA
Haré consciencia de mis juicios automáticos sobre todos y sobre todo, dándome cuenta de que no poseo datos suficientes y verdaderos para emitirlos sobre casi nadie y sobre casi nada.
Anotaré diariamente las veces que he emitido o pensado mi juicio automático.

VIGÉSIMA SEMANA
Seré consciente de mi identificación con todo lo exterior a mí y de cómo dejo en manos de los demás mi propia felicidad o sufrimiento.
Por ejemplo: me levanto, hace sol y me pongo contento; llueve y me pongo triste…Cómo me afecta lo que creo que piensan los demás de mí, si me aceptan, no me aceptan, me quieren o no… Por ejemplo, si alguien en el trabajo, mi jefe, mi compañero, está enfadado y me contesta mal, creo que es por mi culpa y sufro, y quizás sólo ha tenido una mala noche. O por el contrario, cuando alguien me halaga y dice cosas bellas de mí, me siento feliz.
Anotaré diariamente mis identificaciones con lo exterior a mí y lo que esas identificaciones me producen al dejarme llevar como una hoja que arrastra el viento.

VIGÉSIMO PRIMERA SEMANA
Tomaré consciencia y anotaré diariamente, identificaré y reconoceré aquellos pensamientos que ocupan la mayor parte del tiempo en mi mente, y simplemente a su lado escribiré: me produce bienestar, me produce malestar…
¿Qué alimento me doy yo a mí mismo a través de mi mente? ¿Me construyo, me destruyo, me acepto, me culpo, me juzgo, me doy alegría, tristeza, me comprendo y me amo, me desprecio y me odio…me proporciono paz, ansiedad, felicidad, sufrimiento…?

VIGÉSIMO SEGUNDA SEMANA
Esta semana me comprometo a crear al menos tres veces al día las condiciones necesarias para darme a mí mismo alegría y felicidad.
En mi mente pensaré la mayor parte del día pensamientos que me produzcan bienestar, alegría (tengo unos ojos que me permiten ver las maravillas de la vida, unos pies que me permiten desplazarme libremente por el espacio, etc…).
Soy muy afortunado: para un ciego su mayor alegría sería poder ver, para un paralítico poder caminar.
Haré al menos un acto diario que me produzca alegría; llamaré por teléfono a un amigo, veré el atardecer, iré a ver a mi madre… iré a ver una buena película, compraré la planta de la alegría, regaré las plantas hablando cariñosamente con ellas, etc… Y a la noche anotaré estos actos, y si no he hecho ningún acto que me dé alegría, me diré cosas bellas, reales, a mí mismo.

VIGÉSIMO TERCERA SEMANA
Esta semana me comprometo a dar la menor energía posible a los pensamientos que me producen malestar, manteniéndolos el menor tiempo posible en mi mente. Les diré cada vez que aparezcan: «¡Hola! ¡Otra vez aquí! Ya te conozco, te sonrío y te dejo partir, sigue tu camino». Y me centraré en sentir mi respiración, cambiaré ese pensamiento por otro que me dé alegría. (Es como cambiar un Cd que no nos gusta por otro más agradable).

VIGÉSIMO CUARTA SEMANA
Tomaré consciencia de la aceptación: ¿Me comprendo, me acepto y me amo a mí mismo como soy? Consciente de que hay muchas cosas que aún debo transformar, escribiré en una lista las cosas que vaya descubriendo que me gustan de mí, y en otra lista, las cosas que me gustaría transformar. ¿Me comprendo, me sonrío a mí mismo y me permito fluir como un bello río? ¿Comprendo, acepto y permito fluir a los otros seres que me rodean como son? O, ¿deseo que sean sólo como yo quiero que sean y si no es así me enfado? Anotaré todos los enfados que tengo durante cada día por este motivo. ¿Comprendo y acepto las leyes de la naturaleza de nacimiento, madurez, vejez y muerte en mí mismo y en los seres que amo?

VIGÉSIMO QUINTA SEMANA
Ser consciente de cualquier formación mental (ira, miedo, alegría, depresión, ansiedad…). Cada dos semanas elegiremos una para estudiarla y observarla en nosotros, elegiremos la que más nos hace sufrir. Estar muy atentos a nuestra respiración mientras observamos cómo surge, se mantiene y se desvanece, no para reprimirla o ahuyentarla sino para cuidarla. La identificaremos, la reconoceremos llamándola por su nombre (hola, ira…) en el mismo instante en que comienza a manifestarse. Nos concentraremos profundamente en ese instante.

Como ejemplo, vamos a estudiar la ira. Cuando surge podemos concentrarnos en la respiración. Evitaremos reaccionar contra la persona que creemos que es la causa de nuestra ira (porque las raíces de nuestra ira están en nosotros).

Sea lo que fuese lo que nos está enfureciendo, tenderemos a poner toda nuestra atención en ello y, al igual que un bombero, hemos de echar agua al fuego inmediatamente y no malgastar el tiempo buscando a la persona que encendió el fuego. No hablar, no escuchar, no hacer nada en absoluto, sino solo concentrar nuestra mente en sentir y seguir nuestra respiración.

a) Identificarla, reconocerla, abrazarla con la Plena Consciencia.
Inspiro, sé que estoy furioso, que hay ira en mí.
Expiro, sé que he de hacerme cargo de mi ira.
Inspiro, sé que la energía de la ira está en mí.
Expiro, calmo, abrazo mi ira.
b) Concentrarnos sobre la Formación Mental que está presente.
c) ¿Cómo ha venido?
¿Qué causas la han originado?
¿Cuáles son sus raíces?
¿Qué alimentos la nutren?
Cuatro clases de alimentos:
1. Comida, bebida.
2. Impresiones sensoriales
3. Deseo profundo, ver si es o no sano
4. Conciencia-mente

Deseo profundo: corremos detrás de aquello que creemos que nos hará felices…Queremos ser alguien…obtener algo (una casa, un coche, pareja, etc.…). Sientes que estás incompleto y corres y corres detrás de algo…pero todo ya está aquí, porque ERES lo que quieres ser… ya ERES. La plenitud es posible cuando dejas de correr… Tienes todo el cosmos en ti, mira tu propio cuerpo.

Escribiremos todo lo que vamos descubriendo que alimenta nuestra ira, con el propósito de alimentarla cada vez menos, todo aquello que no se alimenta muere.


Si la Formación Mental nos da alegría y felicidad, la mantendremos con nosotros el mayor tiempo posible, y la alimentaremos para que crezca.

Si la Formación Mental nos da malestar, sufrimiento, dejaremos de proporcionarle los alimentos que la nutren.

Queridos amigos, os deseo una feliz práctica y que a través de ella obtengamos los frutos de la comprensión, la compasión, la paz y la felicidad para nutrirnos de ellas y ofrecerlas al mundo en cada uno de nuestros pasos como verdaderos activistas por un mundo más feliz y en paz.
No hay camino hacia la felicidad.
La felicidad es el camino.