sábado, 28 de febrero de 2015

Tres maneras de ver la vida

Por Walter Velásquez


Básicamente, hay tres formas de afrontar la vida:

La primera es vivir en la inconsciencia total, cargando con las heridas del pasado y el temor hacía el futuro. De esta manera creamos una experiencia llena de sufrimiento constante. En este punto pensamos que somos víctimas de las circunstancias y que lo que nos sucede es culpa de los otros. Renegamos y nos quejamos constantemente por nuestro destino.

La segunda es cuando nos damos cuenta de que hemos creado nuestro sufrimiento y empezamos a buscar estrategias para cambiarlo desde afuera. Estando en este nivel utilizamos rituales, amuletos, frases positivas, visualizaciones, mapas del tesoro y muchas cosas más. En este punto creemos saber qué es lo que necesitamos y pedimos al Universo cosas, basados en las limitadas expectativas de la mente.

La tercera forma de afrontar la existencia se da cuando nos entregamos por completo al fluir de la Vida, aceptando plenamente lo que llega. Esto no significa que nos conformemos con nuestro estado actual y decidamos quedarnos allí, al contrario, aquí opera un cambio radical y profundo que se da desde adentro hacia afuera cuando aceptamos plenamente cada aspecto de nuestra personalidad y nuestra vida. Ya no nos creemos víctimas del destino ni le decimos al Universo qué es lo que nos “debe” dar.

En este punto creemos firmemente que el Universo tiene un plan perfecto para nosotros. Así que en vez de luchar para que la vida se adapte a nuestras expectativas humanas, nos entregamos a la vida y empezamos a fluir “Libres de ataduras, como una bruma arrastrada por el aire  nos dejamos llevar hasta donde nos quiera dejar el viento.”[1]  Cuando las cosas aparecen las aceptamos y las dejamos venir, cuando las cosas desaparecen las soltamos y las dejamos ir[2].

Esta es la entrega total, ya no hay un proyecto personal, ahora nos entregamos con fe al ritmo del Tao. Esto fue lo que nos enseñó Jesús cuando, orando en el huerto de Getsemaní antes de la crucifixión, dijo: “Si quieres, aparta de mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad sino la Tuya”. A muchos les da miedo esta entrega porque creen que no se puede vivir la vida sin un plan y una meta. Pero cuando nos entregamos por completo al propósito de la Vida, todo fluye, todo llega y todo se va en el momento perfecto. Claro que debemos planear! Pero ya no nos atamos a que el desarrollo del plan se ajuste exactamente a nuestras expectativas. Entonces empezamos a experimentar una extraña sincronicidad donde cada cosa va cayendo en su lugar en el momento y lugar correcto. Pero esto sólo se logra cuando entendemos que también la adversidad y la crisis son la experiencia perfecta que necesitamos en ese momento.

Cada cual está en el nivel que le corresponde, pero nadie tiene el derecho de creer que está “más avanzado” que otros. Simplemente cada cual está en el lugar que le corresponde, por ello no debemos esforzarnos por cambiar a otros sino dedicarnos a cultivar la Consciencia del momento presente. Esa es la mejor clase de ayuda que podemos dar a otros ya que estaremos contagiando a los que nos rodean de la Presencia.



[1] Daigu Ryokan.
[2] Adaptación de un proverbio Zen que reza: “El maestro actúa sin hacer nada                                                  y enseña sin decir nada. Las cosas aparecen y él las deja Venir; Las cosas desaparecen y él las deja ir.”

martes, 17 de febrero de 2015

El "Boom" del pensamiento positivo


Hay personas que durante años han seguido el “Boom del pensamiento positivo”. Algunas de ellas han llevado esto al extremo hasta el punto de creer que solamente “deben” tener pensamientos y emociones “positivas”. Por lo tanto, se han convertido en expertos en negar y reprimir aquellas emociones que les resultan desplacientes como la tristeza, el dolor psicológico o el odio. Para poder esconder todas estas emociones, han creado una “coraza” muy fuerte, es decir, una máscara de persona “positiva”, que lo único que hace es esconder el funeral que llevan dentro. Lo contradictorio de querer vivir la vida en “positivo”, es que estas personas también se enferman tanto física como psicológicamente, lo cual quiere decir que esa actitud no es funcional.

Con esto no estoy invitando a las personas a tener pensamientos “negativos” ni a sumergirse en las emociones de abatimiento y tristeza. La invitación es, en primer lugar, a dejar de etiquetar nuestras emociones en términos de “positivo” y “negativo”, las emociones son emociones, nada más. Lo segundo es aprender a hacernos conscientes de nuestros estados emocionales, es decir, observar nuestros estados de ánimo y permitir que fluyan hacía la superficie. Cuando hacemos esto con Consciencia, las emociones dejarán de controlar nuestras vidas y serán similares a nubes que aparecen y se desvanecen rápidamente sin afectar nuestras vidas de forma significativa.


En vez que querer vivir de forma “positiva” o “negativa”, es mejor abrazar todas las emociones que emergen a la Consciencia y observarlas de forma ecuánime, es decir, sin etiquetarlas de ninguna forma. Cuando nos convertimos en el Observador, empezamos a vivir la vida de una forma más impersonal y ya no nos tomamos demasiado en serio las situaciones críticas de la vida o las opiniones de los demás acerca de nuestra persona.

lunes, 9 de febrero de 2015

La máscara

-¿De qué te vas a disfrazar hoy? 
- De mí mismo 
- Te costará encontrar una máscara 
- No, me costará quitarme todas las máscaras.



“Cada vez que me pongo una máscara, lo hago para tapar mi realidad fingiendo ser lo que no soy. Lo hago para atraer a la gente. Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados y alejo a los demás, debido a un estorbo: la máscara. 

Cada vez que me pongo una máscara lo hago para evitar que la gente vea mis debilidades. Luego descubro que como no ven mi humanidad, al no ver lo que soy, sólo ven la máscara. 

Cada vez que me pongo una máscara lo hago para evitar ofender a alguien y ser diplomático. Luego descubro que aquello que ofende a las personas con quienes quiero intimar, es la máscara. 

Cada vez que me pongo una máscara lo hago convencido que es lo mejor que puedo hacer para ser amado. Luego descubro la gran paradoja… Lo que más deseo lograr con mi máscara, es precisamente lo que impido con ella” 

Gilbert Brenson 

lunes, 2 de febrero de 2015

Religión y espiritualidad

"Cuando vivimos identificados con los pensamientos quedamos presa del ego. La autoobservación nos lleva a recordar que somos mucho más que eso, nos libera de la prisión de los pensamientos.

Incluso un pensamiento religioso es también una prisión. La mayoría de las personas viven sus religiones desde la mente y esta es programada por sus escrituras y ministros para reprimir los impulsos y repetir los rituales. Pero incluso cuando te identificas como alguien religioso, eso es otra máscara del ego. Una máscara más espiritual y bella por su puesto, pero al fin de cuentas máscara.

La palabra religión viene del latín re-ligare o unir de nuevo. Puesto que nunca hemos estado separados de nuestro Ser, que es el Todo, entonces no hay nada que sea necesario unir. Una palabra que me gusta más es “espiritualidad”. Pero muchos creen que solamente los buscadores de la verdad son espirituales. Se equivocan, también el borracho, el mendigo y el ladrón son espirituales. Todos ellos están viviendo las experiencias que necesitan para su Despertar. Todo es sagrado."