Por Walter Velásquez
Básicamente, hay tres formas de afrontar la vida:
La primera es
vivir en la inconsciencia total, cargando con las heridas del pasado y el temor
hacía el futuro. De esta manera creamos una experiencia llena de sufrimiento
constante. En este punto pensamos que somos víctimas de las circunstancias y
que lo que nos sucede es culpa de los otros. Renegamos y nos quejamos
constantemente por nuestro destino.
La segunda es
cuando nos damos cuenta de que hemos creado nuestro sufrimiento y empezamos a
buscar estrategias para cambiarlo desde afuera. Estando en este nivel
utilizamos rituales, amuletos, frases positivas, visualizaciones, mapas del
tesoro y muchas cosas más. En este punto creemos saber qué es lo que
necesitamos y pedimos al Universo cosas, basados en las limitadas expectativas
de la mente.
La tercera forma
de afrontar la existencia se da cuando nos entregamos por completo al fluir de
la Vida, aceptando plenamente lo que llega. Esto no significa que nos
conformemos con nuestro estado actual y decidamos quedarnos allí, al contrario,
aquí opera un cambio radical y profundo que se da desde adentro hacia afuera
cuando aceptamos plenamente cada aspecto de nuestra personalidad y nuestra vida.
Ya no nos creemos víctimas del destino ni le decimos al Universo qué es lo que
nos “debe” dar.
En este punto creemos firmemente que el Universo tiene un
plan perfecto para nosotros. Así que en vez de luchar para que la vida se
adapte a nuestras expectativas humanas, nos entregamos a la vida y empezamos a
fluir “Libres de ataduras, como una bruma arrastrada por el aire nos dejamos
llevar hasta donde nos quiera dejar el viento.”[1] Cuando las cosas aparecen las aceptamos y las
dejamos venir, cuando las cosas desaparecen las soltamos y las dejamos ir[2].
Esta es la entrega total, ya no hay un proyecto personal,
ahora nos entregamos con fe al ritmo del Tao. Esto fue lo que nos enseñó Jesús
cuando, orando en el huerto de Getsemaní antes de la crucifixión, dijo: “Si
quieres, aparta de mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad sino la Tuya”.
A muchos les da miedo esta entrega porque creen que no se puede vivir la vida sin
un plan y una meta. Pero cuando nos entregamos por completo al propósito de la
Vida, todo fluye, todo llega y todo se va en el momento perfecto. Claro que
debemos planear! Pero ya no nos atamos a que el desarrollo del plan se ajuste
exactamente a nuestras expectativas. Entonces empezamos a experimentar una
extraña sincronicidad donde cada cosa va cayendo en su lugar en el momento y
lugar correcto. Pero esto sólo se logra cuando entendemos que también la
adversidad y la crisis son la experiencia perfecta que necesitamos en ese
momento.
Cada cual está en el nivel que le corresponde, pero nadie
tiene el derecho de creer que está “más avanzado” que otros. Simplemente cada
cual está en el lugar que le corresponde, por ello no debemos esforzarnos por
cambiar a otros sino dedicarnos a cultivar la Consciencia del momento presente.
Esa es la mejor clase de ayuda que podemos dar a otros ya que estaremos
contagiando a los que nos rodean de la Presencia.
La verdad, sos un genio, te tengo como un ejemplo a seguir casi.
ResponderEliminarTengo 18 años y todo lo que estoy leyendo de tu Blog creo que me va a ayudar mucho en mi vida, trato de manejarme como lo aconsejas en los post aunque me frustra demasiado que haya tanta gente que no esté al tanto de todo esto(que es lo que concidero importante para la vida) y vivan atrapados en sus realidades
EliminarTengo 18 años y todo lo que estoy leyendo de tu Blog creo que me va a ayudar mucho en mi vida, trato de manejarme como lo aconsejas en los post aunque me frustra demasiado que haya tanta gente que no esté al tanto de todo esto(que es lo que concidero importante para la vida) y vivan atrapados en sus realidades
Eliminarok esto fue muy importante me ayudo a completar mi ensayo de las formas de ver la viada es excelente tu trabajo muchas gracias .
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