domingo, 11 de noviembre de 2012

Observar las emociones

La lucha contra nuestras propias emociones produce fricción y malestar en nuestro interior. Dejarlas que vaguen libremente, les da más poder. Estos son dos extremos de cómo las personas lidian con sus pensamientos y emociones molestos.

El Atman es el testigo de la mente 
y su funcionamiento.
----Shankara
Algunas personas enseñan que no debemos reprimir nuestras emociones inarmoniosas, que debemos dejarlas salir para liberarnos de ellas. Ellos dirán: “Si tienes ira contra alguien, exprésala”, no importa si dañas al otro y de paso te dañas a ti mismo. También enseñan a descargar el enojo golpeando fuerte almohadones o rompiendo platos. En verdad, liberar la ira –o cualquier otra emoción- de esta manera, produce una relajación temporal. El problema es que la hacerlo le estás dando más fuerza a la entidad que causó la ira: el ego, y al poco tiempo, tendrás más ira y más emociones desarmonizando tu mundo.

Otra técnica, tal vez la más difundida, consiste en cortar la emoción cuando esta se presente. Si por ejemplo alguien te dice algo que te molestó mucho y sientes muchos deseos de explotar y entablar una discusión, entonces te haces consciente de la emoción y la frenas. Esta técnica produce la mayoría de las neurosis ya que lo único que hace la persona es reprimir las emociones en el inconsciente, donde esperarán el momento oportuno para irrumpir con más fuerza en tu mundo.

Una tercera vía consiste en observar la emoción. En verdad, la fricción empieza cuando rechazas la emoción o pensamiento molesto que hay en tu mundo. Por ejemplo, si tienes ira, y además tu mente juzga que tienes ira y te sientes mal por ello, es allí donde la mente se divide. La emoción molesta, sumada al pensamiento de que tienes una emoción molesta se convierten en un factor desestabilizante para tu mundo. Así que el problema radica no tanto en la emoción en sí, sino en el pensamiento acerca de ella.

El hombre perfecto usa su mente como un espejo. 
No aferra nada, no rechaza nada. Recibe pero no conserva.

Chuang-tzu
El camino más sencillo consiste en observar y sentir la emoción. Cuando sientes una emoción molesta, por ejemplo rencor, date el tiempo para sentirla, para darte cuenta en qué parte de tu cuerpo se está manifestando (estomago, pecho, garganta, etc.), no la rechaces como si fuera algo malo. Al rechazarla creas fricción, simplemente acéptala, obsérvala y déjala que sea. Al hacer esto te darás cuenta de que mágicamente la emoción empieza a perder su poder hasta que desaparece completamente.

Al luchar contra el ego, en realidad lo haces más fuerte porque le das más poder. Cuando no quieres algo, pero pones tu atención en eso que no quieres, en realidad lo fortaleces. En vez de poner la atención en lo que no quieres, es más efectivo poner la atención en lo que sí quieres, en aquello que es real en ti: el Ser, la Consciencia o como lo quieras llamar.

Casi todas las personas sufren de ira, y muchas de ellas no quieren esa ira porque saben que eso está afectando su salud. Pero no saben cómo hacer que desaparezca, entonces recurren a los dos métodos básicos que nombramos al principio: expresarla y por lo tanto fortalecer al ego que la creó o luchar contra ella y hacerla más poderosa. ¿Por qué luchamos contra la ira? Porque no la queremos, y no la queremos porque la rechazamos.

Ahora quiero que intentes lo siguiente: cierra tus ojos y piensa en cualquier cosa excepto en un ganso blanco. Piensa en lo que sea, pero no permitas que la imagen de un ganso blanco aparezca en tu mente… ¿qué pasó? ¿No pudiste quitarte la imagen del ganso blanco? ¿Por qué? Porque la rechazaste. Así sucede con cualquier pensamiento o emoción que rechazas, ellos se hacen más fuertes y más difíciles de remover. Así que una forma muy sencilla de quitarles poder en tu vida es aceptarlos cuando aparezcan, sentirlos, observarlos, no rechazarlos en ningún momento. ¿Y qué sucede entonces? Pruébalo por ti mismo.

Gandhi decía que no hay caminos hacía la paz, la paz es el camino. Qué palabras más sabias. No puedes eliminar tu ego entablando una lucha contra él. Eso es justamente lo que él desea, lo que busca: la guerra. La guerra lo hace más y más fuerte. No rechaces nada que llegue a tu mente ni ninguna emoción que llegue a tu cuerpo, simplemente acéptalo, siéntelo, obsérvalo y date cuente cómo desaparece.

Puedo mirarme a mí misma 
y a mis actos, igual que un 
observador externo.

---Ana Frank –The diary os 
a youn girl
Muchas personas pueden temer hacer esto porque creen que aceptar una emoción o pensamiento es permitirle que tome el control de nuestro mundo. Pero aquí no se trata de aceptarlo en el sentido de permitirle actuar sino de aceptarlo en el sentido de saber que está allí y no luchar contra ese hecho. Es simplemente decir: ahí está esa emoción, esa es la clase de aceptación de la que hablamos. Lo más importante de todo esto es saber que los resultados hablarán por si solos.

De lo que se trata esto es de no tratar de empujar el río contra la corriente, sino más bien, fluir con la corriente convirtiéndote en el observador de tu mente y de tus emociones. Cuando observas tus emociones inarmoniosas te das cuenta de que tú no eres eso, pierdes la identificación con el ego y te sitúas atrás como alguien que observa una película sin identificarte con lo que sucede en ella. En ese momento le estarás dando tu poder y energía al Observador: el Ser, y dejarás de identificarte con los pensamientos y las emociones del ego. Esta es quizá la parte más importante del despertar espiritual, recuérdalo porque a partir de ahora empezaremos a trabajar sobre este tema que es vital: el hecho de que dejes de identificarte con el ego y te conviertas en el observador.


martes, 6 de noviembre de 2012

Tao-hsin y Fa-yung


El Ch'uan Teng Lu registra un maravilloso  encuentro de Tao-hsin con el sabio Fa-yung, que vivía en un solitario templo del Monte Niu-t'ou, y era tan santo que los pájaros solían traerle ofrendas de flores. Mientras ambos estaban conversando un animal salvaje pasó rugiendo cerca, y Tao-hsin dio un salto. Fa-yung comentó: "Veo que aún está contigo." Se refería, desde luego, a la "pasión" instintiva del miedo. Poco después, en un momento en que no lo observaban, Tao-hsin escribió el símbolo chino que significa "Buddha" sobre la roca en que Fa-yung acostumbraba sentarse. Cuando Fa-yung volvió a sentarse vio el Nombre sagrado y titubeó en sentarse. "Veo —dijo Taohsin— que aún está contigo." Ante esta observación Fa-yung despertó por completo... y los pájaros dejaron de traerle flores.

Pregunta: ¿Por qué después de su despertar espiritual, los pájaros dejaron de traerle flore a Fa-yug? Puedes colocar tu comentario abajo.