lunes, 23 de marzo de 2015

La olla exprés de la sexualidad reprimida

¿Cuál es el escándalo con la película “50 sombras de Grey”? Las parafilias (gustos sexuales exóticos) solamente pueden surgir en una sociedad reprimida. Si el sexo fuera visto como algo natural desde que somos niños, no habría perversiones sexuales. Pero es la religión y la sociedad, que nos hacen ver el sexo como algo pecaminoso, las que promueven que las personas repriman sus instintos naturales. Toda esa energía reprimida en el inconsciente explota en algún momento en las formas más extremas. Es una ley natural, si pones agua en una olla exprés, y no dejas que el vapor salga por ninguna parte, esta olla explotará.

De hecho, es en las sociedades más religiosas donde existen las peores aberraciones sexuales. En la India, violan y asesinan a las mujeres. En Occidente violan a los niños. Ambas culturas, Oriente y Occidente, promueven la represión sexual de una forma totalmente anti-natural.

En cambio, en las culturas indígenas donde el sexo es visto como algo natural desde la niñez, no hay violaciones ni aberraciones sexuales. Pero cuando estas culturas son evangelizadas, es donde empieza a verse el sexo como algo malo y aparecen los violadores en serie y toda clase de perversiones. Sólo cuando lo natural sea visto como natural, nuestra sociedad podrá sanarse del temor al sexo y podrá vivirlo de una forma espontánea y desprovista de toda clase de tabú.

“50 Sombras de Grey” es solamente una manera por medio de la cual el inconsciente colectivo libera toda la represión acumulada. Por ello ha causado tanto escando y sigue prohibiéndose en muchos países. Si no existiera la represión sexual, el mundo no necesitaría de esta clase de películas ni mucho menos de la pornografía o de ritmos musicales como el reggaetón. Mientras haya represión, el inconsciente colectivo seguirá buscando maneras para liberar la carga acumulada y los puritanos hipócritas de la religión seguirán armando escándalos. 

domingo, 22 de marzo de 2015

No lo llames amor, déjalo fluir

Casi todos los maestros espirituales, gurús, pastores y sacerdotes te dicen cosas como estas: “No seas iracundo”, “evita la lujuria”, “no te permitas sentir envidia”, “rechaza la gula”, etc. Ellos te dicen todo lo que no debes hacer pero nunca te enseñan cómo hacerlo. Entonces sus senderos se convierten en un proceso contante de represión. Reprimen la ira, la envidia, la lujuria y todo lo demás. Pero al reprimir esta energía no se destruye, ella simplemente se adentra en lo profundo del inconsciente y tarde o temprano regresará a la consciencia con más fuerza.

Aun cuando estos maestros te digan cosas como: “Se amoroso”, “se compasivo”, “busca la sabiduría”, etc., ellos en realidad te están conduciendo a un sendero ficticio. Si buscas ser amoroso, desarrollaras un amor, o una compasión o una sabiduría artificial. El verdadero amor no se construye ni se forma, simplemente se le permite fluir de adentro hacia afuera de manera natural. Es más, ni siquiera necesitas llamarlo amor, sólo lo dejas fluir y no sientes la necesidad de catalogarlo con un nombre. Los nombres corrompen porque son limitantes. Los nombres pueden encasillar algo tan inefable como el amor dentro de una categoría predeterminada por el cerebro.

En cambio la Consciencia es diferente. Cuando hay Consciencia plena de la ira, cuando la observas sin rechazarla, cuando la acoges y te haces uno con ella, cuando la aceptas plenamente; entonces la ira se transforma por si sola. Aquí no hay represión, aquí opera un proceso diferente: la transmutación. Cuando empiezas a practicar esto en la vida diaria, empiezan a emerger sentimientos que estaban ocultos en el Ser, que no habían podido surgir porque estaban atrapados en medio de las corazas del ego. Entonces la mente llamará a estos sentimientos paz, amor o sabiduría. Pero ellos no necesitan un nombre para ser porque ellos estaban antes de que los nombres fueran inventados.


lunes, 16 de marzo de 2015

Dionisio y Apolo


Apolo y Dionisio, ambos hijos de Zeus, representan el aspecto consciente (córtex pre-frontal) e inconsciente (sistema límbico) de la mente. Lo consciente e inconsciente no pertenece a la dualidad del bien y el mal, como muchos creen. Así como Apolo y Dionisio son ambos hijos de Zeus; la mente consciente e inconsciente son complementarias y trabajan juntas. Dionisio es el dios del vino, del sexo y la fiesta; Apolo es el dios del ritual, la lucidez y el orden. Si tratamos de suprimir lo uno para que prospere lo otro estaremos en claro desequilibrio, es como si en la naturaleza, quisiéramos eliminar la noche para que únicamente impere el día.

En la imagen vemos el sistema límbico, sede del
instinto (Dionisio) y el córtex pre-frontal (Apolo),
sede del auto-control.
Los moralistas de la religión y la política han querido que reprimamos nuestra parte dionisiaca, es decir, instintiva. Pero, como la energía no se destruye sino que únicamente se transforma, esta ha emergido en el mundo en forma de inmoralidad. La inmoralidad es la reacción a la moralidad. Ambas -moralidad e inmoralidad- son basura. Tanto la represión como el hecho de vivir únicamente para el placer atan nuestra mente a las cadenas del sufrimiento. Cuando hay Consciencia podemos conocer ambos lados de la balanza y experimentar su equilibrio. Así nace el Dionisio-Buda, el místico que se ilumina a través de la Consciencia plena en todo lo que hace –incluyendo el placer de los sentidos.

Así como Dionisio (el instinto) y Apolo (el orden) proceden del mismo padre, el inconsciente y la mente consciente funcionan como una unidad. Sin embargo, la religión ha hecho que nos fragmentemos haciendo que lo consciente y lo inconsciente se establezcan como compartimientos separados que viven en guerra el uno con el otro. Esta guerra y división interna sólo puede cesar cuando –libres de culpa y vergüenza- podemos observar nuestros pensamientos, emociones y actos de forma ecuánime y carente de juicio. Al hacer esto trascendemos el nivel de la dualidad y hacemos que los polos opuestos se integren en un Todo unificado.


domingo, 15 de marzo de 2015

Río arriba o río abajo


Hay dos maneras de recorrer el camino de la vida; yendo río abajo o yendo río arriba. La vida es como un río que fluye de manera natural hacía abajo hasta llegar al océano, sin embargo hay personas que deciden contrariar la vida y nadar río arriba. Estas personas se llaman a sí mismos “guerreros espirituales” porque todo su sendero se reduce a una lucha: luchan contra los deseos, contra sus impulsos sexuales, contra los apegos materiales, etc., etc.

Casi todas las enseñanzas religiosas que hay en el mundo pertenecen al sendero del río arriba. Pero luchando contra los deseos no se puede trascenderlos, así que en últimas, este es el sendero de la represión. La represión es un mecanismo de defensa del ego que hace que “enterremos” nuestros deseos en el inconsciente por medio de la voluntad. Los que practican esto creen haber derrotado a sus deseos, pero sólo los han guardado provisionalmente en el sótano de la mente llamado inconsciente. Estos deseos tarde o temprano aparecen de nuevo con más fuerza o se disfrazan para poder seguir actuando en la vida de las personas.

El sendero del río abajo es diferente. Aquí no hay represión, el individuo se deja llevar por sus deseos e impulsos y fluye con ellos. Para que esto sea efectivo hay que hacerlo con Consciencia. Si nos entregamos a nuestros deseos sumidos en la inconsciencia no obtendremos nada. Cuando hay Consciencia plena en lo que hacemos ocurre una transformación radical de adentro hacia afuera. Hacerlo Conscientemente es observar todo el proceso, observar los pensamientos, emociones y actos que se desencadenan cuando estamos satisfaciendo una necesidad. Cuando somos Observadores los comportamientos automáticos y robóticos pierden fuerza, pero esto requiere energía. Puede que nos perdamos en el proceso y olvidemos que somos el observador. No importa, lo intentaremos una y otra vez hasta lograrlo.

Esto es particularmente difícil –más no imposible- en lo que concierne a las adicciones. Las adicciones sólo nos atrapan porque son procesos inconscientes. Si lo hiciéramos conscientemente y sin ningún asomo de culpa o vergüenza, la adicción perdería su poder. Pero el mundo nos ha programado para vivir en función de la culpa y la vergüenza –de esa manera nos controlan los sacerdotes y los gobiernos. Sólo cuando trascendemos la culpa y la vergüenza podemos observar nuestros pensamientos y actos con total imparcialidad y entonces, podremos trascender los comportamientos adictivos y robóticos que nos atan al sufrimiento.

En la mitología griega se habla de Apolo y Dionisio. Apolo es el dios del ritual, el orden y la lucidez. Dionisio en cambio, nos lleva a fluir con el río siguiendo el curso de los impulsos y deseos. Si seguimos el sendero dionisiaco con Consciencia, podremos llegar a ver, comprender y soltar la raíz de nuestros apegos y adicciones de forma natural (cuando hablo de adicciones también me refiero a la adicción al sexo, al poder, al trabajo, a ser aceptado, etc.). Mientras sigamos el sendero de Apolo llegaremos a ser expertos en reprimir los impulsos, aprenderemos a hacer represas para frenar la corriente del río, pero eso no funciona para siempre. Cuando seguimos el sendero dionisiaco, las adicciones pierden fuerza y desaparecen por sí solas de forma natural.

Recuerda un sendero dionisiaco sin Consciencia es totalmente inútil. Sólo te absorberás más en el sufrimiento. Para mantener la Consciencia es necesario practicar y practicar. Un buen ejercicio que puede ayudarte es la Respiración Consciente -darte cuenta del aire que entra y del aire que sale- sólo dedicando varios minutos al día en esta práctica podrás desarrollar cada día la capacidad de observar sin identificarte con lo observado. Entonces podrás ir río abajo de manera Consciente, fluirás como el agua siguiendo su cauce, así que un día dejarás de ser río y te fundirás con el Océano, con la totalidad de la vida.


sábado, 7 de marzo de 2015

Ni buscar ni rechazar

Polaridades del "bien" y "mal" en la mente humana.
No busques convertirte en nada, ni siquiera en un sabio o un santo. Si quieres ser un santo, desarrollaras una santidad artificial; si quieres ser un sabio, desarrollarás una sabiduría artificial. Piensa en Sai Baba, él quería ser reconocido como un santo y tuvo que leer mucho y aprender trucos de magia para seducir a las multitudes. El verdadero santo es el santo natural, aquel que no pretende nada ni busca nada, aquel que se despoja de las capas del ego y muestra su verdadero ser desnudo.

No te opongas a nada. Cada vez que te opones a algo dentro de ti, ese algo que es reprimido en la consciencia[1] se hace más fuerte en el inconsciente, es la ley de la polaridad. Recordemos a Gandhi, él se opuso a la violencia –incluso creó el sendero de la no-violencia- y llegó a ser reconocido como un hombre pacifico. Pero mientras Gandhi rechazaba la violencia en su consciencia, la fortalecía en el inconsciente. Gandhi en verdad era un hombre muy violento, en su ashram era un dictador, era un tipo muy iracundo, aquel que no lo obedecía era seriamente castigado por medio del rechazo y la exclusión –una de las peores formas de violencia- es menos doloroso que te den una bofetada y no que te excluyan de una familia o grupo social. Gandhi no dejaba que sus hijos fueran a su escuela y uno de ellos escapó del ashram para ir a la escuela. Gandhi ordenó a su esposa y a toda su familia que no le hablaran nunca más ni lo aceptaran de nuevo en el grupo familiar. Eso es una forma de violencia muy tirana. No es violencia física, pero es violencia psicológica, que en la práctica es igual o peor.

Por lo tanto, no busques convertirte en nada ni te opongas a nada. El mejor camino es el de la Consciencia Plena. Toma Consciencia de tus deseos, obsérvalos plenamente mientras se desarrollan y estos perderán poder. Toma Consciencia de tu parte violenta y esta se transmutará en amor. Toma Consciencia de la parte tuya que necesita convertirse en santo para recibir reconocimiento, y entonces florecerá la humildad. Este es el camino natural, aquel en el que no existe lucha ni complacencia, solamente Consciencia.





[1] Para entender este blog hay que diferenciar la palabra “consciencia” (con minúscula), la cual se refiere al aspecto racional de la mente y la Consciencia con mayúscula, la cual se refiere al Observador que está más allá de la mente.