viernes, 19 de octubre de 2012

Reencarnación y Despertar


Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte. El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta. Cuando, más tarde. Los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replico:
- ¿no habéis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente?
- Pero ¿hay vida después de la muerte o no la hay?, insistió un discípulo.
- ¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión! – replico enigmáticamente el Maestro.
Anthony de Mello


Hoy en día muchas personas buscan afanosamente conocer sobre sus vidas anteriores. Ellos todavía necesitan ir a ese lugar inexistente llamado pasado. Lo único real que existe es nuestro Ser que es eterno, puro, que nunca ha nacido y nunca morirá. Toda nuestra experiencia por fuera de este Ser es una ilusión, es como un sueño del que despertamos a través del conocimiento verdadero de nosotros mismos. Cuando comprendemos que somos ese Ser eterno y no un cuerpo que sufre, una mente que piensa o un ego que reencarna, entonces llegamos al momento de nuestro despertar.

Muchas personas creen en el poder de las regresiones para sanar aspectos de su psicología. Sin embargo, lo que muchas personas no saben es que en las terapias de regresión se ha encontrado a muchas personas que reclaman ser Juana de Arco, María Magdalena o muchas otras personalidades de la historia. ¿Cómo pueden tantas personas diferentes ser la reencarnación de un mismo personaje? Si queremos ser investigadores espirituales serios, y no creyentes dogmáticos ciegos, debemos estar dispuestos a poner incluso nuestras creencias más queridas bajo la luz de la duda y el fuego de la verdad.

Existen muchos testimonios de sanaciones de fobias y odios por medio de las terapias regresivas. Esto es cierto, ya que las fobias y odios se encuentran presentes en la mente y estas terapias trabajan al nivel de la mente. Por ello una mujer que necesita fuerzas para afrontar una situación difícil puede “recordar” haber sido Juana de Arco en una vida previa. Por medio de este recuerdo, ella se identifica con Juana de Arco y con su determinación y traslada esto a su vida actual para afrontar mejor su situación presente. Desde este punto de vista, las regresiones tienen un efecto terapéutico, aunque nos brindan un bienestar, no nos llevan al despertar espiritual entendido como el reconocimiento pleno de nuestro Ser.

En otros casos las regresiones pueden ser dañinas como cuando una persona “recuerda” haber sido un violador en serie o el rey de alguna nación. Estos recuerdos lo pueden llevar de la culpa al orgullo, sin generar ningún beneficio en ninguno de los casos.

La reencarnación y el recuerdo de vidas anteriores ejercen una gran fascinación sobre muchos buscadores espirituales. Muchos de ellos todavía necesitan investigar sobre esas cosas y eso está bien. Sin embargo, el despertar espiritual viene cuando la persona renuncia al pasado y al futuro y se enfoca a vivir de manera plena el momento presente.

Muchos se preguntarán cómo puede uno sanar su psicología sin mirar al pasado. El psiquiatra y filósofo alemán Karl Jaspers (1883-1969) ya había trabajado en esto. A él le importaba más el “cómo” del comportamiento humano que el “por qué”. Es decir, él no veía al hombre como un irremediable resultado de su pasado, sino como un ser que podía expresar su potencial en el ahora. Cuando él veía a un paciente con alguna clase de desorden, no preguntaba por qué sucedió, sino cómo se manifiesta en el ahora.

En su libro “El poder del Ahora”, Eckhart Tolle nos enseña una técnica para vivir nuestras emociones, miedos, ira, etc. en el ahora y consumirlos a través de la Presencia. Este tema será tratado en posteriores artículos. Por el momento quiero dejarlos con un extracto de “YO SOY ESO”, conversaciones con Sri Nisargadatta Maharaj quien es reconocido como uno de los muchos seres iluminados que ha pisado esta Tierra:

Interlocutor: Cuando un hombre ordinario muere, ¿qué le acontece?

Maharaj: Según su creencia, así acontece. Como la vida antes de la muerte es solo imaginación, así es la vida de después. El sueño continúa.

Int: ¿Y qué hay sobre el jnani (iluminado)?

Mah: El jnani no muere debido a que nunca ha nacido.

Int: Pero a los demás sí se lo parece.

Mah: Pero no a sí mismo. En sí mismo es libre de las cosas —físicas y mentales.

Int: No obstante usted debe conocer el estado del hombre que ha muerto. Al menos por las propias vidas pasadas de usted.

Mah: Hasta que encontré a mi gurú, yo sabía muchas cosas. Ahora no sé nada, pues todo conocimiento está solo en el sueño y no es válido. Yo me conozco a mí mismo y no encuentro ninguna vida ni muerte en mí, solo puro Ser —no ser esto o eso, sino solo Ser. Pero en el momento en que la mente, sacando su provisión de recuerdos, comienza a imaginar, llena el espacio de objetos y el tiempo de aconteceres. Como yo no conozco ni siquiera este nacimiento, ¿cómo puedo conocer nacimientos pasados? Es la mente la que, ella misma en movimiento, ve todo en movimiento, y habiendo creado el tiempo, se inquieta por el pasado y el futuro. Todo el universo está contenido en la consciencia, la cual surge donde hay orden y armonía perfectos. Como las olas están en el océano, así están todas las cosas físicas y mentales en la presenciación (estado de Presencia o de estar centrado en el Ser). De aquí que lo más importante es la presenciación misma, no su contenido. Profundice y ensanche su presenciación de usted mismo y fluirán todas las bendiciones. Usted no necesita buscar nada, todo vendrá a usted de la manera más natural y sin esfuerzo. Los cinco sentidos y las cuatro funciones de la mente —memoria, pensamiento, entendimiento y sí mismidad; los cinco elementos —tierra, agua, fuego, aire y éter; los dos aspectos de la creación —materia y espíritu, todos están contenidos en la presenciación.

Int: Sin embargo, usted debe creer en haber vivido antes.

Mah: Las escrituras dicen eso, pero yo no sé nada sobre ello. Yo me conozco a mí mismo como Yo Soy; como yo aparezco o apareceré no está dentro de mi experiencia. No es que yo no recuerde. Es que no hay nada que recordar. La reencarnación implica un sí mismo que se reencarna. No hay ninguna cosa tal. El paquete de recuerdos y de esperanzas, llamado el «yo», se imagina a sí mismo existiendo perennemente y crea el tiempo para dar acomodo a su falsa eternidad: Para Ser, yo no necesito ningún pasado ni ningún futuro. Toda experiencia nace de la imaginación; yo no imagino, de modo que a mí mismo ningún nacimiento ni muerte acontecen. Solo aquellos que se piensan a sí mismos nacidos pueden pensarse a sí mismos renacidos. Usted me está acusando de haber nacido — ¡yo no me reconozco culpable! Todo existe en la presenciación y la presenciación ni muere ni renace. Es la realidad inmutable misma. Todo el universo de la experiencia nace con el cuerpo y muere con el cuerpo; tiene su comienzo y su fin en la presenciación, pero la presenciación no conoce ningún comienzo, ni ningún fin. Si usted lo piensa cuidadosamente y lo medita durante largo tiempo, usted llegará a ver la luz de la presenciación en toda su claridad y el mundo desaparecerá de su visión. Es como mirar a un bastoncillo de incienso encendido; usted ve el bastoncillo y el humo primero; cuando usted nota el punto ígneo, usted se da cuenta de que tiene el poder de consumir montañas de bastoncillos y de llenar el universo de humo.

Atemporalmente, el sí mismo se actualiza a sí mismo sin agotar sus posibilidades infinitas. En el símil del bastoncillo de incienso, el bastoncillo es el cuerpo y el humo es la mente. Mientras la mente está ocupada con sus contorsiones, no percibe su propia fuente. Entonces viene el gurú y vuelve su atención hacia la chispa de dentro. Por su naturaleza misma la mente está vuelta hacia fuera; siempre tiende a buscar la fuente de las cosas entre las cosas mismas; el que se le diga a uno que busque la fuente dentro es, de alguna manera, el comienzo de una nueva vida. La presenciación ocupa el lugar de la consciencia; en la consciencia hay el «yo», que es consciente, mientras que la presenciación es indivisa; la presenciación es consciente de sí misma. El «yo soy» es un pensamiento, mientras la presenciación no es un pensamiento; no hay ningún «yo soy consciente» en la presenciación. La consciencia es un atributo, mientras la presenciación no lo es; uno puede ser presenciación de ser consciente, pero no consciente de ser presenciación. Dios es la totalidad de la consciencia, pero la presenciación es más allá de todo —del ser y del no ser.



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