sábado, 6 de octubre de 2012

Despertar


Las verdades espirituales han sido enseñadas desde épocas milenarias por los grandes maestros como Buda, Jesús, Lao Tsé o Bodhidharma. Ellos enseñaron la verdad de una forma sencilla, práctica, comprensible. Al respecto los maestros zen solían decir que la verdad desnuda sólo podía ser encontrada:

Fuera de la enseñanza; aparte de la tradición.
No se funda en palabras ni en letras.
Apunta directamente a la mente humana.
Penetra en la naturaleza humana y alcanza el conocimiento búdico.

A pesar de que sus enseñanzas fueron básicas y apuntaban directamente a la verdad, muchos hombres que vinieron después decidieron hacerlas complicadas, difíciles y mentales.

Lo que encontramos hoy en día en el campo espiritual es una serie de conceptos mentales basados en experiencias subjetivas. Se enseña que para alcanzar el despertar espiritual hay que aceptar una serie de dogmas, rituales que iniciaciones que sólo algunas personas supuestamente muy especiales pueden otorgar. Ellos creen tener el monopolio de Dios y la verdad y mantienen a las personas atrapadas por medio del miedo, la culpa o la promesa de una salvación futura.

Pero el futuro simplemente no existe. La salvación o iluminación sólo se puede alcanzar en el único momento que es real: el Ahora. La iluminación no está más lejos que nuestra respiración. Esto es lo que los grandes Maestros han enseñado, la verdadera libertad de Ser en Dios aquí y ahora.

La libertad consiste en ser felices. Pero me refiero a la felicidad verdadera y no a esa felicidad artificial que se alcanza mediante la acumulación de objetos, personas o relaciones. Si tu felicidad depende de que tengas un buen empleo, o una familia, o un gurú que dice cosas maravillosas, entonces no es felicidad en el sentido verdadero. Cuando eres feliz a pesar de que todo tu mundo se derrumbe, de que tus seres queridos te abandonen, cuando tu felicidad no depende de nada externo a ti, serás realmente feliz.

¿Crees que vivir una felicidad así es imposible? Eso es lo que nos han enseñado. Pero es real porque muchas personas lo han alcanzado antes de ti. Ellos y ellas lo alcanzaron no por medio de la lucha y la guerra contra el ego, sino siendo uno con la naturaleza, con la consciencia divina que todo lo penetra con el gran Tao.

Sigue tu naturaleza y acuerdo con el Tao;
continúa vagando y deja de preocuparte.
Si tus pensamientos están  ligados arruinas lo genuino...
No te opongas al mundo de los sentidos,
pues cuando no te opones a él,
resulta ser igual al completo Despertar.
La persona sabia no se esfuerza;
el ignorante se sujeta a sí mismo...
Si obras con tu mente sobre tu mente,
¿cómo podrás evitar una inmensa confusión?

Seng-ts'an

Para alcanzar el despertar espiritual no necesitas aprender nada o adquirir nada ni pasar ninguna clase de iniciaciones. Al contrario, necesitas soltar, liberarte de ideas, prejuicios y conceptos, que son lo que se opone a tu pleno despertar.

De hecho, tú ya eres un Ser iluminado, ya eres eternamente feliz, dichoso y despierto. ¿Por qué no lo notas? Porque tus creencias y apegos te hacen creer que eres otra cosa diferente a tu verdadera naturaleza. No tienes que convertirte en nada -por eso digo que las iniciaciones son innecesarias- simplemente debes aceptar aquello que eres desde el principio. Medita en la siguiente pregunta: ¿Quién eras tú antes de habitar por primera vez un cuerpo humano? La respuesta a eso es tu verdadera naturaleza.

El despertar espiritual no es un algo que puede ser obtenido. Simplemente es aceptar lo que ya eres. No se trata de ganar algo artificial por medios artificiales. Se trata de ser genuino, original, sencillo, se trata de ser tú mismo.

Muchas personas como yo, que han gastado tiempo y energía siguiendo –y enseñando- senderos complejos y difíciles, entran en shock cuando se dan cuenta de que todo ese tiempo que gastamos en teorías y rituales no nos llevó a la realización espiritual. Pero no fue un tiempo perdido, de hecho, haber pasado por eso y el cansancio y decepción que ello genera, es lo que nos ha traído de nuevo a la sencillez y la simplicidad de la verdad.

En el momento de su despertar espiritual, Ha-kuin gritó:

"¡Qué maravilla, qué maravilla: No hay nacer y morir del que tengamos que escapar, ni ningún conocimiento supremo por el cual tengamos que luchar!"


 Hsiang-yen lo expresó así:

¡De golpe olvidé todo mi saber!
De nada sirve la artificial disciplina,
porque, para cualquier lado que me vea, manifiesto el antiguo Camino.

Y Sokei-an Sasaki lo dijo de esta manera:

Un día borré de mi mente todas las nociones. Abandoné todos los deseos. Descarté todas las palabras con las que pensaba y me quedé quieto. Me sentí un poco raro, como si fuera llevado hacia algo, o como si fuera tocado por algún poder extraño a mí... cuando ¡paf! entré. Perdí los límites de mi cuerpo físico. Desde luego tenía mi piel, pero sentía que estaba en el centro del cosmos. Hablaba, pero mis palabras habían perdido sentido. Vi gente que venía hacia mí, pero todos eran el mismo hombre, ¡todos eran yo mismo! Nunca había estado en este mundo. Había creído que yo había sido creado, pero ahora tengo que cambiar mi opinión: nunca fui citado. Yo era el cosmos. No existía ningún señor Sasaki  individual.









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