Víctor Frankl,
fue un neurólogo y psiquiatra austriaco de origen judío que fue hecho
prisionero por los nazis durante la segunda guerra mundial. Fue llevado al
campo de concentración de Auschwitz donde fue sometido a las más terribles
torturas. Sus padres, su hermana y su esposa murieron en las cámaras de gas, y
Víctor esperaba su turno lleno de terror.
Un día mientras
estaba en el campo de concentración empezó a darse cuenta de que los nazis
podían haberle quitado su libertad, podían controlar su comida, maltratarlo e
incluso hacer lo que quisieran con su cuerpo; pero había algo que ellos no
podían quitarle: la libertad de pensar. Así que se enfocó en pensar en cosas
positivas: se imaginaba estando libre y dando clases a sus alumnos y
enseñándoles cómo sobrevivir a la tortura. Víctor empezó a experimentar la
libertad de pensar y sentir de forma positiva, se convirtió en inspiración y
apoyo para sus compañeros del campo de concentración, y llegó a ser más libre
que sus propios carceleros. Víctor Frankl sobrevivió y enseñó al mundo el
significado de la palabra Proactividad.
Después
de ser liberado del campo de concentración, Víctor Frankl desarrolló la
logoterapia para ayudar a las personas a encontrar el balance psicológico. A diferencia
del psicoanálisis y otros enfoques que buscan las causas de los problemas en el
pasado, la logoterapia –que busca ayudarles a las personas a encontrar el
sentido espiritual de sus vidas- se enfoca en el momento presente.
Según
Frankl, cuando buscamos el por qué de nuestros problemas, es
decir, cuando miramos el pasado, en realidad estaríamos buscando excusas para
justificar nuestro comportamiento o estaríamos buscando a quién culpar de
nuestro presente. Al buscar el por qué hurgando en el pasado podemos
llegar a asumir el papel de víctimas: “yo soy así por qué mi papá me abandonó”.
En su
logoterapia Frankl busca el qué, es decir, qué es lo que me tiene en
esta situación, qué pasa conmigo que sigo allí anclado. Por ejemplo, si estoy
en una relación toxica con otra persona, en vez de preguntar por
qué estoy en esta situación, preguntaría qué carencias psicológicas
tengo yo para permanecer en esta relación. Preguntarme el qué es asumir la
responsabilidad por lo que me sucede.
Una
vez encuentro el qué puedo buscar el para qué, o sea, para
qué me sirve está situación, qué lecciones me enseña, qué he aprendido
de ella. Una vez aprendida la lección, estoy listo para no repetirla más.
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