El karma es una ley impersonal que hace que cada cual
coseche lo que ha sembrado. Karma no es sinónimo de castigo, por el contrario,
es un gran maestro que nos enseña valiosas lecciones a través de la vida misma.
El karma negativo ha sido creado únicamente a nivel de la
mente y del ego. El Ser –que nunca nace ni muere- no puede crear karma ya que
es puro en esencia. El Ser es el observador de la mente y su funcionamiento y
nunca se enreda en los dilemas humanos.
Cuando una persona despierta a su realidad Suprema, cuando
se conoce a sí mismo como Dios, ya no hay lugar para el karma, puesto que
habiendo sido este creado por la mente y el ego, al perder la identificación
con estos, ya no cosecharás sus frutos. Así lo expresa Krishna en el Bhagavad
Gita:
72. Este es, oh Arjuna, el
hombre que descansa en Brahman. Al reconocerle desaparece toda ilusión. Aunque
esto ocurriese en el último momento de la vida de un hombre esta tierra, éste
puede alcanzar el Nirvana Supremo: este hombre encontrará paz en la unión con
Dios.
Pero, para trascender el karma, debes incluso desapegarte del
fruto de tus buenas acciones. Hacer buenas obras o ayudar a otros, esperando
una recompensa en la tierra o en el cielo, es también una forma de atarse a la
rueda kármica.
47. Concentra tu mente en tu
trabajo, pero nunca permitas que tu corazón se apegue a los resultados. Nunca
trabajes por amor a la recompensa, y realiza tu trabajo con constancia y
regularidad.
Esto también se aplica a las relaciones humanas. Cuando
ayudas a otros, esperando gratitud o reconocimiento por tu esfuerzo, se trata
de una ayuda egoísta nacida del ego. Según Krishna:
51. Los sabios conocedores de la
auténtica sabiduría ejecutan su trabajo desapegados de su recompensa. Y libres
así de la esclavitud al nacimiento, obtienen con seguridad la salvación.
Aquel que ha establecido su morada en el Ser, ya no es
afectado por lo que sucede en el mundo. Él vive en la dicha y la paz constantes
y estas no son afectadas, puesto que no proceden de nada externo.
56. El que no es perturbado por
las penas ni anhela las alegrías, ya desapegado de los placeres y estando más
allá de la pasión: éste es un sabio de mente equilibrada.
Eckhart Tolle cuenta
que después de su despertar estuvo vagando en los parques durante un par de
años viviendo con lo justo para comer y dormir. En algún momento el dinero empezó
a acabarse, pero el permanecía en la dicha del Ser. Después de que su libro:
“El poder del Ahora” se convirtiera en un Best Seller, ganó muchísimo dinero y
se convirtió en un hombre muy rico. Cuando una periodista le preguntó cómo se
sentía ahora que tenía dinero él respondió que su vida no había cambiado mucho,
que el dinero no lo había hecho más feliz en absoluto. Eso sucede cuando hay un
auténtico despertar, el Gita lo dice así:
57. Quien no se regocija en la
fortuna y los bienes, ni se apena en el infortunio o la enfermedad; aquél que
donde quiera que esté está libre de ataduras, sin duda posee suprema sabiduría.
71. El hombre que abandona el
orgullo de la posesión, libre del sentimiento del “yo” y de “lo mío”, alcanza
la paz suprema.
Estos versos han sido tomados del capítulo II del Bhagavad
Gita, el libro por excelencia de la no dualidad. Los comentarios son de Ser el
Ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario