Trata de detenerte y tomar
conciencia de tu respiración de vez en cuando en el transcurso del día. Puede
ser durante cinco minutos o incluso cinco segundos.
Entra en la plena
aceptación del momento presente, de cómo te sientes y de qué percibes que
ocurre. Durante esos momentos no trates de cambiar nada en absoluto, sólo
respira y libérate. Respira y sé.
En ese momento, no tienes
que conseguir que nada sea diferente; date permiso para dejar que el momento
sea tal cual es. Respira. Después, cuando estés preparado, avanza en la
dirección que tu corazón te dicte, y hazlo atento y con resolución.
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