Anthony de Mello
solía decir -y tenía razón: “La mayor parte de las personas,
desgraciadamente, tiene suficiente religión para odiar pero no para amar”. A
pesar de que los grandes líderes espirituales como Buda o Jesús basaron su
mensaje en el amor y la compasión, los líderes religiosos han usado ese mismo
mensaje para dividir poniendo a hermano contra hermano, todo esto, en nombre de
la fe. Observa lo que dijo Jesús:
“Han
oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo” y odia a tu enemigo. Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te
persiguen! De esa manera, estarás
actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la
luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los
justos y los injustos por igual. Si sólo amas a quienes te aman, ¿qué
recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo
mismo. Si eres amable sólo con
tus amigos, ¿en qué te diferencias de cualquier otro?
Hasta los paganos hacen lo mismo. Pero tú debes ser perfecto, así como tu
Padre en el cielo es perfecto.” (Mateo 5, 43)
A
pesar de este mensaje tan claro, la religión hace que se discrimine o rechace a
aquel que tiene una forma diferente de concebir a Dios. Es a esta clase de
absurdos a los que hace alusión Ricardo Arjona en su canción: "Jesús es
verbo no sustantivo”. Allí se hace un cuestionamiento profundo a la hipocresía de
la religión y la forma en que nos manipula para hacer que nos alejemos del
mensaje esencial que es el amor.
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