jueves, 25 de julio de 2013

La Consciencia y el burdel

Hay una diferencia entre la espiritualidad mecánica y la espiritualidad genuina. La espiritualidad mecánica funciona basada en reglas, en normas de conducta. Los budistas tienen 33.000 reglas de conducta, una respuesta mecánica para cada situación. La espiritualidad mecánica es falsa, el individuo dice: “Debo ser humilde, no debo sentir ira, no puedo permitir que la lujuria se apodere de mí”. De esta manera va por la vida reprimiéndose a sí mismo –su lengua, sus órganos sexuales- para poder cuadrar con la imagen de santurrón que él mismo se ha creado. Los que desconocen las luchas internas de la persona pueden pensar que es un santo, pero en el fondo es un reprimido.

La espiritualidad genuina no requiere de reglas, únicamente necesita Consciencia. Si eres consciente de la ira, de la lujuria y el orgullo en el momento que aparecen, estos no pueden florecer en ti. Si eres capaz de observar estas emociones y saber que eres la Consciencia que observa, que no eres el ego sino el Testigo de su funcionamiento, entonces entrarás en un nuevo nivel de la Consciencia, un nivel que trasciende la mente. Pero casi nadie sabe esto, por eso les parece imposible o muy difícil.

Un hombre fue donde un maestro y le dijo que él quería ser discípulo suyo, pero que no estaba dispuesto a renunciar al sexo, él necesitaba tener sexo con mujeres diferentes cada fin de semana y no quería dejar de hacerlo. Pero este Maestro era un Maestro del Ser, así que le dijo: “No tengo reglas para imponerte hijo mío, así que no te preocupes, puedes seguir haciendo lo que haces. Lo único que te pediré es que cada vez que te dirijas al burdel a buscar mujeres para saciar tu deseo, hazte consciente de tu deseo sexual, siente cómo el deseo se mueve en tus órganos sexuales. Observa ese movimiento de la energía y observa los pensamientos que te llegan. Pero hazlo sabiendo que no eres eso, hazlo sabiendo que eres un observador externo, que eres Conciencia pura.”

El hombre estuvo de acuerdo y después de un mes regresó y le dijo lo siguiente al Maestro: “Eres un tramposo, hice exactamente lo que me dijiste y no fui capaz de tener sexo con ninguna mujer. Incluso antes de llegar al burdel sentí que todo eso era una tontería y regresé a casa. Me dijiste que no necesitaba renunciar al sexo con varias mujeres, pero es imposible hacerlo mientras practico la Consciencia”

Esa es la historia de muchos que han practicado la Autoconsciencia, cuando uno está verdaderamente consciente es imposible hacer algo que vaya en contra de la vida que es Dios. Si fallamos en algún momento es porque olvidamos Ser la Consciencia, toda falta proviene de la inconsciencia, de la identificación con la mente y con el ego. 

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