lunes, 1 de abril de 2013

Ver la realidad

Imagina un pájaro al cual le ponen el plumaje de otro pájaro. Por más vistoso que este sea, nunca crecerá, porque no le pertenece. Igual sucede con la sabiduría, cualquier conocimiento o teoría que adoptes es un plumaje prestado. La única sabiduría que es real, es la que realizas a través de la experiencia misma.

Existen numerosas sectas y religiones que llenan tu cabeza de teorías que nunca podrás comprobar si son ciertas o no. Ese tipo de conocimiento es un obstáculo que no te permite conocer la verdad. Cuando sigues la verdad de otro, solamente encontrarás lo que el otro quiere que encuentres, nada más.

Para conocer la verdad debes vaciar tu cabeza de toda clase de teorías o dogmas, ya que estas no dejan que la verdad penetre. Ves al mundo y lo interpretas basado en los condicionamientos y programaciones de la sociedad y la religión, por lo tanto no ves a mundo realmente por lo que es.

El objetivo de este Blog es mostrarte cómo conocer la verdad por ti mismo. En este Blog no hay dogmas o teorías acerca de la vida. Solamente te enseña a practicar la autoobservación[1] y la respiración consciente como medios para ver por ti mismo. Pero no debes aceptar nada de eso como una verdad, debes ponerlo en práctica y probar si realmente funciona. Yo no soy un gurú o una autoridad, solamente soy un facilitador que te muestra cómo acceder al océano infinito que llamamos Dios. 

La taza vacía
Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios. Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.

Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té. Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.

Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa. El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: "A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada"

Este cuento ilustra la actitud que se debe tener para aprender. Si lees este Blog comparando lo que aquí se expone con otras teorías o dogmas que has estudiado, no le sacarás el provecho. Únicamente cuando abandonas cualquier concepto –incluso lo que aquí se expone.- y te dedicas a la práctica de la autoobservación de forma sincera, podrás entrar al caudal del conocimiento interno. El único conocimiento valido que deberías aceptar en tu vida, es aquel que te llegue por medio de tu experiencia. Lo demás es simple cháchara.

Sin embargo, hay algo en la mente humana de las personas que no son serias en su búsqueda de la verdad, que hace que acepten cualquier teoría, --como las ideas locas y absurdas que hay en la mayoría de movimiento de la nueva era. Ese tipo de teorías son enseñanza mental, porque se almacenan en la mente. Esa es una actitud ciertamente infantil que sólo te llevará a permanecer atado al sufrimiento propio de la mente humana. La mente no te puede sacar del lío creado por ella misma. Hay que trascender el nivel de la mente y Ser el Ser para poder conocer la verdad que hay más allá de la mente.

El falso maestro, aquel que te quiere convertir en esclavo de su doctrina, jamás te permitirá libérate de sus teorías para ser realmente libre. Él necesita que seas su seguidor. El maestro sincero, se parece al que se describe en el siguiente cuento:

¿Para qué sirve un Maestro?, preguntó alguien.Y un discípulo respondió:
- Para enseñarte lo que siempre has sabido, para mostrarte lo que siempre has estado mirando.Y como la respuesta dejó perplejo al visitante, añadió el discípulo:
- Con sus pinturas, un artista me enseñó a ver la puesta del sol, con sus enseñanzas, el Maestro me ha enseñado a ver la realidad de cada momento.[2]






[2] El título de este cuento es “Ver la realidad”, su autor es Anthony de Mello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario