miércoles, 1 de julio de 2020

Religión, Misticismo y Nueva Era

Por nadie


Origen psicológico del dios padre y la diosa madre
La religión fue el elemento decisivo que encontraron los gobernantes en la antigüedad para unificar a diferentes clanes y tribus y hacer que cooperaran para construir imperios. La religión le permite al hombre llenar la necesidad de afiliación (pertenecer a un grupo), de reconocimiento (sentirse más importante que otros) y le da seguridad emocional al pensar que va a ser protegido por su deidad. Pero quizá lo más importante es que la religión le permite al hombre llenar sus vacíos emocionales. 


¿No te parece sospechoso que el dios judeocristiano, al tiempo que es amoroso y benevolente; también es celoso, vengativo y castigador? Estas características son propias de un padre terrenal. El dios judeocristiano es una proyección de la figura paterna a través de la cual sus adoradores buscan llenar el vacío dejado por un padre ausente, o por un padre con el que no pudieron establecer una conexión emocional. Para un niño su papá es un dios; para un adulto, Dios es una proyección del padre ideal.


De igual manera las diosas Isis, Venus, Lakshmi y la virgen María son proyecciones de la figura materna a través de las cuales los individuos llenan sus vacíos emocionales. El arquetipo de la madre está presente en todas las culturas. Incluso las iglesias protestantes que rechazan el culto a la madre, la proyectan en el amor y la entrega a su iglesia, a la cual están dispuestos a darle el diezmo y prestar servicio de voluntariado.

Misticismo como puerta a la Consciencia
Esto no quiere decir que la religión no pueda ayudar en el despertar a la Consciencia Cósmica. En la religión se distingue dos tipos de personas: los místicos y los religiosos. Mientras las personas religiosas se dedican a repetir rituales de manera mecánica, los místicos van a la esencia de las cosas.

Muchos místicos han logrado atravesar el velo del dios creado por los hombres y se han conectado con la Consciencia Cósmica Universal a través de las tradiciones místicas del hinduismo (Vedanta Advaita), del judaísmo (La Kabbalah), del islam (el Sufismo), del budismo (el Zen) y el misticismo cristiano con exponentes como Eckhart de Hochheim.

El concepto de Dios
Dentro del contexto de las grandes religiones, nótese que Gautama Buda y Lao-Tse, como inspiradores del budismo y el taoísmo respectivamente, son casi los únicos que no usaron el concepto de Dios. Ellos sabían que el concepto de dios es una trampa en la que la mayoría de las personas quedan atrapadas, siendo muy pocos los que pueden salir de ella a través del misticismo. Al no haber un concepto de una deidad a la cual adorar, las personas podrían conectarse con Aquello que está más allá del nombre, de la forma y del género.

Aunque en estas líneas nos referimos a Aquello como la Consciencia Cósmica, hay que entender que estas son sólo palabras que quieren indicar algo que no puede ser nombrado. Hay que evitar quedar atrapados en el plano de las palabras y usarlas solamente como lo que son: una señal. Por lo tanto, el mayor peligro es que la Consciencia Cósmica Universal se convierta en una deidad a la cual algunos quieran adorar en sus altares.

La mente es muy astuta para convertir cualquier cosa, incluyendo algo no conceptual, en un objeto de adoración. Miren a Buda, nunca habló de ningún dios, pero al morir sus seguidores lo convirtieron en dios. Por ello algunos místicos han decidido no usar la palabra Dios, sino otros términos como el Absoluto, lo Incognoscible, el Supremo o lo Uno. En la tradición Cabalística judía, por ejemplo, existe el término Ein Sof, que significa sin límites, y es el Todo Supremo. Ein Sof no es un ser, puesto que siendo auto-contenido y auto-suficiente, no puede ser limitado por la propia existencia, que limita a todos los seres.

La Nueva Era
Ahora pasemos a la Nueva Era. Entre los muchos canalizadores que hay allí, algunos se han conectado con la Consciencia Cósmica, pero dado que la información ha pasado a través del filtro de la mente que está limitada por sus creencias, cultura, prejuicios, etc., le han puesto un nombre a la Consciencia para poder identificarla. A la mente le encantan los nombres ya que le permiten tener una sensación de control sobre su entorno. Por ejemplo, Neal Donald Walsh le puso “Dios” y Helen Schucman identificó a la fuente que le reveló Un Curso de Milagros con Jesús.

Al igual que el dios cristiano o la virgen María, las entidades canalizadas por estas personas también tienden a llenar los vacíos emocionales de los seguidores. En este sentido funcionan Kryon, Ramtha, los Seres Uno y los Maestros Ascendidos. En esta última corriente existen cientos de maestros para llenar los múltiples vacíos emocionales de sus seguidores. Si quieres llenar el vacío materno puedes escoger de un amplio catálogo entre Kwan Yin, la Madre María, Lady Nada y muchas otras. Si necesitas sentirte amado y aceptado, invocas al Arcángel Chamuel; si te sientes vulnerable y desprotegido emocionalmente, llenas ese vacío con el Arcángel Miguel “el protector del cielo”.

Pero hay un Maestro Ascendido en especial del que quiero hablar para ejemplificar la manera como estos seres imaginarios han sido creados inconscientemente para llenar los huecos del alma. Este Maestro se llama El Morya. Según The Summit Lighthouse él fue el patriarca Abraham; el Rey Arturo, de Camelot y Thomas Becket, arzobispo de Canterbury, entre otras muchas encarnaciones siempre masculinas. Ellos enseñan que El Morya gobierna sobre el primer rayo, que es el rayo del Poder y la voluntad de Dios. Además de tener los atributos piadosos de un padre, también tiene coraje, poder, franqueza, autosuficiencia, confiabilidad, fe e iniciativa. 


A pesar de todo esto muchas personas se sentían incomodas con El Morya. La imagen que presentaban de él tenía una mirada intensa. Mucha gente sentía que su mirada podía escudriñar en sus pecados más ocultos, por ello a algunos les costaba mirarlo a los ojos. El Morya exigía a sus chelas (palabra que significaba esclavo) que dedicaran varias horas al día a dar un tipo de oración llamada decretos y literalmente se enojaba si las personas consumían chocolate. Este Morya tenía todas las características de un padre humano: exigente y a la vez amoroso. El Morya era la imagen idealizada de un padre perfecto. Era una creación mental diseñada para llenar el vacío emocional de la figura paterna.

No existe tal cosa como los Maestros Ascendidos. Ellos son ideas creadas de forma inconsciente por los canalizadores para suplir algún vacío del alma fragmentada. Algunos canalizadores bajan información de la Consciencia Cósmica, y al pasar a través de la mente del canalizador la información es coloreada por su propio estado de conciencia.

El hecho de que la información bajada por los canalizadores sea coloreado no es algo necesariamente dañino. Esto permite que personas de una cultura o estado de conciencia particular puedan comprender el mensaje. El peligro ocurre cuando el canalizador tiene, por ejemplo, creencias racistas o violentas, ya que alentará a sus seguidores a usar la violencia.

¿A dónde van los seres iluminados al morir?
Muchos estarán perplejos y se preguntarán: si no existen los Maestros Ascendidos, ¿Qué pasó con Buda, Jesús o Lao-Tse tras la muerte? Ellos, al igual que tú, son oscilaciones de la Consciencia Cósmica. Desde el punto de vista de la mente, parece que hubiera muchos seres, pero desde la perspectiva Cósmica existe una sola Consciencia. Algunas partes de la Consciencia están despiertas mientras que otras todavía están dormidas. Buda, por citar un ejemplo, sería una parte de esa Consciencia que ya despertó; mientras que Hitler sería otra parte de esa misma Consciencia, que estaba profundamente dormida.

Se trata de una única Consciencia que quiere experimentar el sentido de separación. En la Tierra hay siete billones de personas creyendo que están separadas unas de las otras y de la naturaleza. Imagina un único océano con billones de olas, cada una creyendo estar separada de las demás. Pero desde un nivel más profundo es una sola Consciencia, un solo océano, que ha decidido probar en el nivel más denso de la energía, que es lo que llamamos materia. Cada uno de estos siete billones de individuos tiene el potencial de despertar a la Consciencia, pero es un proceso lento y gradual.

De cuando en cuando, una oscilación de esa Consciencia despierta y jalona a las otras hacia ese nivel. Al despertar -el ego, el yo, la persona, o como lo quieras llamar- desaparece. Entonces el que antes se creía separado se da cuenta de pronto de que en realidad su naturaleza es el Todo. Por ello, si quieres encontrar a Buda o Jesús no puedes hacerlo buscando en el cielo; sino despertando a la Consciencia, hallando lo que ellos encontraron. Ahí te das cuenta de que todos los Maestros Iluminados están dentro la Consciencia. De hecho, incluso los asesinos más crueles están dentro de la Consciencia, sólo que ellos no lo saben dado su profunda identificación con el ego.

En la física cuántica se postula algo semejante. En el discurso que dio Richard Feynman cuando recibió el premio Nobel de Física en 1965, propuso que el Universo contiene solamente un electrón, el cual se propaga a través del tiempo y el espacio de tal manera que aparenta estar en múltiples posiciones de manera simultánea. Al igual que el electrón de Feynman, en el Universo existe una única Consciencia, la cual al propagarse crea la ilusión de estar dividida en muchas conciencias individuales. Así que cada maestro iluminado de la Tierra es una parte de la Consciencia que ya despertó, que se dio cuenta de que la dualidad es una mentira y sólo existe el Uno.

Canalizadores y pensamiento dualístico
Los canalizadores que se han conectado con la Consciencia Cósmica han logrado “bajar” información muy valiosa. Pero las canalizaciones no son el final del camino sino un punto intermedio en la evolución espiritual del Planeta Tierra. Para ser un canalizador, la persona necesita creer que está separado del Absoluto. Sólo alguien que ve al Ser Supremo como algo externo a él puede escuchar “voces” que le den indicaciones. Cuando el individuo comprende que su “yo” es una ilusión y solamente existe la Consciencia Cósmica, no escucha “voces” ya que toda la información la recibe desde un sentido de Unidad con el Todo. Allí no existe la dualidad entre la Consciencia que da el mensaje y el “yo” que lo recibe, sólo existe lo Uno.

El Movimiento de La Nueva Era es un paso necesario para el despertar de la humanidad. Antes de la Nueva Era las personas creían que Dios estaba en el cielo y que ellas eran unos viles pecadores. Con la Nueva Era llegó la noción del Dios interior o chispa divina, las personas dejaron de verse como simples pecadores y se dieron cuenta que dentro de ellas había un gran potencial.

En la Nueva Era ha habido movimientos y canalizadores que se han conectado de forma muy pura con la Consciencia Cósmica Universal. Estos movimientos han ayudado a muchas personas a avanzar en su despertar. El Universo Todo lo hace perfecto. Así que la existencia de las religiones y la Nueva Era son parte de esa perfección dentro del proyecto Cósmico.

El propósito de esta enseñanza
El objetivo de estas enseñanzas no es crear una “nueva religión” ni pretende ser la verdad. Lo que se busca es ayudar a las personas a tomar Consciencia de su verdadero Ser sin necesidad de vincularse a ninguna organización vertical ni seguir ciegamente a ninguna persona. Un seguidor ciego es aquel que no cuestiona ni pone a prueba lo que está aprendiendo.

Es importante advertir que al explicar algo que no es conceptual al nivel de las palabras, en ocasiones se puede caer en la dualidad. También es cierto que las experiencias previas y condicionamientos de quien escribe esto afectan el mensaje. Por lo tanto, lo ideal sería utilizar esta información para dar el salto cuántico al nivel no conceptual que es de donde proviene.

Ten claro lo siguiente: ningún libro, persona u enseñanza podrá darte jamás la verdad. La verdad es una experiencia y lo que se habla acerca de ella son descripciones de la verdad. No te quedes en las descripciones, mira qué es lo que ellas señalan y avanza hacia la experiencia directa de la verdad.

En este preciso momento toma consciencia de tu respiración… observa el aire que entra y sale de tu cuerpo… ¿Cómo te sientes…? Si experimentas una sensación de calma o bienestar, estas entrando a comprender por ti mismo la verdad que no pueden darte estas líneas ni ninguna persona en este mundo.


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