jueves, 9 de julio de 2020

Todo es Consciencia

Representación artística del bosón de Higgs
(Crédito imagen shutterstock.com)
Por nadie

Dividir el Universo entre lo espiritual y lo material es la raíz del conflicto entre la ciencia y la espiritualidad. Un científico que se asombra ante la magnificencia de una galaxia o la perfección de una célula está viviendo una experiencia tan espiritual como la del monje budista que contempla su respiración o la de una madre que abraza a su hijo.

El Universo, que a los ojos humanos parece tan sólido, está constituido por unidades más pequeñas llamadas moléculas. Las moléculas a su vez están formadas por átomos y estos están compuestos por protones, electrones y neutrones. Pero aquí no termina la historia, los protones y neutrones a su vez están constituidos por partículas más pequeñas.

Aunque se denominan “partículas subatómicas”, los científicos saben que en realidad no son partículas. De hecho, dependiendo del observador pueden comportarse como ondas o partículas. Una partícula es una manifestación de un campo más amplio presente en todo el Universo. Por ejemplo un electrón es una manifestación del campo electrónico y un bosón de Higgs es una excitación del campo de Higgs.

Las partículas se generan por excitaciones locales de un campo. Esto nos permite entender que las llamadas partículas no son materia. La paradoja es que el Universo, que parece sólido, a nivel subatómico no es materia sino energía. Si equiparamos la palabra energía con espiritualidad, llegamos a la conclusión de que todo, absolutamente todo en el Universo es espiritual.

Esos impulsos de energía e información, que se mueven en el vacío de todos los estados posibles de información y energía son la Consciencia pura. Todo lo que se forma a partir de allí son manifestaciones de la Consciencia. Entonces ¿Cómo podríamos separar el espíritu de la materia?

Nisargadatta Maharaj, un vendedor de cigarrillos de Bombay que obtuvo el despertar hace muchos años lo expresó de esta manera:

“Cuando ves el mundo, ves a Dios. No hay que ver a Dios aparte del mundo. Más allá del mundo ver a Dios es ser Dios”.

Para Nisargadatta, no tenía ningún sentido separar al mundo de la Consciencia. Él la llamaba “Dios”, únicamente para que su audiencia de esa época pudiera comprenderlo.

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