Mandalay fue el corazón espiritual de Myanmar donde cada rincón recordaba
el Dharma. Sus 729 estupas guardaban las palabras de Buda. El Mahamuni Buddha,
cubierto de láminas de oro por siglos de devoción, brillaba como símbolo de
pureza e iluminación. Los peregrinos subían el profético Mandalay Hill en
meditación, ya que más que una ciudad, Mandalay era un mandala viviente donde
oro y piedra recordaban las enseñanzas del Buda Gautama.
En lugar de perseguir lugares sagrados o repetir rituales
muertos, podemos estar Conscientes allí donde estemos. No importa si es el baño
de tu casa o un mercado abarrotado de personas malolientes, el lugar donde
estás es el punto más sagrado del universo. Date cuenta de lo que está
ocurriendo dentro y fuera de ti en cada preciso momento, porque allí y sólo
allí, está la clave de tu despertar.
No necesitas ir a ningún lado para encontrarte. Si no te
encuentras allí donde la vida te ha colocado, no te encontrarás en ningún otro
lugar. El fervor por los lugares sagrados parte de la incapacidad de ver la
sacralidad del momento presente estés donde estés. Si tienes la oportunidad de
ir a todos esos sitios hazlo y disfrútalo, pero no creas que eso te hará más
espiritual. Immanuel Kant nunca salió de su ciudad natal (Königsberg), pero
revolucionó la filosofía de todo el mundo con su Ética del imperativo
categórico. El sitio donde estás siempre es perfecto, disfrútalo y acéptalo.
Walter J Velásquez
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