Por Walter J Velásquez
Nota: Para mayor comprensión se recomienda leer: Qué hacer cuando tu maestro te decepciona.
La Sociedad Teosófica y el inicio de la Nueva Era
En
1875, cuando se fundó la Sociedad Teosófica, se daría inicio oficial al
movimiento que se conocería después como la Nueva Era. La Sociedad Teosófica
introdujo el concepto de los Mahatmas, que más tarde se conocerían como los
maestros ascendidos. Helena Blavatsky, su fundadora, afirmaba estar en contacto
telepático con una serie de maestros conocidos como El Morya, Saint Germain y Koot Hoomi. Maestros
que supuestamente, desde la clandestinidad, hacían esfuerzos para traer una era
de paz e iluminación a la Tierra.
La
Sociedad Teosófica atrajo a personas sumamente intelectuales y adineradas de su
época. Tenían ritos e iniciaciones copiados de la masonería. Ellos fueron los
pioneros en hablar en Occidente de conceptos como los chakras, el aura, el cuerpo
astral, las canalizaciones, los maestros de luz, etc. Todo ese material serviría
para alimentar el movimiento Nueva Era.
Antes
de la Nueva Era las personas religiosas se veían a sí mismos como simples
pecadores, separados de Dios. Pero este movimiento introdujo la idea de que
dentro de cada uno habitaba una chispa divina, y que todos teníamos el
potencial de unirnos con Dios. Este fue un notable avance con respecto a la
antigua tradición cristiana. La Nueva Era sería el puente que permitiría abrir
la puerta a las enseñanzas de la no dualidad. Paradójicamente, el primer
maestro de la no dualidad conocido en occidente sería un miembro prominente de
la Sociedad Teosófica, el cual se rebelaría en contra de su propia
organización.
Después
de la muerte de Blavatsky, Annie Besant seria nombrada presidenta de la
Sociedad Teosófica. Ella contaba con la asesoría de Charles Leadbeater.
Anteriormente este teósofo había sido expulsado de la organización acusado de
perversiones sexuales con adolescentes. Pero Annie Besant creía en él firmemente
y luchó para que fuera restituido a la organización.
La segunda venida de Cristo
Leadbeater
decía ser clarividente y afirmaba que la segunda venida del Cristo estaba
cerca. Era enfatico en advertir que Maitreya, el señor del mundo, regresaría
para adoctrinar a la humanidad a través de un vehículo humano. Después de haber
descartado varios candidatos, Leadbeater decidió que un joven hindú llamado Krishnamurti
era el elegido. Así que junto con la señora Besant lo presentaron a la Sociedad
Teosófica como el nuevo Mesías.
Krishnamurti
pasó de ser un niño pobre y lleno de piojos, a viajar en primera clase rumbo a
Londres para ser educado en las maneras inglesas. Habiendo vivido su infancia
en la pobreza, ahora Krishnamurti recibía los cuidados y atenciones dignos de
un rey. Todo ello en preparación para la fecha donde estaba indicado que
empezaría su misión publica como vehículo de Maitreya. Esto hizo que miles de
personas muy ricas fueran atraídas hacia la Teosofía como moscas hacia la miel.
Se creó un círculo espiritual de individuos supuestamente avanzados que tenían
el privilegio de estar cerca de Krishnamurti.
Durante
el proceso de preparación para convertirse en Instructor Mundial, Krishnamurti
tuvo una serie de experiencias que le permitieron ver la vida de otra manera.
Poco a poco se fue alejando de los conceptos propios de la Teosofía para
desarrollar un nuevo tipo de enseñanza que rompería con todo el mito que habían
creado a su alrededor.
Al
fin la fecha llegó. El 2 de agosto de 1929, en Ommen, se anunciaría la llegada
del Instructor Mundial a través de Krishnamurti. Para esa fecha estaban
reunidos los miembros más ricos y prominentes de la Orden de la Estrella (una
rama de la Teosofía creada para preparar el advenimiento del mesías). Frente a
la multitud, Krishnamurti leyó sin titubear el discurso que había preparado:
“Esta mañana vamos a hablar de la disolución de la Orden
de la Estrella. (…) Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es
posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna
secta. Ese es mi punto de vista y me adhiero a él absoluta e
incondicionalmente. La verdad, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable
por ningún camino, no puede organizarse; ni puede formarse organización alguna
para conducir o forzar a la gente a seguir un sendero particular.
(…) Yo no quiero pertenecer a ninguna organización de
tipo espiritual; por favor, comprendan esto. (…) De nuevo sostengo que ninguna
organización puede conducir al hombre a la espiritualidad.
(…) no quiero seguidores, y lo digo en serio. En el
momento en que siguen a alguien, dejan de seguir a la Verdad.”
(Ver el discurso completo aquí)
Los
asistentes quedaron con la boca abierta. Este discurso creó una fractura que
haría que la Sociedad Teosófica se dividiera debilitándose notablemente. Muchos
se alejaron de Krishnamurti y algunos otros decidieron seguirlo. En adelante
Krishnamurti empezaría a dar charlas por el mundo con una claridad penetrante,
siendo siempre consistente en su punto de vista acerca de la futilidad de las
organizaciones espirituales.
A
pesar de no querer formar una estructura de tipo espiritual, con el tiempo
Krishnamurti se dio cuenta de la necesidad de tener una organización que
permitiera el manejo de sus charlas, así como su transcripción y la publicación
de los libros. En vida, J. Krishnamurti crearía La Fundación Krishnamurti de
América, La Fundación Krishnamurti de India, La Fundación Krishnamurti de
Latinoamérica y la Krishnamurti Foundation Trust. Estas fundaciones serían las
responsables de preservar y difundir las enseñanzas, encargándose con celo de
verificar y validar las traducciones de los libros y la forma de difundirlas.
Viviendo bajo la sombra de
J. Krishnamurti
Al
principio, tal vez influido por la cultura hindú en la cual creció,
Krishnamurti exaltaba el celibato. Nunca se le conoció novia o esposa, llegando
a dar la imagen de un hombre entregado por entero a su misión. Sin embargo, en
1991, Radha Rajagopal Sloss publicaría el libro: “Viviendo bajo la sombra de
J. Krishnamurti”. Allí relata que fue testigo ocular de la relación sexual
y sentimental que hubo entre Krishnamurti y su madre Radha Sloss, durante
veinticinco años. Después de que acabara el romance, se iniciaron batallas
legales por dinero y propiedades entre
la Fundación Krishnamurti y el esposo de su ex amante: Rajagopal. Este
último se había dedicado a atender las necesidades de Krishnamurti durante más
de cuarenta años, supervisando directamente la edición y publicación de su
trabajo.
En
una entrevista en la revista Tricycle, le preguntaron a Radha Rajagopal Sloss acerca
de cuál cree que fue la razón de que Krishnamurti creara el mito del celibato.
Ella responde:
“Solo puedo especular, porque esto nunca se
discutió. Puede que me equivoque, pero muchos de sus seguidores eran
hombres y mujeres adineradas, pero en su mayoría mujeres, con fuertes lazos
emocionales hacia él. Y podían tolerar el hecho de que él nunca devolvería
su apego mientras se entendiera que no estaba devolviendo el de nadie. Sin
duda, Krishnamurti fue capaz de darse cuenta de esa situación. Si lo
estaba o no, no lo sé. Era ambivalente sobre muchas cosas.
Durante años había hablado de que el amor real no era
posesivo ni apego a ningún individuo, que la mejor forma de ser era no
necesitar a un ser humano o una familia en particular, que uno amaba en
general, por así decirlo. Entonces, en algún momento, habría sido una
contradicción admitir que, de hecho, había estado enamorado de una persona
durante muchos años.”
La
autora también revela en su libro que después de disolver la Orden de la
Estrella, Krishnamurti se rodearía nuevamente una elite espiritual compuesta
por personas adineradas que gustaban de estar al lado suyo. A pesar de que no
se quería crear una nueva organización dogmática, es indudable que muchos de
sus seguidores se volvieron dogmáticos con sus enseñanzas. Aunque renegaban de
toda forma de religión, muchos se convirtieron en una especie de Krishnamurtianos:
personas que no aceptaban la posibilidad de que la verdad pudiera llegar a ser
expresada por alguien diferente a su maestro. Aunque Krishnamurti nunca permitió
que se le llamara maestro, gurú, iluminado ni nada por el estilo; lo cierto es
que mucha gente empezó a tratarlo como tal.
Acerca
de este círculo de seguidores que estarían con Krishnamurti en adelante, y de
los gustos de este por las ropas costosas y los automóviles de lujo, Radha
Rajagopal Sloss expresó:
“Eso es parte de la historia. Cuando Krishna estaba
en su mejor momento, en mi opinión, no quería seguidores. Advirtió a la
gente: “No sigan a una autoridad. No me sigan."
(…) Bueno, eso fue cuando él era muy joven. Sabes
que creció en la India, donde había sabios maravillosos que vivían vidas muy
sencillas y no necesitaban ropa elegante, tarifas aéreas de primera clase,
coches y todo eso. En algún momento, Krishna quiso eso. No estaba
dispuesto a renunciar a eso. Por lo tanto, no podía rechazar a los
seguidores. (…) Tenía que tener gente con mucho dinero para apoyarlo, sus
viajes, su séquito, sus escuelas. Y esa gente necesitaba creer
profundamente en su imagen.”
Si esto fuera cierto…
Las
enseñanzas de Krishnamurti han resonado en mi corazón durante años como una
puerta que conduce a la verdad. Sus palabras no son la verdad –ninguna palabra
lo es- pero sí son indicadores que pueden permitir al estudiante sincero
encontrar la verdad por sí mismo.
Partiendo
de esto puedo decir que admiro a Krishnamurti por haber renunciado a todas las
riquezas y el poder que le habría significado ser nombrado como el supuesto
vehículo del instructor del mundo. También creo que esta fue una jugada que le
salió muy mal a Leadbeater y a la señora Besant. Lo paradójico es que
finalmente Krishnamurti se terminó convirtiendo en un verdadero instructor
mundial. Pero no en el sentido que los teósofos querían. Krishnamurti fue un
instructor incomodo que les dijo en la cara todo lo que ellos no querían
escuchar.
Es
posible que debido a la experiencia con la Sociedad Teosófica Krishnamurti se
hubiera adaptado a ciertas comodidades a las que no quería renunciar. El hecho
de que esto fuera cierto ¿Descalifica a Krishnamurti y a sus enseñanzas?
Honestamente creo que no. El dinero, y las comodidades que se derivan de él no
son por sí mismos perjudiciales. El problema es cuando el dinero se obtiene, o
se utiliza dañando a otros. El dinero y las comodidades le fueron ofrecidas a
Krishnamurti de manera libre y voluntaria. Él siempre fue sincero con sus
estudiantes y nunca aceptó el papel de maestro o gurú. Aun así ellos quisieron
apoyarlo y él aceptó su apoyo. No creo
que esto haya comprometido nunca el contenido de sus enseñanzas.
En
cuanto al celibato, pienso que es realmente absurdo querer ir en contra de
nuestros instintos naturales. El celibato ha sido un medio utilizado por las
religiones y los gobiernos para controlar a las personas. Cuando alguien
controla tu sexualidad te controla por completo. Así que el hecho de que
Krishnamurti haya tenido una vida sexual no le quita en nada el valor de su
mensaje. Allí lo realmente oscuro es que todo esto haya sucedido a la sombra de
sus estudiantes.
Al
principio de su enseñanza Krishnamurti exaltó el celibato pero con los años
cambió de opinión. Si la relación sexual y sentimental de Krishnamurti fuera
cierta, la vería inicialmente como la expresión natural de sus necesidades
humanas. Sin embargo al haberla ocultado se refleja un alto grado de hipocresía.
Puede ser que él había creado una imagen que no quería romper.
Una
de las peores cosas que podemos hacer es crear una imagen de nosotros mismos. Cualquier
tipo de imagen que proyectemos al mundo –ya sea de santos o demonios- se
convierte en una máscara que obstruye la expresión de nuestro Ser. Lo ideal es
fluir naturalmente de momento a momento sin respuestas o libretos preconcebidos.
Por
otro lado, el hecho de no reconocer la posibilidad de que las enseñanzas de
algún otro maestro, diferente a él, pudieran conducir a las personas a
encontrar la verdad me parece egocéntrico. Personalmente siento que la
Consciencia Cósmica se puede expresar en cualquier momento a través de cualquier
persona, sin ninguna condición previa.
Finalmente
quiero decir que el hecho de que tenga un par de observaciones a cerca de la
vida de Krishnamurti no deslegitima, para mí, su legado. Creo que todos los
seres que despiertan a la Consciencia Cósmica son, han sido, y seguirán siendo
humanos. Y como humanos es posible caer en la inconsciencia en algún momento.
Todos, sin excepción, tenemos un punto ciego que no somos capaces de ver. Así como
los médicos también se enferman, los maestros espirituales tienen también
momentos de inconsciencia.
Para
mí, un mensaje es válido si me permite crecer, despertar y me ayuda a expandir
la Consciencia. Si el mensajero se equivoca, no importa. Comprendo que la
Consciencia Cósmica es pura y perfecta, pero los vehículos a través de los
cuales se expresa están sujetos al error, a la enfermedad y a la muerte.
Estoy
realmente agradecido por haber conocido las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti. Estas
marcaron un punto de quiebre en mi vida. Llegaron en un momento muy difícil,
justo para ayudarme a liberarme del yugo del dogma y la creencia. Las enseñanzas
de Krishnamurti me permitieron encontrar un gran sentido de libertad al ver la
vida sin estar necesariamente atado a las ideas preconcebidas que nublan la visión
y no dejan ver con claridad.
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