El siguiente texto ha sido tomado del capítulo VI del libro "Ser Consciente de lo inconsciente"
La mitología hindú es muy rica en símbolos y
metáforas. Una historia cuenta que Indra, el dios del trueno, bajó a la Tierra
encarnado en la forma de un cochino. Él debía cumplir una misión con ese cuerpo
para luego regresar a su forma original y volver al cielo. Pero después de
llevar por cierto tiempo la vida de un cochino, olvidó que era un dios y tenía
una misión que cumplir.
Indra se unió con una cerdita y se pasaban el día
comiendo sobras y revolcándose en el lodo. Era una vida muy placentera para él.
Después tuvieron una camada de cochinitos a los cuales amaba el dios con todas
sus fuerzas. Pero el padre de los dioses necesitaba que Indra regresara al cielo
a cumplir su función. Entonces bajó a la Tierra y habló con el cochino, pero
este no quería escucharlo. Él amaba su vida de cochino, amaba a su cochina y a
todos sus cochinitos. Así que le dijo al padre de los dioses que lo dejara en
paz porque él había decidido quedarse para siempre en la Tierra.
Brahma, al ver esto, tomó una decisión drástica, hizo
que uno a uno sus cerditos fueran muriendo hasta que finalmente murió la cerda
también. Indra lloró de dolor largo tiempo pero finalmente, al ser despojado
del objeto de su apego, escuchó a Brahma y recobrando su forma divina regresó
al cielo a cumplir sus funciones como dios del trueno.
Esta historia nos muestra el inmenso poder que tiene
la identificación. Cuando nos identificamos con la mente nos hacemos presa de
sus recuerdos, creencias y programaciones. Cuando nos identificamos con el ego
perdemos de vista nuestra verdadera identidad en Dios y quedamos atrapados en
los múltiples juegos que tiene el ego para sobrevivir.
En cambio, cuando nos convertimos en el Observador de
la mente y el ego, nos liberamos de la creencia de que somos el ser mortal y
entramos en el campo de lo infinito, el campo de la Consciencia.
Otra cosa que podemos hacer es observar nuestro
cuerpo, hacernos conscientes de sus movimientos y sus procesos. Sentir sus
movimientos desde adentro como si fuéramos el observador de una película. Esto
hace que nos desidentifiquemos con el cuerpo y nos reconozcamos como el vacío
en el cual danzan los átomos que componen la materia del mismo. Observemos el
cuerpo durante sus diferentes actividades, incluso cuando excretamos los
desechos del mismo, esta es también una actividad sagrada.
Cuando vivimos identificados con los pensamientos
quedamos presa del ego como le sucedió a Indra en su cuerpo de chanchito. La
autoobservación nos lleva a recordar que somos mucho más que eso, nos libera de
la prisión de los pensamientos.
Gracias. Muy interesasanteª!
ResponderEliminarEsa bueno, bien
ResponderEliminarEstá bueno, bien
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