Durante años, las religiones y enseñanzas espirituales
tradicionales, nos han enseñado a reprimir nuestros pensamientos y emociones
considerados inmorales. Esto es cierto, particularmente en Occidente donde las
religiones que imperan son el cristianismo, judaísmo e islam. Dichas religiones
promueven la lucha contra nuestros pensamientos “inmorales”. Por otro lado en
Oriente, el budismo –especialmente el Zen- y una pequeña rama del hinduismo
llamada Vedanta Advaita enseñan a observar los pensamientos y emociones como
método para que estos pierdan su poder.
Siempre he defendido que una práctica espiritual, para
ser fiable, debe demostrarse por medio de la ciencia. Por ello quiero citar un
experimento que muestra hasta qué punto el enfoque Zen o el Vedanta pueden
validarse.
En el programa de la BBC “Confía en mí, soy médico”, hicieron un experimento diseñado por el profesor Carey Morewedge de la Universidad de
Boston. Se invitaron a 200 amantes del chocolate y se dividieron en dos grupos.
Al primer grupo se le pidió que imaginara que se comían 30 chocolates uno a
uno. Al segundo grupo se le pidió que hicieran lo mismo pero con sólo 3
chocolates. Después se pidió a los dos grupos que llenaran un formulario.
Adrede, los científicos dejaron tazones con chocolates frente a los
participantes mientras los vigilaban con cámaras escondidas.
"Dice el profesor Morewedge,
"cuando tratamos de evitar algo o tratamos de dejar de pensar en ese algo, inmediatamente comenzamos a
pensar en ello". "Si yo digo: "no voy a pensar
en un oso blanco", de inmediato empiezo a pensar en osos blancos".
Cuando la gente trata
de suprimir pensamientos, tiende a activarlos. Así que en lugar de luchar
contra el antojo de chocolate, el profesor Morewedge piensa que debemos
forzarnos a pensar repetidamente en su sabor, en masticar y tragar ese alimento
que ansiamos.
El mismo experimento
se llevó luego a la vida diaria, donde se pidió a los participantes que
aplicaran la misma técnica cuando sintieran deseos de consumir chocolate. Se
encontró que esto redujo el antojo en la mayoría de los participantes.
Este experimento nos
ayuda a hacer un contraste entre la tradición judeocristiana y la visión del
Vedanta y el Zen. En la primera enseñan a luchar contra los pensamientos
considerados “inmorales” y en las dos segundas instruyen acerca de observar los
pensamientos que emergen a la mente sin entrar en conflicto con ellos. Dejar
que los pensamientos vayan y vengan mientras los observamos equivale a dejar
que la mente piense en comer chocolates cuanto sentimos antojo de ello. Puedes
probar por ti mismo ambas prácticas y evaluar los resultados de forma objetiva
para saber qué funciona mejor en tu vida. Espero tus comentarios al respecto.
Me encantó este blog, yo busco despertar y me estoy sintiendo mejor.
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