En la cultura Occidental buscamos lo “bueno” mientras
tratamos de alejarnos de lo “malo”. Pero lo uno no puede existir sin lo otro. Ambos
son conceptos dualísticos que necesitan de su opuesto para existir. Si te pones
de parte del “bien”, estás afirmando veladamente la existencia del “mal”; si
decides ser “malo”, indirectamente le das poder a lo “bueno”. La palabra paz
sólo cobra sentido al existir la palabra guerra, es decir que, sin la guerra la
palabra paz es completamente innecesaria. Sea que te pongas de parte de la
paz o de la guerra, estarás afirmando su contrario, así es la dualidad.
¿Cómo funciona esto? La mente se divide en dos niveles:
conciente e inconsciente. Jung decía que cuando uno conscientemente se identifica
con una polaridad ignorando o rechazando la otra, el lado rechazado se
auto-afirma en el inconsciente. Por ejemplo, si decides ser casto y puro, en el
inconsciente acumularás deseos y fantasías sexuales muy fuertes. Si decides ser
bondadoso, en el inconsciente afirmarás la dureza de corazón. Si decides ser
santo, en el inconsciente afirmarás tu propio diablo interior (la sombra).
Esto contradice la mentalidad Occidental que motiva a las
personas a buscar el bien y abandonar el mal. A pesar de esta creencia, vemos
que la violencia y las violaciones sexuales son más fuertes donde esta
mentalidad prevalece. Una cultura reprimida genera inconscientemente una
contra-cultura desenfrenada. Sucedió en Estados Unidos con el Rock y en América
latina con el Reggaetón, la juventud utilizó estos ritmos musicales como una
rebelión inconsciente contra la represión sexual promulgada por los religiosos
y puritanos.
Lo que afirmo es que si te pones de parte de lo “bueno” das
poder a lo que llamas “malo”. Pero esto no quiere decir que apoyes lo “malo”,
ya que sólo generarás nueva fricción entre los pares de opuestos. Lo que
propongo es que te eleves por encima de lo “bueno” y lo “malo”, que trasciendas
el nivel de la dualidad. Esto puede ser logrado cuando observas a tu mente,
cuando eres consciente de los pensamientos y los miras sin juzgarlos como “buenos”
o “malos”. Al desaparecer las etiquetas mentales de “bueno” y “malo” empiezas a
actuar desde un nivel más profundo, el nivel de la Consciencia, allí no hay
polaridades, no hay dualidad. Hacer esto es regresar a la inocencia de tu Ser,
vivir la vida sin afectaciones o luchas internas.
Pero esto incluye un cambio de léxico. Palabras como “bueno”
o “malo”, “agradable” o “desagradable”, “bonito” o “feo” deben ir
desapareciendo poco a poco a medida que te das cuenta que solamente afirman la
dualidad y alimentan el conflicto interior en lo conciente y lo inconsciente. Entonces
las cosas son como son y no necesitas encasillarlas o etiquetarlas en términos de
dualidad. Una flor es una flor, no es fea ni bonita. Una situación es una
situación, no es agradable o desagradable. Un pensamiento es un pensamiento, no
es bueno ni malo. Cuando haces esto penetras más profundamente en la vida y la
experimentas de forma directa, sin ser afectado por las programaciones y
etiquetas que el mundo te ha impuesto.
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