La proyección es un fenómeno mencionado por Freud que
consiste en ver en otros aquello que rechazamos ver en nosotros. Cuando
hablamos del tema de las polaridades mencionamos que cada vez que
buscamos desarrollar algún tipo de virtud, le damos fuerza a su contrario en el
inconsciente. Pues bien, la proyección es la forma inconsciente como lidiamos
con la polaridad que queremos tener reprimida en la sombra.
Veamos algunos ejemplos: los homofóbicos suelen tener deseos
homosexuales reprimidos y lidian con ellos rechazando en otros lo mismo que niegan
dentro de sí. Los puritanos rechazan a las personas hedonistas porque así se
enfrentan en otros a los deseos reprimidos que no quieren ver en ellos mismos. Llevando
esto a un nivel personal, podemos ver que cada una de las personas que odiamos
o que nos disgustan nos recuerda partes negadas o reprimidas de nosotros
mismos. Cada persona que nos genera molestia es un espejo que refleja todo
aquello que no queremos ver en nosotros.
Existe otra clase de proyección, la que se presenta cuando
sentimos atracción hacía ciertas personas que hacen cosas que nosotros
desearíamos hacer pero lo hemos reprimido. Conocí a un hombre que era un gran
puritano, fue vegetariano una buena parte de su vida y se esforzaba al máximo
por practicar la castidad. Sin embargo, este hombre admiraba a personajes
hedonistas famosos. Recuerdo que él se divertía viendo los programas de
televisión de Anthony Bourdain, un hombre que viaja por el mundo
disfrutando de los placeres del vino y la comida. A mi amigo le encantaba
Anthony ya que proyectaba en él sus deseos reprimidos, pero al mismo tiempo no
se permitía ninguno de esos placeres para sí.
La fascinación de personas “normales” por personajes
macabros o asesinos en serie también muestra como proyectan sus deseos inconscientes
más ocultos. Estas personas jamás se atreverían a matar a nadie, pero gozan
leyendo las noticias judiciales de los diarios porque allí pueden odiar –y
secretamente amar- al asesino inconsciente que llevan dentro.
Pero la proyección no es algo malo, en realidad es una gran
oportunidad que nos da el Universo. Cada vez que nos encontremos con personas
por las cuales sentimos aversión u odio, en vez de buscar la causa de la
emoción en el otro, observémonos a nosotros mismos, hagámonos conscientes de
los pensamientos y emociones que surgen cuando nos encontramos con esta
persona. De igual manera, si sientes fascinación por una estrella de rock o un
actor de cine que hace cosas que crees jamás harías, aprovecha la oportunidad
para darte cuenta de las emociones que emergen y conocerás más de ti mismo. Has
esto sin juzgar lo que emerge como “bueno” o “malo” y de esta manera lo
inconsciente se hará consciente y serás libre de los grilletes creados por ti
mismo a través de la represión.
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