Por Anthony de Mello
Un ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo que había compartido con
él tan penosa experiencia.
“¿Has olvidado ya a los nazis?” Le preguntó a su amigo.
“¿Has olvidado ya a los nazis?” Le preguntó a su amigo.
“Sí”, dijo este.
“Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.”
Su amigo le dijo apaciblemente:
Su amigo le dijo apaciblemente:
“Entonces, aún siguen teniéndote prisionero.”
Reflexión: Nuestros enemigos no
son los que nos odian, sino aquellos a quienes nosotros odiamos
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