Muchas personas permiten que otros tengan poder sobre sus propios estados de ánimo. A menudo escuchamos frases como estas: “Tú me haces sentir enojado”, “Me pones nerviosa”, “Me desespera tu conducta”. Lo cierto es que los demás no crean nuestros estamos emocionales. Somos nosotros los que decidimos si permitimos o no ser afectados por las conductas ajenas. Una forma de hacernos responsables por nuestras reacciones es dejar de culpar a otros y aceptar que somos nosotros mismos los que elegimos reaccionar de una determinada manera. P. ej: En lugar de decir: “Ella me hace sentir triste” puedo decir “Elijo sentirme triste”. En lugar de decir: “Me haces enfadar” puedo decir “Elijo enfadarme”. En lugar de decir: “él me manipula” puedo decir “Permito que él me manipule”.
Práctica: El día de hoy estaré atento para darme cuenta cuando esté culpando a otros por mis estados de ánimo y asumiré la responsabilidad por mi reacción. P. ej: Si pienso que “Mi hija me vuelve loca”, lo cambio por: “Elijo volverme loca”.
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