Las emociones son energía en forma de hormonas y neurotransmisores que se mueven por nuestro cuerpo para permitirnos responder a las diferentes situaciones de la vida. Todas las emociones, sin excepción, son necesarias para nuestra supervivencia. Así como el amor nos impulsa a procurar el bienestar de un ser querido, el miedo nos lleva a huir del peligro. De la misma manera, la confianza nos permite descansar plácidamente, y la ira nos ayuda a establecer límites ante aquellos que intentan abusar de nosotros.
Algunas emociones son agradables y otras no. La sociedad ha decidido que las emociones menos agradables son “malas” o “negativas”, por lo que, cuando aparecen, a menudo son rechazadas. Una emoción reprimida, negada o rechazada durante mucho tiempo es como un río que se obstruye con troncos. Esta energía estancada tiende a concentrarse en ciertas áreas del cuerpo, produciendo enfermedades. Cuando el río rompe la obstrucción, causa inundaciones; de la misma manera, una emoción reprimida que se desborda genera inestabilidad en el individuo.
Las 7 etapas del rechazo
Existen siete etapas mediante las cuales rechazamos las emociones:
Etapa 1. Prejuicio: Mantener una idea negativa hacia una emoción
determinada.
Ejemplo: “El enojo es una emoción negativa”.
Etapa 2. Aversión: Sentir un fuerte rechazo o repudio hacia la emoción presente.
Ejemplo: “No quiero sentir esta emoción”.
Etapa 3. Culpabilización: Culpar a otros por la emoción que estamos sintiendo.
Ejemplo: “Estoy enojada por culpa de mi hijo”.
Etapa 4. Evitación: Sentir el deseo intenso de evitar o evadir la emoción.
Ejemplo: “Haré de cuenta que no siento nada”.
Etapa 5. Superioridad: Tener la sensación de ser invulnerable a ciertas emociones.
Ejemplo: “No me interesa sentir estas cosas”.
Etapa 6. Estancamiento: Cuando rechazamos una emoción por mucho tiempo, su
energía se estanca en una zona específica del organismo.
Ejemplo: “Siento un nudo en la garganta”.
Etapa 7. Control: Al tratar de controlar la emoción, esta se reprime
temporalmente hasta que estalla o se somatiza como una enfermedad emocional o
física.
Ejemplo: “Tengo gastritis y no sé por qué”.
Los 7 Portales
Existen siete cualidades que nos permiten contrarrestar las siete etapas del rechazo e integrar nuestras emociones. Sus nombres son: Ecuanimidad, Aceptación, Responsabilidad, Amor, Gratitud, Fluir Y Entrega. Puesto que cada una de estas cualidades es un portal que nos permite entrar en el Presente, las llamaremos los 7 Portales.
1. Ecuanimidad. Se trata de percibir a nuestras
emociones de forma objetiva, sin etiquetarlas como “buenas” o “malas”.
2. Aceptación. Significa aceptar y acoger cualquier
emoción (agradable o desagradable) que aparezca en el momento presente.
3. Responsabilidad. Implica reconocer que la manera como reaccionamos no depende de los demás sino de nosotros mismos.
4. Amor. Consiste en sentir plenamente cualquier emoción o sentimiento que se presente en nuestro organismo.
5. Gratitud. Esta actitud nos ayuda a evaluar las emociones en su aspecto más favorable, es decir, hallar los beneficios de las emociones –incluso las desagradables.
6. Fluir. Como su nombre lo indica, se trata de permitir que las emociones fluyan por el cuerpo sin bloquearlas ni obstaculizar su camino.
7. Entrega. Confiar en la capacidad del organismo para regularse a sí mismo, y equilibrar las emociones sin la interferencia de la mente.
El Ciclo de la Integración
Etapa 1: Ecuanimidad. Date cuenta en qué parte exacta de tu cuerpo está la emoción y permítete
sentirla sin etiquetarla como “buena” o “mala”. P. ej. “Siento una
opresión en mi pecho”, “Siento un nudo en la garganta”, etc.
Etapa 2: Aceptación. Dale la bienvenida a esa emoción, permítele estar en tu cuerpo sin ofrecer ninguna resistencia a ella y sin buscar cambiarla o modificarla.
Etapa 3: Responsabilidad. En vez de buscar quién o qué tiene la culpa de que estés sintiendo esa emoción, asume que es tuya y de nadie más.
Etapa 4: Amor. Quédate con la emoción por desagradable que sea, acógela, abrázala, hazte uno con ella. Respira profundamente al abdomen a medida que te permites sentir la emoción para entrar en contacto con ella de una forma profunda.
Etapa 5: Gratitud. Busca el mensaje que la emoción quiere darte y agradécele por ello. P. ej. “Agradezco a la ansiedad por recordarme que debo estar en el presente”, “Agradezco al enojo por recordarme que debo fijar límites a los demás”.
Etapa 6: Fluir. Cuando la emoción regrese fluye con ella, es decir, deja que se mueva por tu cuerpo sin que tu mente intervenga.
Etapa 7: Entrega. Suelta toda necesidad de control y deja que tu organismo autorregule las emociones por sí mismo.
Al observar y sentir las emociones sin juzgarlas, desarrollamos una percepción más clara de nosotros mismos. Al aceptar y permitir el flujo natural de las emociones sin controlarlas ni reprimirlas, los niveles de estrés y ansiedad disminuyen, lo que fomenta respuestas más calmadas y conscientes ante situaciones difíciles, y reduce síntomas físicos como la tensión muscular o los problemas digestivos.
La energía emocional que se bloquea en el cuerpo puede generar dolencias físicas a largo plazo. Al liberar esta energía y permitir que las emociones fluyan naturalmente, se pueden aliviar síntomas como el dolor crónico y la tensión muscular.
Aceptar y experimentar gratitud por todas las emociones, incluso las desagradables, fomenta un sentido de propósito, pues cada experiencia emocional se convierte en una oportunidad para el aprendizaje y el crecimiento personal, llevando a una vida más consciente, plena y equilibrada.
Muy completo el proceso y muy valioso la herramienta. Gracias walter
ResponderEliminar