Hoy en día corrientes como la metafísica o la programación neurolingüística
fomentan un pensamiento positivo en las personas. Una de sus técnicas
principales es la repetición de frases o afirmaciones que buscan enfocar la
mente en pensamientos positivos. Por ejemplo, si sientes tristeza, puedes
repetir una frase como esta: “Soy felicidad”, “Estoy feliz”, etc.
El problema subyacente de esta técnica es que busca
enmascarar las emociones desagradables, lo cual es una forma de negación[1].
En vez de eso, podemos permitirnos sentir plenamente la emoción, entrar en ella
yendo hasta la raíz misma del problema. El budismo Zen, por ejemplo, nos enseña
a dejar a un lado el conflicto de la mente entre lo que se siente y lo que se
cree que se debería sentir, y estar en
armonía perfecta con la emoción que aparece en el aquí y ahora –cualquiera que
sea. Cuando hay Consciencia plena de la emoción, aunque está resulte incomoda,
la emoción tiende a desaparecer y la Consciencia se expande dentro del campo
material y energético del individuo.
No quiero decir que las afirmaciones positivas no sean una
herramienta válida de transformación personal. De hecho Jesús utilizó muchas
afirmaciones en su vida pública como: “Yo Soy la resurrección y la vida”, “Yo
Soy el camino, la verdad y la vida”, etc. Pero Jesús se preparó antes a nivel
emocional, es decir, él realmente sentía y creía lo que decía con absoluta
certeza. Sus frases eran sinceras y no buscaban negar o enmascarar una emoción
desagradable.
No quiero que decir que seas inferior a Jesús, de hecho él
es una parte de tu Ser que ya despertó, lo que quiero decir es que no puedes
construir las paredes de una casa sin antes haber construido los cimientos. La
base del trabajo espiritual que presento en este blog es la Consciencia plena
del momento presente. Al practicar la Consciencia de lo que sentimos, las
emociones discordantes se consumen, ya que Consciencia y ego (lo Real y lo
irreal) no pueden coexistir en el mismo espacio.
Otro error de la metafísica y la PNL[2]
es buscar –mediante afirmaciones- atraer en el futuro situaciones positivas a
la vida, situaciones que hagan que seamos felices. El problema de esto es que
clasificamos la vida entre momentos “buenos” y momentos “malos”. La verdad es
que todas las situaciones que llegan a nuestras vidas las hemos atraído para
aprender las lecciones que necesitamos y crecer en Consciencia. Desde este
punto de vista todas las experiencias son positivas -si es que queremos usar
esa palabra.
Si rechazamos las situaciones que consideramos “malas”,
entraremos en conflicto con la vida, nos haremos sus enemigos. Pero si sabemos
que todo lo ocurre es perfecto, si aprendemos a aceptar plenamente lo que la
vida nos trae, podemos aprender rápidamente las lecciones; entonces nos haremos
amigos de la vida y esta siempre estará de parte nuestra. De hecho lo está,
pero somos nosotros los que entramos en guerra con la vida cuando clasificamos y
rechazamos las experiencias vitales con las etiquetas mentales de “buenas” y
“malas”, “positivas” y “negativas”.
Para concluir, quiero decir que las afirmaciones metafísicas
y de PNL realmente funcionan, siempre y cuando no se conviertan en frases que
usamos para enmascarar lo que realmente sentimos. Si consumimos las emociones y
pensamientos disfuncionales a través de la práctica de la Consciencia, entonces
estaremos realmente en paz. Desde esa paz, desde esa Consciencia, podremos
decir con total honestidad: “Yo Soy la
felicidad”, “Yo Soy paz”, “Estoy feliz y agradecido por la Abundancia que se
manifiesta Aquí y Ahora”. Entonces habrá congruencia total entre lo que
sentimos, pensamos y decimos. Mientras uno de estos tres elementos
(pensamiento, sentimiento y habla) esté en conflicto con los otros dos, quiere
decir que estamos fragmentados, que no hay integridad en la totalidad de lo que
somos.
La práctica de la Consciencia nos ayuda por encima de todo a
ser íntegros. Ya que al sentir y observar lo que sucede dentro, sin calificarlo
ni juzgarlo, entonces aceptamos las partes rechazadas de nosotros. De esta
manera la fragmentación cesa y logramos la congruencia e integridad a la cual
se refieren los budistas Zen en la frase, que define su enseñanza:
“Ve directamente por la vida, y sobre todo, no vaciles”[3]
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