viernes, 15 de noviembre de 2013

La varita mágica

Muchos buscadores espirituales viven en la búsqueda de la varita mágica que solucionará todos sus problemas. Ellos siempre están atentos para practicar el nuevo mantra, la última afirmación o someterse a la última técnica “milagrosa” pregonada por el gurú de moda en el mercado de las creencias religiosas.

Los líderes religiosos que promueven sus enseñanzas como la “cura mágica” a los problemas humanos terminan amasando grandes fortunas y creando emporios económicos. Pero, después de un tiempo, los seguidores terminan desilusionándose y salen corriendo en busca del nuevo gurú. Otros, logran procesar el fracaso en sus mentes de tal manera que puedan seguir anclados en su “verdad”, que se ha convertido para ellos en un sistema de creencias que le ofrece seguridad a sus mentes miedosas.

Esto me recuerda el mercado de los multiniveles: una forma de vender productos que está de moda hoy en día. Cada nuevo producto que aparece es promocionado como la cura contra “todas las enfermedades humanas”, muestras supuestos reportes científicos y testimonios de cómo su producto logró curar el cáncer y muchas enfermedades más. Los vendedores de multinivel se parecen mucho a los miembros de una secta: ellos creen realmente poseer la última verdad sobre la curación  de las enfermedades y con fervor místico, buscan convencer a otros de que entren a formar parte de su línea de vendedores.

El problema de muchas religiones y sistemas de multinivel es hacer creer a las personas que ellos tienen la “varita mágica” para solucionar todos sus problemas. No existe tal cosa como la solución automática, sin embargo, es más fácil creer en ello ya que implica entregarle la responsabilidad por tu sanación o desarrollo espiritual a alguien más, o a algo como un mantra o una técnica de meditación.

Para Despertar de la ilusión del ego se necesita asumir la responsabilidad por el contenido de nuestra mente y nuestras emociones, las cuales conforman la estructura de la personalidad humana o ego. Se requiere disciplina para mantenernos vigilantes, observando la mente y su funcionamiento. Se requiere disciplina para asumir nuestras emociones y vivirlas plenamente a pesar de que –al principio- eso pueda ser muy molesto y desagradable. Se requiere disciplina para mantenernos en el Aquí y Ahora y evitar fugarnos al pasado o al futuro.

Algunos creen que yo propongo una enseñanza facilista, pero la constancia y disciplina requerida para estar Conscientes en cada momento dista mucho del facilismo tradicional de aquellos que pregonan que para “salvarte” debes unirte a una iglesia, aceptar ciertos dogmas, someterte a la voluntad del pastor o gurú de turno, cumplir las normas y repetir los rituales preestablecidos. Eso los convierte en robots espirituales que no necesitan pensar o discernir ya que tienen a un gurú “omnisapiente” que piensa por ellos y ofrece todas las respuestas.

Pero la disciplina de la que hablo aquí no puede ser la disciplina que genera tensión y represión, la cual pregonan los puritanos en sus iglesias. No, tampoco puede ser la disciplina de la rigidez o la intransigencia consigo mismo. Nada de esto, la raíz misma de esta disciplina de la cual hablo debe ser la alegría y la dicha que nacen cuando sabes que estas despertando a tu Ser real. Así que se trata de una disciplina alegre y vivaz, libre de la culpa y la vergüenza que acompañan a la disciplina tradicional de las iglesias y llena de amor, pasión y motivación por la libertad máxima del Despertar.

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