El origen del orgullo religioso consiste en creer que uno
tiene la única verdad. Pero hay miles de religiones cada una diciendo
exactamente lo mismo. Entonces ¿Cuál de todas tiene la razón? ¿O será acaso que
todas están equivocadas?
La verdad no la puede poseer ninguna religión, ni ningún
libro sagrado porque la verdad es algo cambiante, algo que siempre se presenta
en el Aquí y Ahora. Si recuerdas una verdad del pasado… ya no es verdad. Esa
fue la verdad en ese momento, pero no ahora. Jesús y Buda hablaron desde la
verdad de su conocimiento directo de ella, pero los hombres convirtieron su
verdad en doctrina, en teoría, en letra muerta.
Entonces… ¿Qué es la verdad? Si no es un libro, o un
discurso o una doctrina ¿qué es? No puedo decírtelo, pero puedo decirte cómo
llegar a ella. Cualquiera puede hacerlo, no se necesita preparación
universitaria, ni haber asistido a retiros espirituales, ni haber leído ningún
libro. Si miras un árbol de mango o cualquier otra cosa, y al mirarlo te
despojas de todos los recuerdos de lo que es un árbol, de todos los
condicionamientos de lo que es el mango, de todas las teorías y programaciones…
entonces lo verás directamente. Cuando ves ese árbol –no a través del lente de
los recuerdos- sino en el Ahora, entonces percibes la verdad sobre él.
Para hacer esto debes despojarte de palabras como “árbol” o “mago”.
Al mirar, no permitas que la mente le ponga nombre a las cosas. Simplemente observa
como si vieras aquello por primera vez, con el asombro de un niño pequeño.
Cuando miras el mundo así puedes contemplar la verdad que hay en todo. Pero la
gente no hace esto, la gente mira sin mirar porque cuando mira algo, lo hace a
través del lente de los recuerdos, de lo que le enseñaron en las escuela sobre
eso que mira, de sus experiencias pasadas. Entonces allí no hay verdad.
Por eso la verdad no se puede contener en un recipiente como
pretenden las iglesias. La verdad cambia a cada instante y sólo podemos estar
con ella si podemos mantenernos viviendo en el instante, en el ahora. Pero
cuando estamos en el pasado o el futuro nos desconectamos de la verdad de la
vida.
Para ver las cosas tal como son hay que ser libres primero.
Esto suena difícil para muchos, porque están tan aferrados a la mente y sus
recuerdos, que incluso su débil sensación de identidad proviene de ellos. ¡Así
que atrévete! Hazlo hoy mismo. Ve a un parque o al campo y observa todo, siente
todo, huele todo sin ponerle nombre. No dejes que la mente nombre las texturas,
los colores, las formas ¡nada! Entonces… entrarás en una nueva dimensión de la
Consciencia, una dimensión donde la mente y sus recuerdos no pueden tocarte.
Entonces experimentarás cosas que no puedo decirte, cosas que te corresponden
sólo a ti experimentar.
Luego de eso, no trates de decirle a nadie lo que
experimentaste, porque entonces estarías creando una doctrina. Simplemente
enséñale a otros a hacer lo mismo. Y la verdad, os hará libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario