viernes, 27 de septiembre de 2013

Y la verdad os hará libres…


El origen del orgullo religioso consiste en creer que uno tiene la única verdad. Pero hay miles de religiones cada una diciendo exactamente lo mismo. Entonces ¿Cuál de todas tiene la razón? ¿O será acaso que todas están equivocadas?

La verdad no la puede poseer ninguna religión, ni ningún libro sagrado porque la verdad es algo cambiante, algo que siempre se presenta en el Aquí y Ahora. Si recuerdas una verdad del pasado… ya no es verdad. Esa fue la verdad en ese momento, pero no ahora. Jesús y Buda hablaron desde la verdad de su conocimiento directo de ella, pero los hombres convirtieron su verdad en doctrina, en teoría, en letra muerta.

Entonces… ¿Qué es la verdad? Si no es un libro, o un discurso o una doctrina ¿qué es? No puedo decírtelo, pero puedo decirte cómo llegar a ella. Cualquiera puede hacerlo, no se necesita preparación universitaria, ni haber asistido a retiros espirituales, ni haber leído ningún libro. Si miras un árbol de mango o cualquier otra cosa, y al mirarlo te despojas de todos los recuerdos de lo que es un árbol, de todos los condicionamientos de lo que es el mango, de todas las teorías y programaciones… entonces lo verás directamente. Cuando ves ese árbol –no a través del lente de los recuerdos- sino en el Ahora, entonces percibes la verdad sobre él.

Para hacer esto debes despojarte de palabras como “árbol” o “mago”. Al mirar, no permitas que la mente le ponga nombre a las cosas. Simplemente observa como si vieras aquello por primera vez, con el asombro de un niño pequeño. Cuando miras el mundo así puedes contemplar la verdad que hay en todo. Pero la gente no hace esto, la gente mira sin mirar porque cuando mira algo, lo hace a través del lente de los recuerdos, de lo que le enseñaron en las escuela sobre eso que mira, de sus experiencias pasadas. Entonces allí no hay verdad.

Por eso la verdad no se puede contener en un recipiente como pretenden las iglesias. La verdad cambia a cada instante y sólo podemos estar con ella si podemos mantenernos viviendo en el instante, en el ahora. Pero cuando estamos en el pasado o el futuro nos desconectamos de la verdad de la vida.

Para ver las cosas tal como son hay que ser libres primero. Esto suena difícil para muchos, porque están tan aferrados a la mente y sus recuerdos, que incluso su débil sensación de identidad proviene de ellos. ¡Así que atrévete! Hazlo hoy mismo. Ve a un parque o al campo y observa todo, siente todo, huele todo sin ponerle nombre. No dejes que la mente nombre las texturas, los colores, las formas ¡nada! Entonces… entrarás en una nueva dimensión de la Consciencia, una dimensión donde la mente y sus recuerdos no pueden tocarte. Entonces experimentarás cosas que no puedo decirte, cosas que te corresponden sólo a ti experimentar.
Luego de eso, no trates de decirle a nadie lo que experimentaste, porque entonces estarías creando una doctrina. Simplemente enséñale a otros a hacer lo mismo. Y la verdad, os hará libres.


No hay comentarios:

Publicar un comentario