Es
bueno liberarse de las religiones y los dogmas, pero esa vivencia no es para
todos.
Cada ser está en su proceso y lo que cree es respetable y le sirve en su caminar lento o presuroso.
Cuando tu única religión es el amor, no excluyes, juzgas menos o para nada y sabes que Dios es el mismo para todos.
La trampa con una religión es que tiendes a verte mejor que otros y crees que sólo tu grupo posee la verdad o la salvación.
Sin religión ves claro que basta el amor y que los ritos, creencias y vetos son secundarios o innecesarios.
Claro que hay gente linda en los credos, pero allí es tentador juzgar, excluir o inflarse con el orgullo más sutil, el espiritual.
Ese virus también puede tentar al que no es religioso, pero menos porque no pertenece a nada.
Sin estar afiliado a una religión andas ligero de equipaje y tu libro sagrado es el mismo Dios presente en la maravillosa vida que fluye.
Cada ser está en su proceso y lo que cree es respetable y le sirve en su caminar lento o presuroso.
Cuando tu única religión es el amor, no excluyes, juzgas menos o para nada y sabes que Dios es el mismo para todos.
La trampa con una religión es que tiendes a verte mejor que otros y crees que sólo tu grupo posee la verdad o la salvación.
Sin religión ves claro que basta el amor y que los ritos, creencias y vetos son secundarios o innecesarios.
Claro que hay gente linda en los credos, pero allí es tentador juzgar, excluir o inflarse con el orgullo más sutil, el espiritual.
Ese virus también puede tentar al que no es religioso, pero menos porque no pertenece a nada.
Sin estar afiliado a una religión andas ligero de equipaje y tu libro sagrado es el mismo Dios presente en la maravillosa vida que fluye.
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