Según el Bhagavad Gita, una de las obras
cumbre de la literatura hindú:
El Espíritu es indestructible e
imperecedero; todo lo penetra. Nadie puede destruir ese Ser Inmutable.
El Espíritu nunca nace y nunca muere: es
eterno. Nunca ha nacido, está más allá del tiempo; del que ha pasado y el que
ha de venir. No muere cuando el cuerpo muere.
Ningún arma puede herir al Espíritu, ni el
fuego puede quemarlo, ni el agua puede mojarlo, ni el viento puede arrastrarlo.
Más allá del poder del fuego, de la espada,
del agua y del viento, el Espíritu es eterno, inmutable, omnipresente,
inamovible, y siempre uno.
El Espíritu está más allá del cambio y del
pensamiento; los ojos mortales no pueden verlo. Reconoce que el Espíritu es lo
único que permanece y cesa de sollozar.
(Bhagavad Gita capítulo 2).
Krishna
habla aquí acerca de tu naturaleza Divina, tu Ser real o tu verdadera
identidad. Sabiendo que lo que eres no puede ser dañado o afectado por nada en
este mundo, entonces ¿por qué el ser humano sufre?
El
sufrimiento empezó en el momento en que la humanidad dejó de identificarse con
su Ser y empezó a desarrollar un sentido de identidad basado en la mente. Es en
esa mente que es mortal y limitada que existe la ilusión del dolor y la
tragedia.
La mente
es memoria, es el almacén donde se guardan los recuerdos, las experiencias y
los condicionamientos que recibe del medio que la rodea. A medida que la
memoria va almacenando información, se va construyendo una identidad humana con
una historia personal basada en esa memoria. Esa identidad es el ego.
Como el
ego es la memoria del pasado, entonces es afectado por su pasado: abusos,
abandono, y todo un sinfín de experiencias con alto contenido emocional que
quedan grabadas en la memoria. A esto es a lo que se ha denominado heridas
psicológicas. Pero tú no eres el ego. Recuerda que eres el Ser eterno que no
puede ser afectado por nada ni por nadie.
La gran
mayoría de terapias psicológicas modernas y terapias alternativas de la Nueva
Era trabajan al nivel del ego. Es por ello que esas terapias se interesan tanto
en tu pasado, en aquello que sólo existe como un recuerdo en la memoria.
El ego
es de por sí disfuncional, pero cuando esa disfuncionalidad se va la extremo,
le es imposible adaptarse al mundo y tener una vida normal de hogar, familia, trabajo,
etc. Así que el psicoanálisis, las regresiones a vidas pasadas, la recuperación
de los fragmentos del alma y muchas otras terapias que se conocen hoy en día ayudan
al ego a ser más funcional en el mundo, a adaptarse a la vida en sociedad. Pero…
“aunque la mona se vista de seda, mona queda”.
El
despertar espiritual es la clave para la sanación de los desórdenes
psicológicos. Cuando despiertas pierdes toda identificación con el ego y la
mente, que es donde residen estos desordenes, y regresas a tu identidad
verdadera: el Ser que nunca ha sido afectado por las experiencias de la mente.
Por
medio de la autoobservación, de la cual hemos hablado en este blog, se consumen
los registros de memoria del ego y de la mente, tanto a nivel consciente con
inconsciente. Cuando observas la mente y las emociones sin juzgar ni calificar
lo que sale a flote, entonces estas pueden emerger sin restricciones para poder
ser consumidas por la luz de la Consciencia.
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