martes, 11 de diciembre de 2012

21 de diciembre de 2012

Hoy en día muchas personas están a la expectativa de los eventos que supuestamente se llevarán a cabo el próximo 21 de diciembre de 2012.  Personalmente no creo que nada vaya a suceder en esa fecha, pero de lo que si estoy seguro –y para ello no necesito ser un profeta- es que la devastación ecológica que estamos creando con nuestra manera de consumir nos va a llevar a una catástrofe global en muy poco tiempo.

En las últimas tres décadas un tercio de los recursos naturales del planeta han sido consumidos. Si tenemos en cuenta el hecho de que los especialistas esperan que la población del mundo –que hoy consta de 7.000 millones- llegue a 10.000 millones para el año 2050, ¿cuántos recursos naturales necesitaremos para soportar esa población? Si miramos más de cerca nos daremos cuenta de que el problema real no es el crecimiento de la población, el problema es que consumimos más recursos de los que necesitamos.

Los Estados Unidos tienen el 5% de la población mundial, pero consumen el 30% de los recursos mundiales creando el 30% de los desechos mundiales. Para esto los extraen del tercer mundo generando una devastación ecológica enorme. Si todos los habitantes de la Tierra consumieran como las personas de los Estados Unidos necesitaríamos de tres a cinco planetas para satisfacer la demanda.

En los países del llamado “tercer mundo”  la mayoría de la población no consume al nivel de un norteamericano simplemente porque carecen del dinero para ello. La mayoría de las películas y series de televisión que ven nuestros niños vienen de los países desarrollados donde muestran a personas consumiendo productos a un nivel desenfrenado, ahora nuestros niños –y muchos adultos- quieren hacer exactamente lo mismo.

El núcleo mismo de la infelicidad que hay en el mundo se encuentra que querer tener y tener cada día más, ya que creemos que así obtendremos la felicidad, al fin y al cabo eso es lo que nos enseña la televisión. Una antigua frase dice que no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita y esto es verdad. De eso justamente se trata el despertar de la Consciencia, de aprender a ser felices con todo y con nada, de divertirnos con las cosas aparentemente más insignificantes como una puesta de sol, nuestra familia, y nuestra respiración.

Los gurús de la abundancia modernos nos muestran que nuestra felicidad espiritual está en tener mansiones gigantes con una gran cantidad de habitaciones que nunca usaremos y yates de lujo que utilizaremos una vez al mes. Pero ¿cuánto le cuesta eso a las selvas vírgenes del Amazonas?

Cuando despertamos en Consciencia nos damos cuenta de que no necesitamos tener cosas que realmente no vamos a usar. Pero mientras más dormido estés, más cosas necesitarás para sentirte bien. El despertar de la Consciencia no se trata de regresar a vivir en cavernas, pero sí de ser más conscientes de cuánto estamos consumiendo para conseguir la felicidad, cuando esta es el estado natural de nuestro Ser y podemos acceder a ella ahora mismo al liberarnos de la falsas creencias que nos dicen que la felicidad se encuentra en el consumo.

Ahora que muchos están preocupados por lo que creen que sucederá el próximo 21 de diciembre, quise llevar la atención de este blog hacía la naturaleza, con la cual somos Uno. Quise también compartir el siguiente vídeo, el cual nos deja unas lecciones enormes.


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