Aprender a leer las emociones de los demás permite conectar con ellos más fácilmente. Una vez sabemos cuál es el estado emocional de la persona con la que estamos interactuando, el siguiente paso es sintonizarnos con esas emociones o comprenderlas. Por ejemplo, si alguien cercano a ti está triste, en vez de utilizar frases disonantes como “sonríe a la vida” o “debes ser feliz”, puedes sintonizarte con su tristeza. Esto no significa que también debes ponerte triste, sino que haces un esfuerzo para escuchar y comprender. Una persona que se siente aceptada y comprendida puede hacer mejor uso de sus recursos internos para empoderarse y hacerse cargo de su vida.
Práctica: El día de hoy leeré los estados emocionales de las personas con las que interactué. Para ello prestaré atención al tono de voz, al lenguaje corporal, a la mirada y a la expresión general del rostro.
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