Los pensamientos hacen
que percibamos la realidad –que es neutra- como buena o mala, positiva o
negativa. Esto hace que la mente desarrolle prejuicios o idealizaciones, con lo
cual perdemos toda objetividad sobre la vida. Para trascender esta dicotomía
podemos desarrollar la ecuanimidad, cualidad que nos invita a observar las
diferentes situaciones sin ponerles etiquetas de positivo o negativo, bueno o
malo. Eso no quiere decir que admitamos comportamientos dañinos, lo que ocurre
es que empezamos a prestar más atención al momento presente para identificar
qué es lo más adecuado para cada situación.
Práctica. El día de
hoy estaré atento para darme cuenta cuando la mente esté creando etiquetas de
“bueno” o “malo” sobre las diferentes experiencias. En lugar de caer en ese
juego, captaré la realidad de manera objetiva: sin filtros ni ideas
preconcebidas.
Meditación en la apertura de la flor:
No hay comentarios:
Publicar un comentario