Jesucristo nos dijo que nunca había visto
un partido de fútbol, de manera que mis amigos y yo lo llevamos a que viera
uno. Fue una feroz batalla entre los Punchers,
protestantes, y los Crusaders, católicos. Marcaron primero los Crusaders. Jesús
aplaudió alborozado y lanzó al aire su sombrero. Después marcaron los Punchers
y Jesús volvió a aplaudir entusiasmado y nuevamente voló el sombrero por el
aire.
Esto pareció desconcertar a un hombre que se encontraba detrás de
nosotros. Dio una palmada a Jesús en el hombro y le preguntó: ¿A qué equipo apoya usted, buen hombre?
¿Yo? -respondió Jesús visiblemente
excitado por el juego-. ¡Ah!, pues yo no apoyo a ningún equipo. Sencillamente
disfruto del juego. El hombre se volvió a su vecino de asiento
y, haciendo un gesto de desprecio, susurró: Hum... un ateo.
Cuando regresábamos le informamos en pocas
palabras a Jesús acerca de la situación religiosa del mundo actual: Es curioso lo que ocurre con las personas
religiosas, Señor -le decíamos-, "siempre parecen pensar que Dios está de
su parte y en contra de los del otro bando.
Jesús asintió: Por eso es que yo no apoyo a las
religiones, sino a las personas -nos dijo-. Las personas son más importantes
que las religiones. El hombre es más importante que el sábado.
Deberías tener cuidado con lo que dices -le advirtió muy preocupado uno de nosotros-. Ya fuiste crucificado una vez por decir cosas parecidas, ¿te acuerdas? Sí... y por personas religiosas precisamente -respondió Jesús con una irónica sonrisa.
Anthony de Mello, El canto del pájaro, p.
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UHMM interesante, como el hombre es más importante que todo, por eso caes en el materialismo, es más importante que Dios y sus leyes tmb?
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