“Lo que resistes persiste…” es una frase poderosa del
psicoanalista Carl Gustav Jung. La Gestalt se ha apropiado de esta frase aplicándola a la psicoterapia. Según este enfoque, mientras más resistencia hagamos a un
hábito negativo o problema emocional como la ansiedad o la depresión, mayor
fuerza cobran. Al resistir algún tipo de emoción desagradable, creamos conflicto
interno y alimentamos la fuerza contraria que deseamos destruir. Puede que
lleguemos a ser muy expertos en reprimir nuestras emociones, pero tarde o
temprano terminarán explotando en su búsqueda de salir a la superficie.
Los terapeutas de la Gestalt hacen que el cliente tome
consciencia plena de la emoción desagradable y se dé permiso de sentirla. Cuando
esto se logra, el conflicto interno cesa y la emoción empieza a perder poder. Por
ejemplo, una persona que padezca de episodios de esquizofrenia, generalmente
empieza a sentir gran ansiedad y rechazo cuando empiezan a aparecer los síntomas.
Pero justamente la ansiedad y el rechazo hacen que los síntomas sean más
fuertes y destructivos.
La pregunta es ¿se aplica esto solamente al campo de la
sanación emocional? ¿O podemos llevarlo a nuestra vida personal, e incluso a la
situación mundial? En lo personal, cuando nos resistimos ante una determina
situación, creamos fricción y conflicto con la vida. Si le enviamos al Universo
el mensaje de que estamos luchando con la vida, este nos devolverá más
situaciones de lucha de regreso. Por otro lado, cuando aceptamos plenamente lo
que la vida nos trae, empezamos a fluir con ella y el escenario se empieza a transformar
de manera natural. Aceptar lo que la vida nos trae no significa volvernos
personas conformistas o renunciar a nuestras metas. Significa que estamos en
paz, y desde esa paz, muchas veces surge la creatividad para cambiar las cosas
o la comprensión para dejarlas como están.
Pero podemos ir incluso más lejos y aplicar esta teoría a la
situación mundial. Desde hace décadas el mundo libra una guerra contra las
drogas que ha generado cientos de miles de muertes y ha requerido de miles de
millones de dólares. Los países donde se desarrolla esta batalla –como Colombia
y Estados Unidos- cada año presentan un incremento en el número de consumidores
de drogas. Es decir, a mayor prohibición mayor número de consumidores (Lo que
resistes persiste). Cada vez que capturan un capo de la droga aparecen dos más
que llenan el espacio vacío, cada vez que se descubre una ruta de tráfico, se
crean tres rutas nuevas. Así las cosas, esta guerra parece no tener ninguna
solución, la guerra engendra guerra, y eso lo vemos más claramente los que
vivimos en zonas de influencia del narcotráfico donde anualmente mueren cientos
o miles de personas por causas de la guerra interna entre carteles.
Si se legalizara el consumo de drogas no habría carteles y
cesarían las guerras entre ellos. Al escuchar palabras como esta muchos se
horrorizan porque la primera reacción es el pensamiento de que, al legalizar la
droga, el número de consumidores se multiplicarán. Eso es lo que nos ha hecho
creer, pero lo más paradójico es que en todos los países donde se han
legalizado las drogas el consumo se ha reducido. Una experiencia interesante es la de Portugal, donde después de diez años de legalización el número de consumidores se ha reducido a la mitad. (Ver artículo de la revista Forbes).
¿Por qué en los países donde se prohíbe la droga aumenta el consumo,
mientras que se reduce en aquellos donde se legaliza? Para explicar esto
podemos utilizar nuevamente la frase de Jung: “Lo que resistes persiste y lo
que miras desaparece”. Si la guerra contra las drogas cesara no sólo se
reduciría el consumo, sino que reduciría el número de muertes que deja la
guerra entre los carteles y quedarían disponibles miles de millones de dólares en
recursos que se podrían dirigir a la prevención y al tratamiento de los
adictos.
La represión siempre termina dándole poder a aquello que se
reprime, la historia nos ha dejado lecciones como la prohibición del consumo de
alcohol en los Estados Unidos que dio origen a mafiosos como Al Capone. Pero hay
muchas personas interesadas en que las drogas sigan siendo prohibidas, ya que
la guerra es un gran negocio para muchas empresas. Por el momento no podemos
frenar la guerra global contra las drogas, pero podemos cesar el conflicto
interior, lo cual se terminará reflejando en bienestar para todo el Planeta.
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