Dentro de cada uno de nosotros habita un dictador. Este pequeño tirano quiere controlar a los demás y busca que ellos piensen y actúen según sus designios. Pero el dictador no cree que él sea malo. Él cree que al hacer esto está salvando a los demás del sufrimiento...
Imagen de la película "El gran dictador" de Charles Chaplin (1940) |
Por Anthony de Mello. Tomado del libro: “¡Despierta! Charlas sobre la espiritualidad!”
(Hay) una gran pregunta: ¿Hago algo para cambiarme a mí
mismo? ¡Le tengo una gran sorpresa,
muchas buenas noticias! Usted no tiene que hacer nada. Cuanto más haga, peor
será. Todo lo que tiene que hacer es comprender.
Piense en alguien con quien vive o con quien trabaja y que no le parece
agradable, que le causa sentimientos negativos. Veamos lo que sucede. Lo
primero que usted necesita comprender es que el sentimiento negativo está en
usted. Usted es el responsable del
sentimiento negativo, no la otra persona. Otra persona en su lugar estaría
completamente calmada y a sus anchas en
presencia de esa persona; no se afectaría. Usted sí. Ahora comprenda otra cosa:
usted está haciendo una exigencia. Usted espera algo de esta persona ¿entiende?
Entonces dígale a esa persona. "Yo no tengo el derecho de exigirle nada a
usted". Al decir eso, descartará su expectativa. "Yo no tengo derecho
a exigirle nada a usted. Claro que me protegeré de las consecuencias de sus
acciones o de su mal humor o de lo que sea, pero puede seguir adelante y ser lo
que quiera ser. No tengo derecho a hacerle ninguna exigencia".
Mire lo que le sucede a usted cuando hace esto. Si encuentra
resistencia para decirlo, cuánto va a
descubrir sobre usted mismo. Permita que el dictador que hay en usted salga a
la luz. Usted pensaba que era un cordero, ¿verdad? Pero yo soy un tirano y
usted es un tirano. Una pequeña variación de "yo soy un asno, usted es un
asno".
Yo soy un dictador, usted es un dictador. Yo quiero
organizarle su vida; quiero decirle exactamente cómo se espera que sea y cómo
se espera que se comporte, y es mejor que usted se comporte como yo he decidido
o me castigaré a mí mismo con sentimientos negativos. Recuerde lo que les dije:
todos somos locos.
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