Cuando estudiamos las enseñanzas espirituales de
Oriente y Occidente encontramos a muchos maestros que promulgan la necesidad de
dominar el ego. Eso suena muy bien, parece un ideal justo. Sin embargo,
“dominar” implica controlar, entrar en con conflicto con algo, iniciar una
lucha o una guerra. La guerra engendra guerra y el único camino para la paz es
la paz misma, por lo tanto, no podemos obtener nada beneficioso como producto
de la lucha.
La idea de la guerra contra el ego está muy
incrustada en nuestra cultura, podemos ver sus orígenes en el concepto
cristiano del Armagedón –la lucha planetaria entre el bien y el mal- así como en
la Yihad o guerra santa promulgada por muchos musulmanes. Este sentido de lucha
se origina en la dualidad, es decir, en la percepción “bien y el mal” relativo
que se da cuando observamos el mundo a través de la mente y sus
condicionamientos culturales, religiosos, etc.
¿Hay otro camino para liberarnos del ego que no sea
luchando contra él? Claro que sí, es el camino de la Consciencia, el cual
implica estar consciente, o ser el observador de los diferentes juegos que el
ego utiliza en cada momento. Por medio de la observación, las estrategias de ego
son descubiertas y empiezan a perder fuerza. La clave está en observar los
juegos del ego sin juzgar, sin poner etiquetas de bueno o malo, simplemente
observamos de forma ecuánime a la mente y su funcionamiento.
Pero hay que ir más allá de ser un simple
observador, es necesario tomar consciencia de las emociones generadas por el
ego. Esto lo hacemos sintiendo en qué parte del cuerpo se experimentan y
aceptando plenamente esa emoción. El resultado de esto es una transformación
radical que viene desde adentro.
Por su puesto, es más fácil el camino de la represión
o la guerra contra el ego, pero sus resultados no son duraderos. La Consciencia
puede parecer que obra más lento, pero produce resultados perdurables y radicales.
Así que cuando escuches a alguien que te diga frase
como:
·
“No te sientas ofendido.”
·
“Libérate
de la necesidad de ganar”
·
“No
te dejes controlar por los celos”
Puedes cambiarlas por frases como estas:}
·
“Observa los pensamientos que alimentan tu
ofensa”
·
“Hazte
consciente de la necesidad de ganar”
·
“Toma
consciencia de tus celos, ubícalos en tu cuerpo y permíteles ser como son”
Al hacer esto podrás observar la transformación que
se genera de forma natural por medio de la Consciencia. Aquí no hay lucha o
conflicto, solamente aprendes a nadar con la corriente del río de tus
pensamientos y emociones en vez de nadar río arriba.
Esta enseñanza no es para nada nueva. Ya la había
dado Lao-Tsé 550 años antes de Cristo y hoy ha resurgido en la voz de cientos
de personas de todas las culturas y religiones que están despertando a la
comprensión profunda que viene de la desidentificación con la mente y ego.
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