El Vipassana es, según la
enseñanza de Gautama Buda, la cualidad de estar Conscientes del Aquí y el
Ahora. El siguiente extracto es tomado del libro “Carácter y Neurosis”,
el cual es quizá uno de los textos donde se exponen con mayor detalle los múltiples
juegos del ego. La virtud de este libro estriba no sólo en exponer al ego con
tanta claridad, sino en mostrarnos la génesis de este impostor, dada a partir
de las experiencias tempranas de la infancia. Su autor, Claudio Naranjo,
es un psiquiatra chileno pionero de la psicología transpersonal quien ha
logrado tender un puente firme entre la espiritualidad y la psicología. En su
corazón ha logrado el equilibrio entre la ciencia y el espíritu como una
muestra de que estas dos disciplinas pueden convivir en armonía bajo un mismo
techo. He aquí un extracto del citado libro:
"Existen
numerosos libros publicados sobre el vipassana, que pueden servir tanto
de estímulo como de base para una mayor comprensión del tema, pero terminaré
este conjunto de sugerencias con las siguientes instrucciones de vipassana,
que pueden ponerse en práctica a partir de este mismo día:
• Siéntese en una silla o, preferentemente, en la
postura de medio loto o en un banquillo de meditación.
• Cierre los ojos y relájese. Relaje los hombros,
asegúrese sobre todo de relajar la lengua -más conectada con los diálogos
internos de lo que normalmente se piensa-, deje su cuerpo colgar de la columna
y húndase, si le es posible, en su vientre. Relaje también las manos y los
pies.
• Ahora, esté atento a su respiración.
• Deje, si es posible, que su animal interno haga 'la
respiración -o su cerebro inferior-, en lugar de ordenarse a sí mismo las
inspiraciones y espiraciones de un modo militar.
• Añada ahora la conciencia de la elevación y descenso
del abdomen superior a la conciencia necesaria para dejar caer las tensiones
musculares y estar en contacto con la respiración. Intente sentir la pared
abdominal en el epigastrio (es decir, la región triangular bajo el borde del
esternón y entre las costillas inferiores descendentes) mientras éste sube y
baja con cada ciclo respiratorio. Mantenga contacto con su «plexo solar»
mientras su pared abdominal sube y baja con cada ciclo respiratorio.
Aunque
lo anterior puede ser práctica suficiente para varias sesiones de meditación,
es sólo una base para la práctica del vipassana propiamente dicho.
Cuando la haya probado y haya desarrollado con ella alguna capacidad,
considere su respiración como un recordatorio para preguntarse en cada
inspiración «¿Qué experimento ahora?». De esta manera, el ejercicio de meditación
se transforma en un ejercicio de conciencia progresiva de los sucesos mentales,
sin olvidar la respiración o el foco abdominal.
Por
supuesto, no es necesario que la pregunta «¿Qué experimento ahora?» sea puesta
en palabras. El propio acto de respirar puede tomarse como el equivalente de
una pregunta sin palabras o como un recordatorio mudo para estar en contacto
con lo que sea que ocurra en el cuerpo, sentimientos y aspectos más sutiles de
la mente.
Mientras
que lo anterior se corresponde con intentos contemporáneos de la psicoterapia
para estar en contacto con el «aquí y ahora», la característica distintiva de
la práctica del vipassana es una actitud peculiar hacia la
experiencia que está teniendo lugar: una actitud centrada comparable a la que
hemos tratado en relación con la conciencia de la vida diaria: una actitud neutral
de dejar espacio para lo que se dé, una actitud de disponibilidad
panorámica de la atención. Pero, más profundamente, es una actitud de no
retener nada y no rechazar nada: una actitud de apertura y de ecuanimidad
desapegada.
Quizá
lo más importante que puedo decir a quien me haya seguido hasta aquí, poniendo
en práctica mis sugerencias, es que vaya más allá del estudio de sí mismo, de
la conciencia de sí mismo y de la propia comprensión de sí mismo, a un grado
mayor de confesión de esta comprensión de la personalidad que se ha obtenido.
Esto puede haberse dado espontáneamente, puesto que lo que descubrimos de
nosotros mismos tiende a aparecer en nuestra comunicación, pero hay algo que
puede cultivarse, en la medida en que comprendemos que no sólo la verdad es
compatible con una vida plena, sino que también el compartir con veracidad (en
ciertas relaciones escogidas) puede ser un camino en sí mismo; y,
contrariamente, la incapacidad o la falta de deseo de ser auténtico, al menos
en estas relaciones compartidas, contribuye a la perpetuación de nuestro propio
encarcelamiento en el mundo."
EXCELENTE MEDITACIÓN
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