Cuenta la historia que cierto día le preguntaron a un Maestro Zen acerca de la razón de su constante felicidad. El sabio respondió: “Es muy sencillo, lo que llega lo recibo y lo que se va lo dejo ir”. Este es el estado de aceptación total. Aceptar significa estar en paz con el momento presente dándole la bienvenida a lo que la vida nos trae. Lo contrario a esto es un estado de resistencia al presente el cual genera sufrimiento. Para practicar la Aceptación no necesitas forzarte aceptar algo por la fuerza, solamente necesitas darte cuenta del rechazo.
Práctica: El día de hoy estaré atento a cualquier situación que me genere rechazo. Cuando eso ocurra, ubicaré la sensación en mi cuerpo y repetiré mentalmente tres veces: “Rechazo… rechazo… rechazo…”. Esto me permitirá hacerme consciente de que estoy rechazando. No rechazaré el rechazo, solamente seré consciente de que está ahí. En el mero hecho de darme cuenta está la raíz de la transformación más profunda.
Meditación para procesar el rechazo:
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