lunes, 17 de febrero de 2014

El pinta calzones

Atracción y rechazo

Pintura de Miguel Ángel, retocada por el "Pinta calzones"
Daniel da Volterra, mejor conocido como el “pinta calzones” (Braghettone), tuvo la tarea de pintar “paños de pureza” sobre los desnudos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Cuando Miguel Ángel Buonarroti terminó su obra, se armó un escándalo en Europa por las figuras de hombres y mujeres desnudos que este artista pintó en el mismo epicentro de la religión cristiana. Muchos obispos alegaron que su obra correspondía más a un prostíbulo que a una capilla. Así que allí entró en acción nuestro amigo, el “pinta calzones”.

Este capítulo de la historia que puede parecer jocoso hoy en día, nos deja ver el repudio de la religión por la desnudez y la sexualidad. Desde niños se nos prohíbe “tocar” nuestras partes íntimas y se nos dice que el “fuego del infierno” nos alcanzará si decidimos jugar con ellas.

Pero esta historia empieza mucho antes con Augustinus Aurelius, mejor conocido como San Agustín de Hipona (354-430 D.C.). Antes de ser un santo, Agustín se dedicó a la filosofía y a los diversos placeres del mundo –como el sexo y el vino. Su madre, devota católica, vivía angustiada por la suerte de su hijo y oraba por su conversión. Agustín era lo que podíamos llamar un hedonista, persona que vive para el goce de los sentidos.

Después de su conversión, Agustín se convierte en el más grande expositor de la doctrina anti-sexo de la iglesia católica, caracterizada por el horror a la carne. ¿Era San Agustín un hedonista reprimido? Esto tiene mucho sentido ya que muchas veces terminamos odiando lo que llevamos por dentro. Puede que Agustín haya aprendido a controlar el sexo al punto de volverse célibe, pero su odio a la sexualidad demuestra que nunca la trascendió sino que esta siguió mortificándolo desde su inconsciente. Para defenderse de sus propios deseos se convirtió en el adalid de la castidad. Otros mucho más extremistas, como Orígenes de Alejandría, optaron por la castración para evitar definitivamente la posibilidad de ser tentados por la carne. La sexualidad reprimida dentro del catolicismo es el principal combustible del abuso sexual a menores en el seno de la iglesia. Cuando reprimimos algo en realidad le estamos dando poder.

Creo que si el sexo fuera maligno el Universo no nos hubiera dotado de órganos sexuales cargados de terminaciones nerviosas que tienen como finalidad potenciar el disfrute del mismo. Pero la doctrina anti-sexo ha hecho de la sexualidad un tabú tal, que la desnudez termina siendo duramente castigada. ¿Nacemos rechazando la desnudez? ¿O eso forma parte de la programación cultural y religiosa que impregna nuestra mente desde pequeños?

Alguna vez alguien me escribió diciendo que la desnudes era algo muy malo, y eso quedaba demostrado indirectamente en el hecho de que en las apariciones de ángeles y “maestros ascendidos” estos siempre aparecían con ropa. La pregunta es ¿aparecen realmente los ángeles y los maestros? ¿O son símbolos creados por nuestro Ser para comunicarnos un mensaje interior? ¿Su vestimenta y apariencia son reales? ¿O es una proyección de nuestras propias expectativas y tabús?

Ahora, no promuevo la desnudez como la forma más cómoda de andar por la calle. De hecho la ropa es una magnifica protección contra el calor o el frio. Tampoco creo que tener sexo como cabritos con todo el que podamos nos ayude en nuestro Despertar, de hecho el sexo como adicción es tan dañino como el anti-sexo como doctrina. Lo que quiero comunicar es que cualquier posición de atracción o rechazo hacía algo viene desde el núcleo mismo del ego. La atracción hace que nos volvamos adictos a algo, y el rechazo hace que odiemos algo. Tanto la adicción al sexo como su rechazo son dos caras de la misma moneda.

Conozco a muchos buscadores espirituales y estoy seguro que a una buena parte de ellos les aterraría, por ejemplo, la idea de ir el fin de semana a una playa nudista. ¿Qué es lo que en verdad les aterra? ¿No será un miedo a sus propias pasiones reprimidas? Ir a una playa nudista no te hace más o menos despierto. Pero cuando existe rechazo violento ante la idea, quiere decir que todavía te controlan tus “demonios” inconscientes. El Ser está por encima de atracción o rechazo, ir o no ir a la playa es igual para Él. Cuando hay atracción (apego a ir) o rechazo (miedo u horror de asistir), entonces estás operando a nivel del ego.

El camino medio sería la Atención Plena, es decir, observar nuestros pensamientos y comportamientos sexuales con total imparcialidad, libres de atracción o rechazo. Cuando observamos algo con la actitud del Testigo que es libre de las etiquetas del bien y el mal, podemos comprender y trascender el contenido de la mente y el ego. Cuando te liberas del miedo al sexo este deja de controlarte en gran parte. Los deseos  seguirán ahí, con mucha menos fuerza que antes, pero entonces podrás observarlos sin sentimientos de culpa y pecado. Cuando aceptamos la sexualidad y tomamos consciencia plena de ella, esta pierde la capacidad de controlar nuestras vidas.

"La creación de Adán", Miguel Ángel.




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