miércoles, 1 de abril de 2015

La trampa de la falsa aceptación

Desde que empecé a practicar la Consciencia, la aceptación total de las emociones, he notado que a veces el ego dirige la práctica para liberarse del dolor. El ego, la personalidad humana que es una proyección de la mente, no quiere sentir dolor emocional ni físico. Por eso siempre está buscando una distracción, un analgésico que le permita escapar de la ansiedad, de la depresión o de la ira. Él no quiere sentir nada de esto porque es desagradable. Pero mientras más se resiste a estas emociones, en vez de desaparecer, se enquistan cada vez más en la psique. Así que la solución no es evitarlas, sino entrar en ellas plenamente, tomar Consciencia plena de la emoción.

Pero aquí radica una gran trampa del ego, una que ha atrapado a muchos buscadores espirituales que han seguido la práctica de la Consciencia. La trampa es la siguiente: Tomar Consciencia de una emoción desagradable buscando que esta desaparezca. Uno de los elementos de la Consciencia es la aceptación. Pero si hacemos esto con el objetivo de que la tristeza o el duelo desaparezcan, entonces no hay aceptación, únicamente hay un rechazo disfrazado.

Así que lo que en verdad hay que hacer es aceptar plenamente la emoción, entrar en ella, sentirla, vivirla, experimentarla –no importa si esto resulta desagradable. Conviértete en un científico emocional: en vez de evadir la emoción entra en ella como haría un científico que entra a un tornado para verlo desde adentro. Permite que la emoción crezca mientras la observas, deja que se haga más y más intensa. Hazte uno con la emoción, sin perder nunca de vista que eres el observador. A pesar de que te haces uno con ella no dejas de ser el observador. Has esto sin ninguna expectativa, sin límite de tiempo, no busques hacer esto para que la ansiedad desaparezca, hazlo únicamente para entrar en la ansiedad Conscientemente. Entonces mira qué sucede, obsérvalo por ti mismo. No creas lo que yo digo, no conviertas esto en un dogma. Se científico y compruébalo. 

Y si la ansiedad o la ira vuelven una y otra vez es porque no has hecho bien el ejercicio, la aceptación nunca ha sido plena, únicamente ha habido una aceptación parcial. Si descubres que esto es así, entonces separa un tiempo especial donde estés sola o solo y permite que esa emoción florezca en ti. Si te cuesta hacerlo, imagina una situación en la cual ese miedo o tristeza aparecerían. Cuando empiece a aparecer la sensación, déjala que crezca, que se expanda, que florezca. Y hazte uno con ella, acéptala, vívela, obsérvala. Permítete quedarte con esa emoción. Cuando dejes de rechazarla, cuando cese el conflicto entre lo que sientes y lo que piensas que deberías sentir… entonces algo sucederá… un milagro se gestará en tu interior. Compruébalo tú mismo, no creas lo que otro te dice sin haber hecho tú mismo el experimento.

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