miércoles, 12 de marzo de 2014

Mercado de gafas


Imagina que vas caminando por un mercado y encuentras a un vendedor de gafas. Cada gafa tiene un color diferente y al ponértela, ves el mundo de una manera distinta. Las gafas representan las diferentes creencias religiosas y los paradigmas científicos rígidos. Una vez adoptas un paradigma, solamente verás al mundo a través de él, entonces, ya nunca volverás a ver la realidad.

Pero incluso desde que somos muy niños, nuestros padres y profesores programan nuestra mente para ver el mundo de una determinada manera. Nadie nace racista u homofóbico, el racismo o la homofobia, por ejemplo, son creencias que hemos adoptado de la sociedad. Así mismo, nadie nace cristiano o judío, nuestra religión depende de la geografía, es decir, del lugar donde nacemos.

¿Podemos escapar de la programación para ver la vida tal como es? No es tan sencillo, se necesita cierta disciplina en la capacidad de observar la mente. Cuando observamos un pensamiento y descubrimos que ese pensamiento surge de la programación que hemos recibido del mundo, entonces este ya no puede controlarnos. El pensamiento que es observado es desarmado, se desenmascara, y pierde su poder, entonces nos liberamos de la programación. He ahí la clave de la libertad.

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