martes, 14 de julio de 2015

La paz absoluta procede de la Aceptación total

La naturaleza de la realidad es no-dual (advaita). Sin embargo, desde el punto de vista de la mente, el Universo está polarizado en dualidades (día y noche, bien y mal, muerte y vida, placer y dolor, etc.).

Para la Consciencia no-dual, el placer o el dolor así como la alegría o la tristeza son recibidos con total Aceptación. Pero la mente dual vive en una lucha constante donde busca el placer, pero rechaza el dolor; busca la risa, pero rechaza el llanto. Pero no puede haber placer sin dolor ni risa sin llanto. Al final terminas atrayendo a tu vida aquello de lo que pretendes huir. “Lo que resistes persiste y lo que aceptas desaparece”.

Solamente cuando haya una aceptación total de todo aquello que llegue a tu vida podrás conocer la Paz absoluta. Y con “todo aquello”, me refiero no solamente a las situaciones externas, sino también a los pensamientos y emociones. Aceptar no significa estar de acuerdo con, por ejemplo, un pensamiento de matar a alguien; lo que significa es que podrás observar ese pensamiento sin juzgarlo ni etiquetarlo, pero lo más importante, sabiendo que no eres el pensamiento.

Cuando te das cuenta de que no eres el pensamiento surge la transformación más profunda en el Ser humano, aquella que conduce al reconocimiento de su verdadera identidad como Consciencia Universal. Para que esto sea posible es contraproducente luchar contra la mente buscando que produzca “buenos” pensamientos mientras haces que reprima los “malos” pensamientos. La lucha solamente produce lucha. Observa y acepta cada pensamiento y emoción, sólo entonces podrás ser realmente libre de conflictos.

Aceptar un pensamiento tampoco significa afirmar su realidad. Los pensamientos solamente son ilusiones sin sustancia, reacciones químicas y eléctricas del cerebro. Aceptarlo significa reconocer la ilusión de la misma manera que observas la existencia transitoria de una pompa de jabón, que parece una esfera sólida, pero se desintegra al más mínimo toque.

Por último, los dejo con unas palabras de Ramesh Balsekar, tomadas del Capítulo 21 de “Un Curso de Consciencia”, las cuales encierran todo lo que he dicho en este simple párrafo:

"Aparte de la inutilidad del propio esfuerzo, cualquier intento de impedir que surjan pensamientos divide a la mente artificialmente en aquello que hace el impedimento en contra de aquello que está siendo impedido, creando sólo neurosis y conflicto. Cualquiera que sean los pensamientos que surjan (siendo sin sustancia) se desvanecerán rápidamente por sí mismos si no son aceptados y continuados como realidad efectiva. Tratar de eliminar los pensamientos de manera consciente y deliberada, es como tratar de lavar la sangre con sangre."


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