jueves, 13 de agosto de 2015

Pensar en chocolates cuando quiero comer chocolates


Durante años, las religiones y enseñanzas espirituales tradicionales, nos han enseñado a reprimir nuestros pensamientos y emociones considerados inmorales. Esto es cierto, particularmente en Occidente donde las religiones que imperan son el cristianismo, judaísmo e islam. Dichas religiones promueven la lucha contra nuestros pensamientos “inmorales”. Por otro lado en Oriente, el budismo –especialmente el Zen- y una pequeña rama del hinduismo llamada Vedanta Advaita enseñan a observar los pensamientos y emociones como método para que estos pierdan su poder.

Siempre he defendido que una práctica espiritual, para ser fiable, debe demostrarse por medio de la ciencia. Por ello quiero citar un experimento que muestra hasta qué punto el enfoque Zen o el Vedanta pueden validarse.

En el programa de la BBC “Confía en mí, soy médico”, hicieron un experimento diseñado por el profesor Carey Morewedge de la Universidad de Boston. Se invitaron a 200 amantes del chocolate y se dividieron en dos grupos. Al primer grupo se le pidió que imaginara que se comían 30 chocolates uno a uno. Al segundo grupo se le pidió que hicieran lo mismo pero con sólo 3 chocolates. Después se pidió a los dos grupos que llenaran un formulario. Adrede, los científicos dejaron tazones con chocolates frente a los participantes mientras los vigilaban con cámaras escondidas.

La lógica religiosa que dice que debemos reprimir los pensamientos inmorales para que pierdan fuerza, podría afirmar que los participantes que imaginaron comiendo 30 chocolates, comerán también más chocolates del tazón. “Si alimentas un pensamiento, alimentas el deseo”, dirán. Pero sucedió exactamente lo contrario, este grupo comió un 37% menos que los que imaginaron comer sólo tres. Para explicar este resultado cito a la BBC:

"Dice el profesor Morewedge, "cuando tratamos de evitar algo o tratamos de dejar de pensar en ese algo, inmediatamente comenzamos a pensar en ello". "Si yo digo: "no voy a pensar en un oso blanco", de inmediato empiezo a pensar en osos blancos".
Cuando la gente trata de suprimir pensamientos, tiende a activarlos. Así que en lugar de luchar contra el antojo de chocolate, el profesor Morewedge piensa que debemos forzarnos a pensar repetidamente en su sabor, en masticar y tragar ese alimento que ansiamos.
El mismo experimento se llevó luego a la vida diaria, donde se pidió a los participantes que aplicaran la misma técnica cuando sintieran deseos de consumir chocolate. Se encontró que esto redujo el antojo en la mayoría de los participantes.

Este experimento nos ayuda a hacer un contraste entre la tradición judeocristiana y la visión del Vedanta y el Zen. En la primera enseñan a luchar contra los pensamientos considerados “inmorales” y en las dos segundas instruyen acerca de observar los pensamientos que emergen a la mente sin entrar en conflicto con ellos. Dejar que los pensamientos vayan y vengan mientras los observamos equivale a dejar que la mente piense en comer chocolates cuanto sentimos antojo de ello. Puedes probar por ti mismo ambas prácticas y evaluar los resultados de forma objetiva para saber qué funciona mejor en tu vida. Espero tus comentarios al respecto.

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